El regreso. Juan FERRERA GIL“Cuando regresé a la vieja calle, que recordaba de otra manera, con los ojos de la niñez, me llamó la atención su silencio y su soledad: todo había cambiado.
Verdad es que en mis años infantiles los coches se contaban con los dedos de la mano, pero no es menos cierto que la calle, entonces, bullía de alegría, palabras, novelerías varias y acontecimientos cotidianos que se colaban por las puertas de las casas, permanentemente abiertas, para indicar y señalar que la vida transcurría en su lentitud inexorable.
La calle que conocí ha cambiado tanto que ahora parece más grande, sí, pero tan amenazadoramente tranquila y callada que no la puedo soportar. Nunca las segundas partes fueron buenas. Nunca. Digan lo que digan.”
Juan FERRERA GIL
































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