
Hace días que La Aldea de San Nicolás celebra actos festivos, pero este domingo, desde primeras horas, los vecinos estaban más que emocionados esperando por un repique de campanas que es el que da la vida.
Mientras el reloj encaminaba enfilado hacia las doce del mediodía, delante de la iglesia de San Nicolás, se iban congregando los vecinos, adultos y niños, todos compartiendo la jiribilla, ansiando ese momento tan esperado.
Y cuando comenzó el repique, desde lo más hondo del corazón salió el “gracias por dejarme estar aquí un año más”.
Y al ritmo de La Sabrosa Banda La Aldea y de la Charanga La Aldea, se bailó y se cantó con orgullo el “soy aldeano señor”, recibiendo pletóricos los días de fiesta tan queridos que se avecinan.
Y entre baile y baile, tiempo para dar abrazos y besos, para reencontrarse con la gente querida a la que no se ve tanto, pero con la que desde el primero de septiembre se queda para vivir juntos la fiesta.
Y se quedó para comer juntos, en el Quiosco en el las actuaciones musicales, o abajo en la playa, en El Chozo, donde la pequeña Eva correteaba sin saber que este primero de septiembre, era su primer repique de campanas que le va a quedar en su recuerdo.
Con ganas, con intensidad, con felicidad, La Aldea inicia ese calendario festivo tan querido, que culminará el once de septiembre, con ese remojón de cuerpo y alma en El Charco.
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