El cinco de agosto, un día de felicidad en Agaete (fotos y vídeo)

En la quietud de la mañana, cuando medio pueblo estaba aún dormido, desde El Valle, Antonio se fue para el puerto de Las Nieves a escuchar la primera misa del día de Las Nieves, y desde el casco, lo mismo hizo Carlota.

Con tiempo suficiente para acompañar a la Virgen en su subida anual, enfilaron para el puerto Silvana y Juana, porque había que pagar la promesa a la Señora.

Las tres hermanas Santana, Chana, Fausti y Pino, también bajaron hasta la ermita para ver salir a la Virgen.

Sobre las once de la mañana, las calles que amanecieron silenciosas se fueron llenando de vida. Hasta la iglesia de La Concepción fueron llegando vecinos y vecinas, como Sara y Eloina, para acompañar a san José en ese recorrido lleno de emoción que tiene como final el recibir a la Virgen de Las Nieves.

Y cuando apareció sonaron los vivas, y san José, como manda la tradición, la saludó tres veces, en ese hermoso recibimiento que llena de devoción el día cinco de agosto en la villa marinera.

Se esperó a que la Virgen cruzará un año más el puente para cantarle su salve y volvió a sonar esplendorosa la traca con la que se muestra la alegría del pueblo por su regreso.

Un año más, procesionó la Virgen recibiendo el amor de la gente de Agaete, que se renueva cada cinco de agosto, en una tradición heredada que no decae en el tiempo.

Después de cumplir con la Virgen, llegó el momento de compartir el aperitivo con la gente querida, de ir con los pequeños a los puestos de fiesta a comprarles los juguetes deseados.

Y llegaron los avisos de que en las casas ya estaba la mesa preparada para compartir ese almuerzo familiar del cinco de agosto, que tanto hace gozar y en el que se es tan feliz.

En recuerdo de Manolito José García Barroso, que tanto disfrutó y tanto nos hizo disfrutar del almuerzo familiar del cinco de agosto.

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(Infonortedigital)

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(Juan Lorenzo Santana Medina)