Escoge tus batallas

¡Llegaron las vacaciones!

 

Un tiempo en el que los padres podemos disfrutar más de tiempo con nuestros hijos.

 

¿Disfrutar?

 

Para muchos padres más que un disfrute es un tiempo de estrés, de mucho tiempo en casa, sin horario marcado, sin actividades concretas, de niños que se quejan de que se aburren, mas peleas entre hermanos… la receta perfecta para que los niños no se comporten de la forma más modélica, y para que nosotros, nos pasemos buena parte de las vacaciones gritando, enfadados y castigando.

 

Así no se puede disfrutar de las vacaciones. Normal que le tengamos a veces pánico a que lleguen estos días.

 

Creo que un buen consejo para estas fechas es… “escoge tus batallas”.

 

Quiero decir, ten cierta estrategia y centra tus fuerzas en algunos comportamientos concretos que quieres modelar.

 

No puedes reñir y castigar por absolutamente todo. Eso es agotador para nosotros y el niño ya no sabe ni cómo actuar, siente que todo lo hace mal y apenas recibe refuerzo positivo.

 

No quiere decir que le dejemos hacer y deshacer a su antojo, sino que centremos nuestro esfuerzo en corregir o redirigir los comportamientos poco a poco.

 

Céntrate en el comportamiento que te parece, a tu juicio, más necesario redirigir.

 

Si por ejemplo tus hijos se pelean constantemente, puedes centrarte en que no se hagan daño, que no se peguen, y dejaremos para otro momento que el cuarto esté desordenado o que hagan mucho ruido jugando.

 

Es mucho más efectivo centrarnos en modelar una conducta. Centrarnos en eso hasta que lo interiorice antes de pasar a la siguiente conducta, en lugar de reñir por todo en todo momento.

 

Como siempre, las claves son las constancia y la paciencia.

 

Tenemos niños, no robots.

 

No podemos continuamente ver sólo los errores, las malas conductas, los comportamientos incorrectos…porque lidiar con todos los comportamientos inadecuados, a parte de agotador, es poco efectivo, y convierte nuestra casa en un campo de batalla, un lugar poco agradable para pasar tiempo en familia.

 

Haz el ejercicio de anotar la cantidad de órdenes y reprimendas que das a tu hijo a lo largo del día.

 

Probablemente te sorprenda.

 

¿Serías tú capaz de vivir en un ambiente tan prohibitivo y restringido?

 

Por la salud mental de todos, la nuestra y la de los niños, para mejorar y fortalecer el vínculo, para conseguir colaboración...paremos y pensemos si hay muchas de esas órdenes o reprimendas que realmente no son necesarias o que podemos obviarlas y dejarlas para otro momento.

 

No significa, como dije anteriormente, mirar para otro lado cuando haga algo incorrecto, sino hacer sólo una cosa a la vez; redirigir el comportamiento que, a nuestro juicio, nos parezca más urgente, más importante; esperar a que lo interiorice y pasar al siguiente.

 

Puedes dejarle que haga ruido al masticar o que deje los zapatos tirados en el pasillo sin recriminárselo. El mundo seguirá girando igual. Ya te ocuparás de eso en otro momento.

 

Otro dato importante sería...¿lo que le exigimos está dentro de sus posibilidades?

 

A veces es necesario ajustar nuestras expectativas, porque esperamos comportamientos de nuestros hijos que quizás para ellos es muy difícil modelar por la etapa vital en la que se encuentran (si tu hijo tiene 3 años, es normal que no sepa gestionar la frustración o el enfado, muchas veces ni los adultos sabemos gestionarlo)

 

Escoge tus batallas

 

Ponte en su lugar (piensa en el ambiente que creamos con tanta orden y prohibición)

 

Solicita su colaboración (no exijas a través de órdenes)

 

Valora si son necesarias todas y cada una de las órdenes y reprimendas.

 

Espero que esto te ayude a disfrutar realmente de tus vacaciones y no vivirlas con angustia ni desear que acaben pronto.

 

¡Feliz verano!

 

Haridian Suárez

Trabajadora Social y

Educadora de Disciplina Positiva (@criarconemocion