
Y de verdad que muchas veces es todo un reto; porque supone disciplina, vuelta a horarios estrictos, compra de ropa o de uniformes, de libros y mochilas y vuelta a una rutina que algunos están deseando (normalmente los padres) y otros no tanto (normalmente los hijos).
Y es que para muchos niños, la entrada en el colegio o la vuelta a las aulas representa un cambio demasiado radical.
Ya sea que regresen a la escuela después de unas vacaciones o que estén comenzando por primera vez, el ajuste a este nuevo ritmo puede ser todo un desafío.
Los niños que vuelven al cole tras las vacaciones
Para muchos estudiantes, el regreso al colegio es algo que esperan con entusiasmo.
Imaginan el primer día de clases como el momento de reencuentro de amigos en el que todos tienen historias que contar sobre sus vacaciones.
Para estos niños, el regreso a la escuela es como volver a su lugar favorito después de un largo descanso; se sienten seguros, ilusionados y listos para aprovechar al máximo el nuevo año escolar.
Sin embargo, no todos viven el regreso a clase con la misma emoción.
Algunos niños pueden mostrar resistencia al volver a la rutina después de unas vacaciones relajadas.
Esto es especialmente común entre los más pequeños, que pueden encontrar difícil ajustar sus horarios y adaptarse a las nuevas demandas. Puede que se sientan desmotivados o ansiosos, y que se manifieste en llantos, quejas o incluso rechazo a ir al colegio.
Para estos niños, el cambio de ritmo puede ser un verdadero desafío. Han estado disfrutando de un tiempo libre sin la presión de las obligaciones escolares, y ahora enfrentan un ajuste a los horarios y las responsabilidades que puede parecerles abrumador.
Es como pasar de estar en un parque de atracciones todo el día a tener que sentarse en una oficina. No es muy apetecible.
El cambio de ambiente y la necesidad de adaptarse a una rutina más estructurada les provoca estrés y malestar.
Para facilitar la transición, es crucial que los padres mantengan una actitud positiva y establezcan expectativas claras. Recuérdales los aspectos positivos del regreso a la escuela y ayúdalos a reencontrarse con la rutina de forma gradual.
Hacer que el regreso sea lo más suave posible ayudará a que se adapten más rápidamente y vuelvan a disfrutar de la experiencia escolar.
Los niños que empiezan el colegio por primera vez
Para los niños que comienzan el colegio por primera vez, especialmente los de tres años, el cambio puede ser abrumador.
De repente, tu pequeño sale de la comodidad de casa, donde todo es familiar, y entra a un lugar nuevo, lleno de cosas desconocidas y niños nuevos llorando todo el tiempo. Ahora, en lugar de sus juguetes favoritos y la seguridad de sus padres, se encuentra con un aula repleta de juguetes nuevos, compañeros desconocidos y una rutina completamente distinta.
Los primeros días pueden ser especialmente difíciles.
Es común que los niños experimenten ansiedad de separación, llantos, y hasta que vuelvan a pedir la chupa o a hacerse pis por las noches (si es que ya lo tenían controlado).
Esta ansiedad es una manifestación normal en las primeras semanas del curso, cuando aún están ajustándose a su nuevo entorno y estableciendo un vínculo afectivo con sus profesores.
Es importante recordar que estos comportamientos son parte del proceso de adaptación y que eventualmente el niño se sentirá más cómodo y seguro.
Algo a tener en cuenta y que nos puede dar pistas de cómo irá su adaptación (aunque son sólo pistas, después quizás nos sorprenda) es autoevaluar el ambiente en casa: ¿hay reglas? ¿Ya sabe comunicarse verbalmente con otros? ¿Come solo? ¿Depende de ti para varias actividades? Si la respuesta es “sí, mi hijo tiene reglas básicas en casa como recoger sus juguetes, come solito , sabe ir al baño , se expresa con otras personas y le entienden lo que desea”, entonces es más probable que se sienta un poco más seguro y en control en sus primeros días de clase y no será tan tortuoso su proceso de adaptación. Si la respuesta es “todo lo hacemos juntos” es probable que le sea más difícil el no verte por unas horas mientras está en su jornada escolar.
Para ayudar a que la transición sea más suave:
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Preparación Previa: Si es posible, lleva a tu hijo a conocer el cole o la escuela infantil antes del primer día. Esto puede ayudar a reducir el miedo a lo desconocido. Habla sobre lo que verá, los amigos que hará y las actividades que realizará.
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Proceso Gradual: Comienza con horarios más cortos y aumenta el tiempo gradualmente. Aunque esto normalmente (e incomprensiblemente) no depende de los padres, ya viene establecido en el periodo de adaptación del centro (que no siempre es el más adecuado).
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Comunicación Clara: Explica cómo será su día y asegúrate de que entienda que estarás allí para recogerlo al final. La honestidad ayuda a reducir la ansiedad y a construir confianza.
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Involúcralo en la Preparación: Permite que tu hijo elija su mochila, el material escolar y participe en la preparación. Esto les da un sentido de control y hace que el nuevo entorno parezca menos intimidante.
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Apoyo Emocional: Sé constante con la asistencia y paciente con el proceso. Los días difíciles son normales, pero con tu apoyo continuo, tu hijo eventualmente se ajustará y comenzará a disfrutar de su nueva experiencia escolar.
El proceso de adaptación es una etapa que requiere comprensión y apoyo. Con paciencia, preparación y un enfoque positivo, puedes ayudar a tu hijo a hacer esta transición de manera más suave y agradable.
Recuerda que cada niño es único y tendrá su propio tiempo para adaptarse.
¡Éste puede ser su primer gran reto! seguro que será todo un éxito!
Haridian Suárez
Trabajadora social y
Educadora de Disciplina Positiva
(@criarconemocion)
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