Leviatán. Foto: Juan FERRERA GILEsta novela del escritor Paul Auster, Anagrama, Barcelona, 1993, es lo que podríamos denominar una novela completa: tan llena de detalles y motivos que, en primera instancia, nos abruman, pero que son una muestra clara del estilo del autor norteamericano.
Y, tal vez, de su voluntad de querer abarcar todas las aristas que conforman la existencia del ser humano, tan llena de recovecos e interpretaciones. Sus diálogos, incisivos y esclarecedores, no solo sirven para que la acción avance, sino que, además, definen a los distintos personajes: las palabras, espejos del alma, son las que son. Nos ha resultado una novela completa, con tal cantidad de detalles que no solo apabullan al lector, sino que dejan una huella permanente. Esta biografía del personaje Benjamin Sachs resulta auténtica y seria, donde nada parece ser lo que en principio ofrece: a medida que la novela crece, su amplitud transcurre por el mismo camino. Los personajes restantes, perfectamente caracterizados con sus luces y sombras, presentan una muestra clara y fehaciente de la dificultad humana para relacionarse y, en ocasiones, cómo optan por las medidas equivocadas. Es un ejemplo claro de que Paul Auster dice lo que dice con cabeza argumentada y panorama riguroso de unas vidas creíbles y tan llenas de sorpresas y complejidades.
Uno tiene la sensación de “leer un libro completo”, cuando, en realidad, todos lo son: cada uno a su modo y manera. En todos ellos, la capacidad de elegir y resumir del autor o autora entronca directamente con el estilo que aportan a las distintas historias. Y todo tiene su porqué, su razón de ser, que va y viene en los diferentes Clubs de Lectura, que en la isla, por ejemplo, se prodigan con total acierto.
Cuando se produce la caída por la escalera de incendios de Sachs (págs. 134-135), la descripción es tan elocuente que da la sensación de que nosotros también caemos a su lado, como verificando “aquel angustioso instante”. Nunca llegamos a imaginar que el hecho de “caer” fuera tan literario. Además, la novela da un giro importante con la aparición de Dimaggio, extraño personaje del que no contamos nada más, inteligentes lectores, pues de seguro que ustedes sabrán descubrir otros puntos de vista que servirán para confirmar la capacidad creativa de Auster.
La novela es igual de vertiginosa que al principio, donde todo es presentar unas vidas complicadas, hasta cierto punto tormentosas, y muy válidas. Es una garantía de la desbordada imaginación de este escritor norteamericano, más admirado y apreciado por estos lares que en su propio país. Como suele ocurrir.
Juan FERRERA GIL































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