
“Cuando visito y disfruto de mi terraza preferida, procuro hacerlo en horas tempranas. No se crean que mucho, la verdad. Una vez recién montadas las mesas, a eso de media mañana, me apropio casi siempre de la misma. Y lo que veo me gusta: no solo me da amplitud de miras, sino que creo que ya no soy una poquita cosa que se mueve por la Avenida de Las Canteras. Allí, entre lecturas varias, prensa y la última novela de José Luis Correa que no me deja ni a sol ni a sombra, estoy un rato tranquilo, como pensando en mis cosas, medio traspuesto. Y creo que los que me ven sienten algo de envidia: la pachorra del lugar ayuda bastante, no se crean. En fin, que mi terraza favorita goza de extraordinaria salud. Y lo más probable es que dure más que yo.”
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