Ventana folclórica, hoy con "los Caballos Fufos" (vídeo)

Dispuestos en dos filas paralelas, los Caballos Fufos se entrecruzan bajo la dirección del jinete de la esbelta jirafa que encabeza el grupo

Moisés Rodríguez Gutiérrez Jueves, 26 de Septiembre de 2024 Tiempo de lectura:

A finales de septiembre, durante las Fiestas de San Miguel y al ritmo de la canción conocida en Tazacorte por el Vuela, vuela palomita, se bailan los Caballos Fufos, armazones de ligeras cañas ruecas envueltos en papeles multicolores de seda, que recorren las calles movidos por un “caballero” vestido de jinete. La banda municipal de música, con antecedentes en 1878, y las gentes de la Villa y Puerto que van cantando y bailando, cierran el cortejo.

 

Dispuestos en dos filas paralelas, los Caballos Fufos se entrecruzan bajo la dirección del jinete de la esbelta jirafa que encabeza el grupo, desplazándose hacia adelante y hacia atrás, mientras bromean con los espectadores y les embisten al ritmo de su endiablada danza. Otra figura completaba antaño el colorista cortejo, la llamada burra, con grandes orejones caídos y “vestida” con papelitos de color oscuro. La tierna burrita tenía la misión de recoger, además de las sonrisas, las aportaciones voluntarias de los espectadores.

 

El transcurso de los años ha propiciado la creación de una asociación cultural que fomenta y cuida al detalle este peculiar y colorista pasacalles.

 

Fue Julián Pérez Pérez (1886-1971), conocido por el de Eustaquio, junto a su paisano Antonio Manuel Rodríguez Camacho (1893-1978), ambos emigrantes en Cuba, quienes trajeron  los Caballos Fufos desde la isla caribeña, donde los habían creado para una fiesta de isleños (canarios). Una vez retornado a Tazacorte, Julián contó con la ayuda de su paisano y compadre Antonio Manuel (alias el Piquito) para realizar el armazón de los caballos y correrlos en los  festejos de Carnaval. En opinión del recordado Cronista Oficial de Tazacorte, el grancanario Luis Sánchez Brito, los paisanos bagañetes jugando a la baraja se inspiraron por un naipe que no representaba un caballo natural, sino un equino fingido con piernas de caballero.

 

Desde hace muchos años el hijo de Julián Pérez, el octogenario Pepe Pérez Martín, también corredor-danzante, continuó y continúa la tarea de construir el armazón y decoración con papitos de seda de la figura del Caballo Fufo.

 

En el año 1936 se rodó en Méjico la película ¡Ora Ponciano! (1937) con música y danzas tradicionales de este país. La renombrada película de Rey Soria Films se estrenó en Madrid, una vez terminada la Guerra Civil, en 1940 y en Las Palmas (Cine Cuyás y Galdós) a principios de 1941. El film debió tener un éxito extraordinario y lo vuelven a reponer en los cines grancanarios en 1942 y 1944. La película trata sobre la vida de uno de los más importantes toreros mejicanos, Ponciano Díaz Salinas (1858-1899). El título, ¡Ora Ponciano!,  responde a la exclamación de los aficionados mejicanos cuando el torero estaba en plena lidia en la plaza de toros.

 

En 1942 ya se encontraba residiendo en Gran Canaria, de regreso de La Palma, el maestro Andrés Cabrera y Cabrera. En 1943 tomó posesión de la dirección de la Banda Municipal de Telde(La Provincia, 18-3-1943). Durante la Segunda República Cabrera y Cabrera había sido director de la Banda Municipal de Los Llanos de Aridane y fundador de un recordado Orfeón (1935).

 

 

Por esos años también se encontraba en Tazacorte, donde contrajo matrimonio, dirigiendo la Banda Municipal el grancanario Andrés Cabrera Alejo, hijo de Cabrera y Cabrera, quien falleció en 1946 a los 33 años de edad. No nos consta documentalmente la proyección de la película ¡Ora Ponciano! en La Palma, aunque hay muchas posibilidades de que se llevara a cabo su reproducción, incluso en Tazacorte. Las razones por las que lo decimos estriban, entre otras causas, por la relación existente de estas personas nombradas con ambas islas en el momento preciso de la proyección de la mentada película.

 

Entre los reclamos periodísticos de la historia filmada encontramos el siguiente: Las más bellas canciones mejicanas por los más famosos cantores típicos (1944): evidentemente debió atraer especialmente a los profesionales de la música. Cabrera Alejo, al visionar la película (sospechamos que pudiera haber sido en Gran Canaria durante alguna visita familiar), tuvo la idea apropiada para acompañar los Caballos Fufos, que ya se encontraban en los regocijos populares de Tazacorte. Así, pasó a partitura la canción La Palomita, documento que se conserva. La letra y música de la misma se incorporó a la danza de los caballos y el pueblo le cambió el título oficial por el primer verso del coro: Vuela, vuela palomita. También en Méjico se conoce por el primer verso.

 

Curiosamente Ponciano Díaz destacó en el toreo a caballo. Aunque no hemos visto la totalidad de la película, posiblemente el maestro Cabrera relacionó magistralmente, sentado en la butaca del cine, los auténticos caballos de rejoneo de Ponciano con los Caballos Fufos. Aquí queda una posibilidad para abrir sanos comentarios.

 

Internet  nos hace revivir en este artículo el llamado cariñosamente “himno” extraoficial de los tazacortences, más conocidos por bagañetes.

 

Bibliografía: Hernández Pérez M.V. (2011). Los renombrados Caballos Fufos de Tazacorte.Bienmesabe.org. Nº385

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