El redondo sol. Juan FERRERA GILEl redondo y vespertino sol vino a dar con su luz resplandeciente, en la tarde amarilla, en los azulejos viejos de la pared, que lucían misteriosos y únicos, y que, a pesar del paso del tiempo, apenas habían perdido sus primitivos colores: claro que la prohibición de tocarlos ha contribuido a su conservación.
Así que la tarde brilló, nuevamente, dos veces. Ese sol de media tarde, casi luna, entró por la ventana nazarí que un desconocido, para nosotros, arquitecto supo captar en su momento: el embrujo ya estaba creado.
Y no solo por las filigranas de los azulejos y su composición.
Juan FERRERA GIL































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