Bienvenidos al universo pódcast
Soy consumidora de pódcast. Más concretamente, consumidora nocturna de pódcast. Por la noche, a la hora de acostarme, y tras leer unas cuantas hojas de algunos de los numerosos libros que aguardan pacientes sobre mi mesa de noche, apago la luz, me pongo los cascos y hala, a escuchar un pódcast. No podría precisar exactamente cuánto tiempo –años, seguro- que llevo haciendo este ritual.
Antes la protagonista era una pequeña radio en la que escuchaba los programas de radio nocturnos de la Ser o Radio Nacional. La eclosión del fenómeno pódcast y la aparición de auriculares inalámbricos, condenaron a mi pequeño transistor de toda la vida -y los cables enredados de los cascos- al olvido dentro del estómago voraz del cajón de mi mesita.
No podría fechar esta traición a mi aparato de radio, pero me temo que ya han transcurrido unos pocos de años. Creo que fue cuando descubrí la plataforma de ivoox, una de las muchas diferentes existentes para la escucha de pódcast en nuestro país.
Mi ‘traición’ se hizo patente a raíz de la incorporación del programa de radio de literatura ‘De la Palabra al Verso’, que realizo en directo cada primer y tercer jueves de mes en Radio Gáldar. Era junio de 2016 así que, a la sazón, llevo en el mundo del pódcast como escuchante y creadora de contenido desde hace unos ocho años. De hecho, ya llevamos nueve temporadas con un total de 150 programas emitidos, que, para un programa de dos horas de contenido exclusivamente literario, pues tampoco está nada mal.
Pero ¿qué es el pódcast? Se trata de un archivo multimedia, realizado en audio, concebido para descargar y escuchar en ordenadores o en reproductores portátiles de forma independiente a su horario de emisión. Es decir, son programas que suelen ser grabados en audio y retransmitidos en formato digital.
Normalmente, suelen ser de pequeña duración, con publicación semanalmente y pueden contar con todo tipo de formatos y contenidos, desde una entrevista concreta entre persona invitada y persona que entrevista, a grabaciones exclusivamente individuales o también colectivas donde se comenta o aborda un tema en concreto.
Lo positivo de los pódcast es que se pueden descargar y escuchar cuando a una más le apetezca, sin estar ajustado a un horario en concreto, además de que se puede seleccionar la temática que más guste o apetezca, desde temas exclusivamente literarios a contenidos de misterios, historia, deportes, ocio, cine, teatro, sociedad, música y empresa, y hasta pódcast de contenido jurídico, vaya, temáticas para todos los gustos.
Y todo ello, de forma gratuita, aunque algunos pódcast requieren pequeñas cuotas de suscripción, pero en la mayoría de las plataformas, son de libre acceso.
Además, pueden tener o no una secuencia serial, por ejemplo, narrar relatos y cuentos de autores del género fantástico y de terror, como los de Lovecraft o Edgar Allan Poe, entre otros muchos autores, en capítulos, o ser pódcast de media o una hora con contenidos muy concretos como ‘Un libro, una hora’ dirigido por el crítico literario Antonio Martínez Asencio; ‘La Milana bonita’ también de contenido literario o ‘Todo Concostrina’ que nos ofrece una mirada diferente de la historia a cargo de la periodista Nieves Concostrina.
La última tendencia ha sido incorporar los audiolibros como un contenido más dentro del amplio universo del pódcast.
También los medios de comunicación tradicionales, tanto de radios, como televisión y prensa escrita, cuentan con sus propios pódcast emitidos a diario, con lo cual se han convertido en una herramienta más de acceso a la información y a la actualidad para la ciudadanía.
La historia del pódcast se remonta al año 2014 cuando apareció la primera producción de este tipo en Estados Unidos. En España se popularizó con la aparición del Podium Pódcast en el año 2016. Luego vinieron los pódcast a través de la plataforma de Spotify en 2018 y con la pandemia en 2020 el fenómeno se desató: mucho tiempo metidos en nuestras casas, nos daba juego a engancharnos a este tipo de contenidos y formatos. Lo más reciente ha sido la puesta en marcha del formato de videopódcast a través del canal de Youtube.
Esta proliferación del pódcast ha traído consigo que pasara de ser utilizado como hobby por algunos locos y locas de los medios digitales, a ser un producto de consumo elaborado por profesionales, un producto al que, además, se puede acceder desde cualquier parte del mundo. Basta solo con contar con acceso a internet.
Sin duda, la cercanía y el que aborden un contenido específico, diseñado casi al gusto del consumidor, ha permitido que la expansión del fenómeno pódcast.
Personalmente, estoy suscrita como a una treintena de pódcast, en su gran mayoría de contenido literario, aunque también escucho programas de misterio, de género negro y de historia, programas que voy seleccionando en función de las ganas que tenga de escuchar un contenido u otro.
En un artículo sobre este tema, reflexionaban sobre si este formato podría morir de éxito. Está claro que no. Es un formato cómodo y creativo y cada vez elaborado de forma más profesional -ya existen periodistas especializados en este formato- que buscará la forma necesaria para adaptarse a lo nuevo que esté por surgir, que sin duda surgirá.
También el libro iba a desaparecer con el libro digital y la televisión, y la televisión con las plataformas digitales, y el cine con las multiplataformas de series de creación propia. Y todo resiste, algunos más o menos tocados, claro que sí, pero no hundidos. Readaptarse o morir, es la lema.
Evidentemente, el mantenerse y subsistir pasa por ofrecer un contenido de calidad, por dotarse de una audiencia fiel y por tener cierta viabilidad económica, especialmente por aquellos creadores de contenidos que no pertenezcan a los grandes oligopolios empresariales.
El caso es que los pódcast han venido para quedarse y sobre todo, para ofrecer a la audiencia un medio alternativo de entretenimiento a los medios más generalistas, sobre todo, para la audiencia más joven, aquella que ya ha nacido siendo parte integrada de la humanitas digitalis.
Ahora bien, en esto como en todo, la coherente es no creer todo lo que te puedan contar en un pódcast. En un mundo donde la información nos llega a través de vías de lo más diversas y variadas que responden a intereses de lo más diversos e interesados, lo cauto es no informarse únicamente por una sola vía, mucho menos si esta vía es una red social y responde al interés de un grupo determinado.
El pódcast como tal no es una red pero tampoco sustituye a un medio de comunicación profesional. Así que cuidado con lo que se escucha y mucho más con lo que se cree a pies puntillas. Tenemos herramientas y medios más que suficientes para informarnos y documentarnos con rigor. Un poco de pensamiento crítico siempre es necesario y nos evita quedar como idiotas. Que de todo hay en el maremagnum digital.
Es cuestión de tener un poco de criterio para saber qué y a quién escuchar. Nada más. Con todo lo dicho, bienvenidos al universo pódcast.
Josefa Molina





























Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.20