Microrrelatos. Amigos y detectives

Desde entonces, se habían vuelto inseparables, llegando a convertirse en los detectives más expertos de la ciudad resolviendo crímenes complicados.

Redacción Miércoles, 26 de Febrero de 2025 Tiempo de lectura:

Olga y Jorge eran los agentes más famosos de la comisaría de la calle 86. Ambos se conocieron en la academia hacía ya 10 años, cuando aún eran unos simples cadetes llenos de sueños y aspiraciones. Desde entonces, se habían vuelto inseparables, llegando a convertirse en los detectives más expertos de la ciudad resolviendo crímenes complicados.

 

Ella era metódica, detallista y poseía un don especial para interpretar la escena del crimen y detectar ciertas emociones en los sospechosos. Él, era intuitivo, impulsivo y nunca dudaba desenmascarando a los culpables, aunque para ello tuviese que asumir algunos riesgos.

 

Una mañana en la que ambos disfrutaban de su día libre con sus respectivas familias, recibieron una llamaba de la comisaría: durante la noche se habían cometido varios robos en las joyerías más prestigiosas de la ciudad y uno de los agentes de seguridad había sido herido de gravedad.

 

Llegaron a la joyería en la que habían encontrado a la víctima en tan solo unos minutos. Olga en seguida puso toda su atención en las manchas de grasa y en los trozos de cristal repartidos por el suelo. Jorge, por su parte, no pudo ignorar el extraño olor a aceite de motor que impregnaba el escaparate y las vitrinas. Y llegaron juntos a la misma conclusión: el ladrón usaba algún tipo de vehículo industrial para acceder a las joyerías y huir de ellas.

 

Tras juntar el resto de pistas de las demás escenas, lograron llegar hasta una bodega abandonada en mitad del puerto, donde encontraron un camión cargado de cajas repletas de joyas. Y saliendo del sótano, el responsable de los robos: el gerente experto en mecánica de la cadena de joyas más grande del país. Pensaba vender la mercancía en el mercado negro a buen precio y huir dejando arruinados a sus antiguos jefes.

 

Con lo que no contaba el ladrón era con la capacidad de la pareja de detectives para encontrar a los malhechores. Y tras un largo forcejeo y un torpe intento de escapar, lograron detenerlo. Una vez más, habían resuelto el caso.

 

Esa misma noche salieron a celebrarlo acompañados de sus parejas. No estaban seguro de cuándo volverían a necesitarlos en la comisaría, pero, hasta entonces, disfrutaron de la cena en uno de sus restaurantes favoritos, compartiendo sus locas historias donde su complicidad hacía que fueran un paso por delante de cualquier criminal.

 

Olga Valiente

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