Giráldez. Foto: Juan FERRERA GILAl amigo José Antonio Giráldez le debemos muchas cosas. Sobre todo, su infinita paciencia.
Y, además y también, estas hilvanadas líneas que sirven para poner las cosas y hechos en su sitio. Quiero decir que con su Arucasdigital.com, de la que es fundador y director desde 2005, hemos ido jugando con las palabras desde los primeros años del siglo XXI. Es verdad que ahora continuamos en Infonortedigital.com, pero siempre hubo un principio. Y el compañero Giráldez siempre ha estado ahí. Primero fue mi profesor de Educación Física en el Colegio de La Salle de Arucas y después coincidimos como colegas en la Universidad Laboral, en Tafira Baja, donde su continua y constante preparación pedagógica daba muestras claras y fehacientes, y eficientes, de estar al día: siempre se adelantó a su tiempo: cada cosa que se propuso, cualquier iniciativa, la condujo a buen término.
En la etapa vivida en Arucasdigital, con otros colaboradores de lujo, durante sus seis primeros años, queremos recordar que fueron vertiginosos y tremendamente productivos; si bien nuestro querido director asumió con marcado carácter gallego las presiones políticas del momento (¡¡que las hubo, y muchas!!: poder local y vanidad: ¡¡uufff!!); quizás por eso nos convertimos en el concejal número 22 de la norteña ciudad. ¡Vaya usted a saber! Pero eso es otra historia. Solo queremos señalar que la presencia de Giráldez en Arucas es tan clara y oportuna como la Iglesia que eleva sus cuatro torres al cielo. Ha sabido colocar en destacado lugar a los aruquenses dentro del panorama digital. Y eso es una odisea difícil de alcanzar.
Además de agudo y sagaz escritor, en el que los detalles vienen a significar verdades literarias y miradas peculiares, lo echamos mucho de menos al fotografiar los diferentes actos cotidianos que en nuestra querida ciudad se celebran (al lado de Marcos Batista y Gustavo Martín, donde cada uno trataba de encontrar el enfoque perfecto y novedoso y se sustanciaban no solo las risas). Nos hemos ido quedando solos. Y eso nos duele en el alma. Aquellos comentarios esporádicos (¡tremendamente graciosos, ocurrentes y salados!) y variados, llenos de enjundia socarrona, entre bambalinas de fotógrafos-notarios son difíciles de olvidar. Ahora ya nada es lo mismo. Nada.
Sin embargo, la estancia y aparición de Giráldez sigue siendo un referente, un valor añadido en esta imperfecta ciudad que intenta, por encima de todo, sobresalir.
¡¡Gracias, Giráldez, por proporcionarnos, y regalarnos, voz y lectores!!
Juan FERRERA GIL































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