Esos “talibanes afganos” que dicen gobernar su país, solo saben ir en contra de las mujeres, a las que han denigrado con leyes ridículas y peligrosas. Y tremendamente machistas. Son tan cobardes que, incluso desnudos, sus vergüenzas son difíciles de soportar.

Si las mujeres afganas se atrevieran a abandonarlos, se convertirían en lo que son: unos subnormales profundos que ven el pecado en aquellos actos cotidianos y sencillos que no encierran ni ocultan nada. Son tan bobos estos idiotas convencidos que sin ellas nunca podrían encontrar la solución: se morirían de hambre pues ni siquiera saben, como aquel chiste de Forges, dónde está la cocina. Y en su inutilidad constante y recurrente, al verse sin mujeres a las que maltratar, comprenderían, un suponer, que la belleza es más que ir tapados y vivir en un país sin música es una desgracia que aumenta el aburrimiento y le proporciona sumisión. Dudamos que sepan otra cosa, la verdad: solo conocen el poder de las armas y el fanatismo religioso de unas barbas horribles: dos ingredientes que hablan de la animalidad del ser humano.

Que, dicho así, viene a ser la verificación de una manera de entender el mundo estrecha y alucinada: ¡¡una auténtica locura!!

Juan FERRERA GIL