Resacoxis en Hispania

Ángel Manuel Chavarría López

[Img #18246]En política, todo aquel que quiera dedicarse a ella tiene que entender que su deber es velar por el ciudadano medio, gestionar los recursos a disposición del país para cuidar que siga adelante, junto con sus gentes.
 
Cuánto daño hace ver la realidad, y su ostia respecto de ellos.
 
España siempre se ha caracterizado por ser un país donde las personas son proclives a posicionarse en un bando u otro, sea ideología política, deportiva, cultural, etc. Ello lleva a unos acalorados e intensos debates —aunque más bien lo denominaría vociferios—, defendiendo hasta la última gota de saliva todo por cuanto uno ha dado cada neurona y denota su pasión. Ya lo decía Unamuno en una de sus cartas a un profesor argentino «¡Me
ahogo, me ahogo, me ahogo en este albañal y me duele España en el cogollo del corazón!».
 
Pero, aun así, no hay mejor sitio ni mejor sociedad que la suya: se ve cuando todos se unen por una cuestión de humanidad, bien sea en una celebración o en un acto de ayuda cuando los parásitos del Congreso y sus demás monasterios solo saben escurrir el bulto. Bien es sabido que la vergüenza no se puede achicar. La imagen de bienquedismo, tampoco.
 
Uno desea ver llegar el día en que uno solo salga de la nube en la que se encuentran, escuchen el dolor de sus conciudadanos, el llanto desgañitado de quienes han perdido y, con la dignidad marchita como sus propios corazones, tengan el coraje y las fuerzas de pedir perdón, sin que esta vez sea entre bambalinas de su circocracia.
 
Ser un forajido está bien como opción para lo que uno quiera ser, mientras no sea jugar con la gestión de miles de millones de vidas, escurriendo bultos al otro, y teniendo la desfachatez de poner la otra mejilla como si nada pasase; luego, esto se contagia a los más lumbreras, enfrentándose entre estos defendiendo a sus estúpidos dioses con el mismo fervor como si les esculpiesen riquezas sobre sus desdichas. Cosa que jamás pasará.
 
Decía Unamuno, concluyendo, en su artículo «Excursión» de 1909, «España, se ha dicho muchas veces, está por conocer para los españoles. Hay aquí no pocos que sin conocer el resto de España, sin haber viajado por ella, sin haber visitado rincones llenos de historia, de leyenda, de poesía y de paz de Castilla, Aragón, Extremadura o Andalucía, se han ido a viajar por Francia, Italia o Alemania. (…) Y os aseguro que pocos países habrá en Europa en que se pueda gozar de una mayor variedad de paisajes que en España. Costas llanas y mansas y costas bravas de rocosos acantilados, vegas y llanuras, páramos desiertos, montañas verdes y sierras bravas…, de todo, en fin».
 
Ángel Manuel Chavarría López
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