Educación infantil

Propósitos para un año nuevo con crianza consciente

Desde apuntarse al gimnasio, comer mejor o bajar de peso, hasta aprender un idioma o dejar de fumar.

Haridian Suárez Vega Jueves, 02 de Enero de 2025 Tiempo de lectura:

Todos los años, millones de personas hacen una lista con los propósitos que quieren llevar a cabo en el Año Nuevo.

 

Desde apuntarse al gimnasio, comer mejor o bajar de peso, hasta aprender un idioma o dejar de fumar.

 

El objetivo es generar un cambio positivo en nuestras vidas. Y sí, tener una meta y un plan para lograrlo multiplica las posibilidades de que nos comprometamos a cumplirlo, y por tanto, las posibilidades de éxito.

 

Para el inicio de este nuevo año, te propongo...¿Y si incluimos entre los propósitos, transformar (o mejorar) la forma en que nos relacionamos con nuestros hijos?

 

Quizás este sea el año perfecto para iniciarnos en la crianza consciente y construir relaciones más profundas y significativas en familia.

 

No es fácil, lo sé. Pero como con todos los propósitos, la clave está en el compromiso y en dar pequeños pasos de forma constante.

 

Te propongo algunas acciones concretas que puedes incluir en tus propósitos y que te ayudan a iniciar este proceso en tu dinámica familiar.

 

1. Modelar el comportamiento que queremos ver:

 

Los niños aprenden observando. Antes de pedirles que hablen con respeto o gestionen su frustración, pregúntate: ¿Cómo me ven gestionando a mí esas situaciones? Muestra con tu ejemplo la paciencia, la empatía y el respeto que quieres que ellos practiquen.

 

2. Cambiar el foco:

 

En lugar de centrarte en el mal comportamiento del niño, enfócate en tus acciones. ¿Qué estoy haciendo yo para obtener esta respuesta? ¿Qué puedo hacer diferente? ¿Formo parte del problema o de la solución? No busques obediencia sin más, busca enfoques que fomenten la cooperación y la iniciativa.

 

3. Validar sus emociones:

 

Detrás de cada berrinche, desafío o “mal comportamiento” hay una necesidad socioemocional que no ha sido cubierta. Empatiza con lo que siente. Nada de… “no llores que no fue nada”, “¿Y ahora te vas a enfadar por esa tontería?” Mejor enséñale a identificar sus emociones (paso previo para aprender a gestionarlas) y valida lo que siente con frases como: “Entiendo que estás enfadado”, “Es normal sentirse así” o “Eso que sientes se llama frustración”.

 

4. Dedicar tiempo exclusivo sin distracciones:

 

El tiempo refuerza el vínculo y da seguridad emocional. Dedícale momentos exclusivos, aunque sean cortos, para estar plenamente presente. Apaga el móvil, céntrate en tu hijo y disfruten juntos.

 

5. Practicar la escucha activa y empática:

 

A veces, los niños solo necesitan ser escuchados sin interrupciones ni juicios. Los adultos tenemos la mala costumbre de dar nuestra opinión en todo, interrumpirlos con juicios o explicarles lo que tienen que hacer o lo que deberían haber hecho en esa situación. No es necesario. Si quieres que tu hijo te cuente, escucha. No intervengas sin más. Muestra interés genuino con contacto visual y atención plena, y si de verdad quieres saber más, utiliza las preguntas de curiosidad (“Y cómo te hizo sentir eso?” “Y qué crees que podrías haber hecho diferente”?)

 

6. Usar un lenguaje positivo y constructivo:

 

Las palabras tienen un impacto duradero y contribuyen a crear o reforzar su autoconcepto. Utiliza tu lenguaje con consciencia. En lugar de… “Eres un desastre”, mejor describe la acción: “Has dejado el cuarto desordenado”. Que no es lo mismo. Evita etiquetas negativas y opta por frases que refuercen su autoestima (o por lo menos que no la destruyan).

 

7. Anticipar y establecer expectativas claras:

 

Los niños se sienten más seguros cuando saben qué esperar. Explica lo que va a ocurrir y las normas de forma sencilla, como “Después de ese capítulo que estás viendo, es la hora de ducharnos” o “Antes de ir al parque vamos a ir al super y a la farmacia”.

 

Cada una de estas estrategias es un paso hacia una relación familiar más saludable.

 

No se trata de ser perfectos, ni de implementarlas todas a la vez, ni de frustrarnos.

 

Se trata de avanzar con intención, conscientes de que el verdadero cambio se construye día a día, en los pequeños gestos y decisiones que tomamos.

 

Te propongo que lo implementes poco a poco. Pon en práctica una estrategia, y cuando la tengas integrada, pasa a la siguiente.

 

La crianza consciente es un camino, no un destino.

 

Este año nuevo es la oportunidad de dar un paso más hacia ese estilo de crianza que quieres construir, uno que siembre en tus hijos raíces de seguridad, confianza y conexión.

 

¡Feliz 2025!

 

Haridian Suárez
Trabajadora social y educadora de Disciplina Positiva (@criarconemocion)

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