Imagen de El Charco el 11 de septiembre de 2022La Fiesta del Charco o de la Embarbascá es una tradición festiva, con siglos de historia, que se lleva a cabo en el municipio de La Aldea de San Nicolás de la isla de Gran Canaria, cada 11 de septiembre para celebrar las fiestas patronales de San Nicolás de Tolentino. Constituye una de las manifestaciones festivas más importantes, populares y multitudinarias que se celebran en Canarias.
La Fiesta del Charco trata de representar y hacer homenaje al modo de vida de los antepasados canarios. Esta celebración revive una antigua técnica de pesca aborigen denominada embarbascada, que consistía en verter savia de plantas como el cardón o la tabaiba para provocar un efecto sedante a los peces de los charcos del litoral y, así, poder capturarlos más fácilmente con las manos.
Esta práctica se mantuvo con vida en la isla hasta bien entrado el siglo xx, hasta que se convirtió en tradición de las fiestas patronales del norte de la isla, donde se encuentra El Charco que da nombre a la tradición. A un lado de El Charco se encuentran El Alambique y la Cueva de El Roque, una oquedad junto al mar donde los mallorquines, a mediados del siglo xiv, constituyeron una ermita en honor a San Nicolás de Tolentino y, al otro lado, el yacimiento arqueológico de Los Caserones.
En el marco de esta festividad de San Nicolás de Tolentino se celebra la fiesta del Charco, dado que es un elemento representativo y valorado en la isla.
Tal y como ordena la costumbre, los participantes deben situarse en pie, rodeando el charco sin tocar el agua. Para poder hacerlo se marca, primeramente, el perímetro exterior de la laguna con una línea de cal, la cual no se debe sobrepasar hasta que a las cinco de la tarde suene el volador.
El 11 de septiembre, a las cinco de la tarde, un volador lanzado por el alcalde del municipio da la señal de aviso para comenzar la pesca. A partir de ese momento, comienza la carrera de los participantes, quienes se tienen que lanzar en masa al agua inmediatamente para atrapar los peces con las manos (normalmente lisas), aunque está permitido, también, usar cestos o guelderas rememorando, así, el origen de la festividad.
Usualmente, dada el carácter divertido y festivo del espectáculo, quienes se introducen en el agua tratan de llevar a su interior a los que permanecen en la orilla contemplando.
































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