Año nuevo "Aldeano"

Amparo Ramos Quintana

[Img #21128]El 11 de septiembre para lo/as aldeano/as, además de celebrar una valiosa fiesta de interés cultural, una antigua tradición prehispánica en la desembocadura del barranco de la Aldea, es además una fecha de inicio de un nuevo año. Nos felicitamos embarrado/as, alegres nos abrazamos, deseándonos lo mejor para los próximos 365 días, que miramos con esperanza, y que con la misma esperanza pedimos que volvamos a estar todos el próximo año.

 

Este 11 ha sido diferente, han faltado personas importantes para nosotros, conscientes de que todo cambia, hablamos con resignación de lo irremediable, de que nada permanece. Así como el Roque, que se asoma al Charco, creará su nuevo paisaje, modificando su perfil rocoso por la fuerza de la mar y los vientos que allí soplan, de la misma forma, la vida seguirá su curso natural, y estará bien, porque así debe ser.

 

Hubieron lindas coincidencias: Me encontré con una persona referente, mi profesor de historia preferido, hacía cerca de 30 años que no la veía. Me hizo muy feliz volver abrazarlo, lo que no sabe es que luego rompí a llorar, — las llaves de lo emocional que a veces abren puertas internas-. Del fotógrafo de imágenes eternas, con una preciosa historia de vida, de la vecina y nuestro reencuentro en el mismo sitio de cada año. Todo ello, con una preciosa luz, color, sonrisas, con el mar y el viento, la música, el ron.

 

Una de las imágenes que se me quedó grabada, mientras relajadamente estaba acostada en la orilla del Charco, y el sol ya bajaba para continuar girando, fue una persona que rompía la luz y se inclinaba. Mojaba su mano en el agua, y se persignaba, como el ritual de entrada en las pilas de las iglesias. Dijo en alto, mientras hacía la señal de la cruz, que como no pudo bañarse, pedía hacerlo el año que viene.

 

Me asomé a la costa "aldeana" el 12 de septiembre, con lo que parecen las ya tradicionales nubes oscuras, el Charco, en su quietud, se veía en espera, guardando nuestros deseos.

 

Salud, agua y paz, como me dijo Yolanda, mi prima, que volvamos a vernos el próximo año, donde siempre, en la cuesta, al lado del Bar de Luis, todos los que estuvimos ayer, y los que no pudieron asistir.

 

Amparo Ramos

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