El curso que termina este verano para las escuelas infantiles de cero a tres años que dependen de la Consejería de Bienestar Social ha sido amargo. El año escolar ha estado marcado desde el comienzo por el cierre de aulas o la acogida selectiva de menores precisamente por falta de personal. La semana pasada, por ejemplo, familias de la escuela de Las Folías, en Gran Canaria, alertaban de que no se recogían niños y niñas hasta nuevo aviso porque faltaban educadoras. Cierran aulas y después nos quejamos de la baja natalidad y es que si no ponemos servicios pues lo de ser padres cada vez es más complicado.































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