Las imágenes han corrido como la pólvora en redes sociales, desatando indignación y asombro a partes iguales. Transcurren en Gran Canaria. Concretamente, en su principal arteria: la GC-1, altamente transitada. Desde un vehículo se graba en vídeo a otro. Hasta ahí, todo normal. Lo sorprendente llega cuando la cámara capta el asiento del piloto; se observa a un hombre y, en su regazo, a un niño manejando el volante sin ningún tipo de arnés de sujeción. Este es el nivel del que lo hace y del que lo graba.





























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