
Las luces se apagan, los villancicos desaparecen y los papeles de regalos ya están en el cubo de reciclaje.
La Navidad quedó atrás, y con ella, también se fueron esos "aliados invisibles" (primero Papá Noel y después los Reyes Magos).
¿Y ahora? Sin amenazas ni chantajes como "Si no te portas bien, Papá Noel no te traerá regalos", ¿qué hacemos para acompañar a nuestros hijos y gestionar sus comportamientos?
La respuesta es sencilla, aunque no fácil: volver a lo esencial y construir hábitos reales que funcionen todos los días.
Redirigir sin Papá Noel
Para muchas familias, diciembre y principios de enero pueden ser una montaña rusa emocional. Entre las prisas, los compromisos y las expectativas, recurrir a frases mágicas como "Los Reyes te están vigilando" se vuelve tentador porque la verdad es que... funciona... pero solo por un rato.
Ahora, pasadas las fiestas, sin ese incentivo externo, los niños siguen siendo niños: necesitan guía, acompañamiento y, sobre todo, conexión.
El problema de usar amenazas y chantajes como herramientas de control, no es sólo que tienen fecha de caducidad (5 de enero, para ser exactos), sino que refuerzan una dinámica que no ayuda a largo plazo: obedecer por miedo en lugar de actuar desde la colaboración y la empatía.
Estrategias para el día a día
El cambio de conducta sin Papá Noel ni los Reyes Mágicos no será tan inmediato (ni mágico), pero sí posible (y menos contraproducente).
Aquí te dejo algunas estrategias para acompañar a tus hijos ahora que los Reyes Magos ya no están "al mando":
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Haz uso de consecuencias relacionadas con la acción.
Ya no puedes decir... "Si no te comportas, los Reyes te van a traer carbón", pero sí puedes (y debes) usar una consecuencia que tenga relación directa con la situación:
"Entiendo que no quieres recoger tus juguetes, pero no podremos salir al parque hasta que el suelo esté despejado. ¿Necesitas ayuda para empezar?
Esto ayuda a entender la conexión entre sus acciones y las consecuencias, en lugar de obedecer por miedo. -
Valida sus emociones:
Enero trae de vuelta la rutina, y con ella, los retos: madrugones, colegio y menos tiempo para jugar. En lugar de minimizar lo que sienten con frases como "No es para tanto", intenta algo como: "Entiendo que te cuesta volver al cole después de las fiestas, ¿qué podemos hacer para llevarlo mejor?". -
Redirige sin castigar:
Los niños necesitan límites claros, pero también alternativas que les enseñen a gestionar sus impulsos. En lugar de un "¡Deja de hacer eso ahora mismo o te castigo!", prueba con "No podemos hacer X, pero podemos hacer Y ¿Qué te parece?". -
Anticipa y establece expectativas:
Muchas rabietas se evitan cuando los niños saben lo que viene. Explícales las reglas o el plan del día con frases sencillas, como: "Hoy volvemos a la rutina: cole, comida en casa y luego un rato de parque" o "En 10 minutos nos vamos al cole. Antes de salir, necesitamos que te pongas los zapatos y guardes los lápices."
Anticipar reduce la resistencia y da claridad sobre las expectativas. -
Enfócate en las soluciones.
En lugar de: "Si sigues dejando tu cuarto así, te quedas sin televisión toda la semana", invita a buscar juntos una solución: "Veo que aún no has ordenado tu cuarto. ¿Qué tal si tú guardas los libros y yo te ayudo con los muñecos? ". Fomenta la colaboración y aumenta su disposición a participar. -
Ofrece opciones para fomentar la autonomía.
En lugar de: "Si no haces lo que te digo, no vamos a ningún lado" , da opciones que les permite sentir control: "Falta lavarse los dientes y ponerse el pijama. ¿Qué prefieres hacer primero?"
Papá Noel puede haber sido útil para algunos padres en diciembre, pero no es una solución sostenible ni deseable.
La educación de nuestros hijos no debería depender de figuras externas o del miedo a una consecuencia temporal.
Ahora es el momento de construir herramientas que funcionen a largo plazo: paciencia, conexión y estrategias conscientes.
Educar sin chantajes ni amenazas no es fácil, pero es poderoso. Porque cuando criamos desde la comprensión y el respeto, enseñamos a nuestros hijos algo mucho más importante que "portarse bien": les enseñamos a ser personas seguras, empáticas y capaces de tomar decisiones responsables.
Este enero, volvamos a lo esencial.
Porque al final de lo que se trata no es de controlarlos, sino de enseñarles a gestionar su mundo.
Haridian Suárez Trabajadora Social y Educadora de Disciplina Positiva (@criarconemocion)

































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