
Por primera vez en la historia, esta nueva generación de padres se plantea la crianza, le da importancia al impacto directo que tendrá en el desarrollo socioemocional de sus hijos e intenta no actuar en automático.
Entendemos la importancia de tomar consciencia, cuestionar los patrones heredados y elegir conscientemente el tipo de padres que deseamos ser y cómo queremos educar a nuestros hijos.
Pero en esta aventura como padres, muchas veces vamos a ciegas, aprendiendo por ensayo-error e intentando hacerlo lo mejor posible.
Sí, la intención es hacerlo lo mejor posible.
Pero si esa intención no va acompañada de las herramientas adecuadas, lo más probable es que nos lleve a la frustración, a la culpa y a la conclusión de que este enfoque de la crianza que me gustaría llevar (más consciente, más respetuoso), no es para mí.
Porque yo no tengo paciencia, porque no soy una madre/padre perfecta, porque mi hijo no es ese niño obediente que tienen los demás, porque no siempre soy lo amorosa que desearía y porque a veces digo lo contrario a lo que hago.
Y eso nos lleva a pensar que no, que la crianza consciente no funciona. Por lo menos en mi caso.
Yo lo intento. De verdad que lo intento. Me agacho, lo miro a los ojos, le hablo con voz bajita, le digo “mi amor” e intento explicarle las cosas 250 veces. Pero nada, no funciona.
Hasta que no le doy un grito, no me hace caso.
Después me siento culpable. No tenía que haberle gritado. Está claro que debe haber otras formas. Nadie debería tratar a nadie a base de gritos y órdenes. Y siento que yo misma trato a mi hijo como no me gustaría que nadie lo tratara.
Así que vuelve la culpa. La frustración. Pido perdón a mi hijo (“perdona cariño, no tenía que haberte gritado, pero es que...hasta que no grito no me haces caso”, que más que un perdón suena a justificación).
Y vamos en bucle. Creyendo que lo he intentado todo y que esto no es para mí.
Y quizás, simplemente, es que tengo un concepto muy erróneo de lo que es la crianza consciente. Quizás es que no tengo claro cuáles son sus principios. Quizás quiero criar con cuatro tips de instagram. Quizás me falta información.
Si la crianza consciente no te funciona. Ajusta tus expectativas y persiste (los resultados se ven a largo plazo).
Y ese es el primer error en la aplicación de este enfoque. Esperar resultados a corto plazo y la inconsistencia en la aplicación de las estrategias. Y claro. Cuando no los hay, pensamos que el grito sí que es efectivo (y lo es, pero sólo a corto plazo).
Otro de los errores más comunes es confundir la amabilidad con la permisividad. Por miedo a ser demasiado autoritarios dejamos de poner límites y de ser guía para nuestros hijos. Y Criar con respeto no es hablar siempre con dulzura, ceder a sus caprichos o permitir cualquier conducta.
El amor y los límites son necesarios a partes iguales.
Y para mí, uno de los errores por excelencia, quizás el que más cuesta integrar, y que es la base de todo, es enfocarnos en cambiar la conducta del niño (cuando los que debemos cambiar somos nosotros).
Cuando entendemos que la respuesta que recibimos del niño (su conducta) es producto de nuestra actuación (nuestra comunicación, nuestra manera de abordar los conflictos, las estrategias que usamos, la manera de poner límites, la manera de conectarnos con ellos, de empatizar…) todo empieza a cambiar. Porque cambiamos nosotros. Y nosotros, somos su modelo.
Hay otros muchos errores que hacen que aplicar este enfoque se nos haga difícil:
Como…
- Creer que debes sacrificar todo por tu hijo (la crianza debe ser respetuosa con el niño pero también con nosotros).
- Usar castigos disfrazados de consecuencias.
- Usar premios disfrazados de refuerzos positivos.
- No ser coherentes (esperar una conducta de mi hijo que no ve en mí).
- Centrarnos en el error y no en el aprendizaje.
- No permitirnos el error como padres.
- No formarnos como padres.
Y es que esta forma de criar implica mucho trabajo interior. Implica revisarnos, cuestionarnos, perdonarnos y esforzarnos.
Pero es una forma maravillosa de educar a nuestros hijos, de sentirnos conectados y fortalecer vínculos que duran toda la vida.
No se trata de ser perfecto, se trata de ser consciente.
Harídian Suárez
Trabajadora social y Educadora de Disciplina Positiva (@criarconemocion)
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.145