Olas de espuma

Quico Espino

Foto: Pepa BolañosFoto: Pepa Bolaños

La playa de Sardina estuvo varios días enrebiscada, sobre todo con la marea baja, que es cuando las olas rompen allá dentro, encrestadas, y retumban al chocar contra el suelo, creando un revoltijo de agua y arena en el que, al llegar a la orilla, alguna gente se revuelca al revés y al derecho y luego tiene arenilla hasta en el carnet de identidad, por no decir exactamente dónde. 
 
El agua salta por encima de La Laja, y por los muelles, barriendo todo lo que pilla a su paso. Unos cuantos sardineros que pescaban en el primer muelle, salieron como tiros, huyendo despavoridos, entre gritos, de la ola que estuvo a punto de sorprenderles
 
[Img #26032]
 

…y que se llevó el balde con la pesca que uno de ellos había cogido.

 

Dejó esta estampa otra ola,

 

[Img #26031]

 

… cuya detonación me impresionó sobre manera. Me sacudió de pies a cabeza. Me llegó hasta el tuétano. Desde ese momento sentí el deseo de componer un poema para dedicárselo. Mentalmente tracé los primeros versos, deseando llegar a mi casa para anotarlos en papel, y, por el camino, decidí escribir un soneto, que a mí me resulta complicado y laborioso. Me llevó un buen tiempo y, una vez acabado, quise dedicarlo también a la espumosa ola que encabeza este relato: 

 

¡Sobresalta esta ola cuando estalla!
Resuena de repente un estampido: 
una nube de espuma ha revestido 
las crestas del oleaje de la playa.

 

Cuando rompe se forma una muralla,
que es blanca como nieve. Su sonido
sacude el alma entera y es mecido
por el vaivén del agua que se acalla.

 

En la noche, resuena la embestida
de una ola que rompe la penumbra
y permite a la mente  navegar

 

a otros rumbos, en calma, agradecida
al mundo aventurero que vislumbra
cuando el cielo se encuentra con el mar.

 

También en la noche se sosegó el mar, como un plato se quedó, pero rompió la paz un trueno, que hizo temblar el mundo con su estruendo, e iluminó el cielo un rayo que lo tiñó casi todo de azul:

 

[Img #26029]

 

Un cielo que se había llenado de colores encendidos, con nubes rojas, amarillas y grises, a la hora crepuscular,

 

[Img #26030]

 

… con un sol de invierno que se pone al sur de Tenerife, cuyo Teide es uno más de los atributos con los que cuenta la playa de Sardina, para mí la mejor playa del mundo y parte del extranjero, como decía Pepe Monagas, el famoso personaje de Pancho Guerra, con el que muchos de nosotros nos hemos reído tanto.

 

Texto: Quico Espino

Fotografías: Pepa Bolaños, Ignacio A. Roque Lugo, Justo García y Quico Espino

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