Educación infantil

La magia de "estar"

No necesitas planear algo espectacular para que sea "de calidad"; simplemente necesitas estar.

Redacción Miércoles, 15 de Enero de 2025 Tiempo de lectura:

Hay una verdad incómoda sobre la crianza positiva y consciente que a veces evitamos mirar de frente: si no estás presente, no puedes criar.

 

Así de sencillo.

 

No puedes conectar, no puedes modelar, no puedes guiar. Y no, no me refiero solo a estar físicamente, sino a Estar de verdad.

 

Vivimos en un mundo en el que "estar" parece un lujo.

 

Padres corriendo entre el trabajo y las mil actividades extraescolares de sus hijos, confiando en que otros (abuelos, cuidadores o pantallas) asuman la crianza.

 

O peor aún, padres "presentes" que no pueden despegar los ojos de su móvil mientras el niño repite por quinta vez: "Mira papá, mira lo que hago".

 

¿Estamos de verdad con nuestros hijos o simplemente estamos cerca?

 

La presencia como base del vínculo

 

Nos han vendido la idea de que no es necesario tener mucho tiempo con nuestros hijos, basta con dedicarles "tiempo de calidad". Pero la realidad es que para criar y conectar, el tiempo importa.

 

No se trata solo de crear momentos especiales o actividades extraordinarias, sino de estar disponibles en el día a día, presentes físicos y emocionales.

 

Preparar la comida juntos, implicarlos en las tareas de la casa, o incluso sentarse a doblar la ropa mientras conversan también cuenta como tiempo valioso.

 

Es en esos momentos cotidianos, aparentemente simples, donde se forjan los vínculos más profundos y significativos.

 

No necesitas planear algo espectacular para que sea "de calidad"; simplemente necesitas estar.

 

Sé que no podemos dejar de trabajar para criar. No podemos dejar de hacer un millón de actividades o dejar de lado nuestras propias necesidades. Y tampoco se trata de eso.

 

Cuando hablamos de estar presentes, hablamos, casi exclusivamente, de evitar que el niño se sienta invisible para sus padres porque éstos están constantemente distraídos.

 

Los niños necesitan sentir que, cuando estás, realmente les estás viendo, escuchando y priorizando.

 

Es esa presencia consciente la que forma la base de un apego seguro, una autoestima saludable y la confianza para explorar el mundo.

 

Muchos padres y madres, sin remedio, están ausentes en muchos momentos de la crianza. Ya quisieran estar más tiempo con ellos, pero la realidad es que son los cuidadores externos (abuelos, centros infantiles, pantallas, actividades extraescolares…) quienes asumen la custodia en diferentes horas del día.

 

Y así, es muy difícil detectar una necesidad, una demanda o una carencia emocional.

 

A veces eres tú y a veces es tu hijo el que tiene más actividades que un ejecutivo, y el tiempo que pasan juntos se limita a las carreras en el coche de un lado a otro y a cumplir con una rutina a la que casi nunca llegamos. Y encima, en los ratitos casi imperceptibles que nos dejan las responsabilidades, priorizamos desconectar mirando la pantalla mientras tu hijo te exige atención ¿De qué manera eso permite conectarse?

 

Sin presencia se complica la tarea de reforzar vínculos, de mejorar la conexión. Y sin atención plena, también.

 

Por eso es tan necesaria la presencia física, imprescindible. Pero también lo es la emocional.

 

Uno puede estar presente físicamente, y sin embargo, estar a kilómetros de distancia emocional de su hijo porque está pegado a su teléfono inteligente dando prioridad a los memes o a los fugaces tik toks.

 

¿Cómo "estar" realmente?
 

  • Pausa tu agenda mental: Cuando estés con tus hijos, prioriza estar sin distracciones. Aparta el móvil y conecta con ellos. Hazlos sentir que son tu prioridad.

  • No le des mensajes confusos: Si estás agotado después del trabajo y necesitas descansar, es válido reconocerlo y decirlo. Es importante que tu hijo entienda que tú también tienes necesidades y que cuidarte es parte de ser un buen padre o madre. Sin embargo, si decides no atender en ese momento a tu hijo para descansar, asegúrate de que ese tiempo sea realmente para recargar energía y no para otras actividades, como mirar el móvil o revisar mensajes. Si lo haces, el mensaje que le das es confuso: "No tengo tiempo para ti, pero sí para mi pantalla". Recuerda que los niños no solo escuchan tus palabras, también observan tus acciones.

  • Crea momentos pequeños en la rutina diaria que sean solo para ti y tus hijos, como leer juntos antes de dormir, desayunar en familia sin pantallas o dedicar unos minutos a hablar antes de comenzar el día. Estos momentos no tienen que ser largos ni complicados; lo importante es que sean constantes y que tu hijo sepa que ese es su momento contigo. Esa previsibilidad y consistencia es importante para su validación y el desarrollo sano de su autoconcepto.

  • Practica la escucha activa y empática: mientras hablan, míralo a los ojos, escucha sin interrumpir y haz preguntas de curiosidad “¿Cómo te hizo sentir eso? ¿Y por qué crees que pasó así? Cuéntame más sobre eso. Hazlo sentir que eres un espacio seguro, libre de juicios, y que su historia realmente te interesa.

 

Los niños aprenden quiénes son y cuánto valen en función de cómo les vemos y respondemos.

 

Si los ignoramos o estamos distraídos, interpretan que no son importantes.

 

Si les damos atención, reforzamos su autoestima y su sentido de seguridad.

 

Así que la próxima vez que estés con tus hijos, pregúntate: ¿Estoy realmente aquí con ellos? Si la respuesta es no, tal vez sea hora de cambiar el enfoque.

 

Porque no se trata de hacer grandes cosas con tus hijos, sino de estar presente en las pequeñas.

 

Es en esos momentos cotidianos donde realmente ocurre la magia de criar y conectar.


 

Haridian Suárez.

Trabajadora Social y Educadora de Disciplina Positiva (@criarconemocion)

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