El cielo
Los humanos siempre han mirado hacia el cielo en ese afán de encontrar la razón de su existencia, sobre todo, las generaciones anteriores a la actual, la que se ha ido desprendiendo de ese paraguas que cubría el mundo y de la interpretación que hicieran los agoreros del firmamento cuyas reminiscencias perduran en el tiempo en el más ancestral método adivinatorio denominado Horóscopo que definía lo futurible.
La palabra cielo, ha dejado de tener esa connotación de lugar lejano y parece estar en la zona denominada atmósfera ( troposfera, estratosfera, mesosfera, termosfera y exosfera ) y de visualizarse a simple vista o parecerlo así cuando se contempla algunas de las franjas que conforman los peldaños de la gran Torre de Babel con la que se conoce el universo.
A pesar de los avances tecnológicos alcanzados no se ha encontrado el lugar concreto en la que se encuentra la morada de los dioses o casa de los ángeles que le atribuyen al cielo las múltiples culturas y religiones, pero en el subconsciente de los humanos siempre está presente, porque a lo largo de la vida y cuando surgen situaciones que sobresalen al entendimiento humano le interrogamos que nos deparará.
En nuestra cultura lo grandioso siempre proviene del cielo, es proveedor de la vida o de la muerte. Los recién nacidos eran dones concedidos por los cielos y las personas lo sentían así y lo elevaban en gratitud hacia Èl. En casos de negatividades o de catástrofes hace de justiciero proveedor del castigo.
Para los científicos es una quimera dado que entre más cerca se está de Èl más alejado se proyecta, sin que haya un lugar en la que se sitúe su realidad a pesar de los avances de observación disponibles, pero al levantar la vista siempre está ahí o tal vez sólo sea un imagen virtual de un holograma contenido en el cerebro humano.
En el transcurso de la humanidad, la nada era la inexistencia de lo no observable por nuestros sentidos. En la nada, nada existía. El materialismo así lo confirmaba como dogma, pero con los avances alcanzados y los nuevos sistemas tecnológicos ( telescopios, satélites, ordenadores....) han difuminado el concepto de la nada, porque en la nada si hay existencia, siendo una realidad de tal magnitud superior que nuestros sentidos no pueden captar, ni observar, de ahí, que muchos seres que nos acompañan en sus múltiples formas (aves, perros, gatos,caballos …), poseen su mundo, que no es igual al de nuestra realidad, pero sí en el de su existencia, por lo que no podemos afirmar desde nuestra condición humana de que lo que no se ve no existe.
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La humanidad en su soberbia cree que ha alcanzado un desarrollo que la sitúa en lo más alto de la ola del saber y al fin y al cabo estamos en pañales al igual que otras generaciones anteriores que vivieron su tiempo. En la actualidad surgen mentes privilegiadas que afirman la existencia de múltiples dimensiones englobadas por ahora en el cajón común que denominamos Universo. Necesitamos y sentimos de que el CIELO sí existe más allá de lo material y físico de nuestra realidad.
Andrés Bolaños Jiménez





























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