Cuando los árboles no dejan ver el bosque
Existe una tendencia preocupante que se ha instalado en la política municipal en Canarias en general y del norte de Gran Canaria en particular: el efectismo de lo inmediato, que parece haber desplazado la visión estratégica necesaria para construir un futuro sólido y sostenible. En lugar de planificar soluciones estructurales que transformen la vida de sus ciudadanos, muchos dirigentes locales parecen empeñados en llevar a cabo acciones rápidas, vistosas y de impacto mediático efímero, mientras los problemas de fondo continúan agravándose.
Sin ánimo de ser exhaustivos, pondremos algunos ejemplos: sobre la vivienda, ¿dónde están las estrategias integrales, coordinadas con otras administraciones para garantizar el acceso a una vivienda digna de los vecinos? ¿por qué no se articulan acuerdos con otras instituciones para desarrollar iniciativas sostenibles que favorezcan a las familias el acceso a la vivienda?
Lo mismo ocurre con los derechos sociales y la atención a la dependencia. Los ciudadanos del norte, especialmente los mayores y las personas en situación de vulnerabilidad, necesitan políticas estables y sostenidas en el tiempo. Sin embargo, en lugar de ampliar y fortalecer los servicios sociales, los consistorios parece que se conforman simplemente con hacer anuncios a la ciudadanía que luego no se transforman en nada: una residencia completamente acabada desde hace casi dos años que continúa cerrada —vaya usted a saber por qué— es el mejor ejemplo que se puede poner.
El empleo y el apoyo a emprendedores tampoco escapan a este patrón. En lugar de planes estructurales que estimulen la economía local y el apoyo a los emprendedores que la dinamizan, nos encontramos con políticas que no generan el impacto transformador necesario.
Pero la verdadera pregunta es: ¿por qué ocurre esto? La respuesta puede estar en el ciclo electoral. Los gobernantes municipales están más preocupados por desarrollar acciones de impacto inmediato que son más visibles y se traducen en votos. Sin embargo, este enfoque cortoplacista está hipotecando el futuro de los municipios. Sin políticas estratégicas en infraestructura, agua, educación y bienestar social, por poner algunos ejemplos, el norte de Gran Canaria está condenado al vagón de cola.
La mejor manera de ejemplificar esto es cuando un alcalde ha estado durante ocho o más años al frente de un municipio, y tras su salida hacemos balance y comprobamos que lo que deja para la posteridad. Más allá de las placas instaladas cuando se inaugura alguna cosa, resulta ser poco o nada, o que el legado que deja no va en consonancia con el tiempo que ha estado en el poder.
Este enfoque en lo inmediato no solo genera consecuencias materiales, sino que también erosiona la confianza de la ciudadanía en sus instituciones, al ver que el abordaje de las problemáticas más importantes se deja de lado. Hoy, más que nunca, la sociedad canaria necesita políticos que estén dispuestos a ocuparse de lo importante, aunque ello implique que los resultados de sus esfuerzos se vean más allá de sus mandatos.
Para que esto suceda, es fundamental reformar tanto las expectativas de los ciudadanos como el sistema político. Canarias no puede continuar siendo rehén de políticas de corto plazo. Los votantes deben exigir a sus dirigentes una visión transformadora y sostenida, y los políticos deben apostar por cambios profundos que, aunque no generen titulares inmediatos, aseguren el bienestar y la prosperidad futura de la población.
Ya en un anterior artículo dejé clara mi opinión sobre la necesidad de funcionar, a nivel municipal, a través de planes estratégicos participados por la ciudadanía. Es hora de que los consistorios miren más allá del próximo titular de prensa. Necesitamos planes estratégicos que aborden de raíz las necesidades del territorio.
Esto incluye acciones relativas al principal problema de la ciudadanía canaria, la vivienda; inversiones sostenidas en derechos sociales y dependencia, con personal capacitado y recursos suficientes para atender a quienes más lo necesitan; programas de empleo estructurales, que impulsen la formación y fomenten sectores económicos clave para la región; mejoras en las infraestructuras hidráulicas, esenciales para cubrir las necesidades básicas, pues ya sabemos que aproximadamente la mitad del agua que se produce se despilfarra por las conducciones; mejoras en infraestructuras para el deporte base; planes de apoyo a la agricultura y ganadería local y muchos otros frentes abiertos que tienen las administraciones locales.
Los ciudadanos y ciudadanas no necesitan gestos vacíos; necesitan resultados duraderos. Es hora de exigir a los líderes municipales responsabilidad, visión y un compromiso real con el futuro, porque el norte de Gran Canaria merece algo más que parches: merece un proyecto transformador.
En la disyuntiva entre lo urgente y lo importante, los responsables públicos deben elegir lo que realmente importa. Los municipios canarios, con sus retos específicos, no pueden permitirse otra década de promesas vacías y soluciones provisionales. La transformación exige dirigentes valientes que antepongan el bien a largo plazo al éxito inmediato. Sin esa apuesta por lo importante, el futuro quedará peligrosamente hipotecado.
Cosme Vega, responsable de Política y Estrategia de Drago Gran Canaria





























MMelián | Miércoles, 20 de Noviembre de 2024 a las 15:38:17 horas
"Más alto pudiera ser pero más claro no". La politica simplista solo juega con visión y plazo electoral.
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