Imagen tomada tomada con dron de la cara norte de la Mesa del JunquilloEn una de las fortalezas naturales, adaptadas por los canarios para su defensa, llamada Ajodar, donde los canarios les hicieron frente, los castellanos sufrieron la mayor derrota de toda la contienda. Un hecho de armas que pasó a ser conocido como el “Descalabro de Ajodar”, por las graves consecuencias que acarreó para el ejercito castellano, que pudo ser aniquilado en aquella aciaga jornada, donde fueron muertos y heridos la totalidad del continente de ballesteros bajo las órdenes de Miguel de Muxica, que también sucumbió, al caer en una trampa tendida por los canarios en el asalto de Fortaleza.
Pero ¿dónde se encuentra la legendaria fortaleza de Ajodar? el sitio donde aconteció aquella batalla, que pudo cambiar el rumbo de la Guerra, dado que allí a punto estuvo de ser aniquilado la totalidad del ejército castellano, si no fuera por la actuación decidida de Fernando Guanarteme y su contingente de canarios leales, que se interpusieron entre los guerreros canarios y el ejercito de Pedro de Vera que huía en desbandada, presa del pánico.
Trabajamos sobre la hipótesis de qué dicha Fortaleza, pudiera ser en realidad la Mesa del Junquillo, una montaña con forma de meseta alargada, de tendencia romboidal, de paredes escarpadas, que se encuentra, en los confines del límite oeste de la Caldera de Tejeda, entre los barrancos de Tejeda y Siberio, lo que le confiere unas especiales condiciones, no solo por su carácter inexpugnable, sino además por su ubicación, dominando un estrecho desfiladero por donde discurre encajonado el cauce del Barranco de Tejeda, el único acceso a la Caldera de Tejeda por el Oeste.
Son ciertamente escasas y confusas las noticias que se dan en las antiguas crónicas sobre dónde estaba ubicada esta fortaleza natural, una de las más inexpugnable de todas las que tenían los canarios. Los cronistas aportan datos que se prestan a la confusión, tal vez por un desconocimiento geográfico de quienes relatan aquellos hechos de armas, sobre un territorio del que nada sabían, situado en la otra parte de la isla, en la “Trasierra”, como ellos mismos dicen, al referirse a la parte de la isla que está detrás de la “Cumbre”, la cadena de montañas que separan Gran Canaria en dos vertientes, en dos territorios muy distintos entre si.
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Hasta ahora no se sabía gran cosa sobre la ubicación de esta legendaria fortaleza. Algunos autores creyeron identificarla con las montañas de Las Loas y Hogarzales , en el municipio de La Aldea. Incluso hay quienes consideran, aún en la actualidad, que Ajodar es la Montaña de Gáldar.
Los que creen identificar la fortaleza de Ajodar con las Loas y Hogarzales, lo hacen porque llevan a cabo una lectura literal y por tanto errónea de las crónicas.En anteriores capítulos hemos expuesto una serie argumentos para intentar centrar la localización de la legendaria Ajodar, para ello analizamos en primer lugar, los textos históricos antiguos, para reconstruir un relato legible y creíble de los hechos de armas y los lugares donde acontecieron aquellos dramáticos sucesos, de los momentos epigonales de la guerra de conquista, que tuvieron varios escenarios geográficos, que se entremezclan y confunden, por lo que es necesario analizar esos textos desde la perspectiva de un conocimiento preciso del territorio, donde los cronista vagamente situaron aquellos sucesos .
Los diferentes relatos de los cronista coinciden en que Ajodar estaba en la otra parte de la sierra que cae hacia al mar, pero eso no significa que Ajodar fuera una montaña al borde del mar, se trata de una descripción muy poco precisa, realizada por alguien que sin duda no conocía el territorio. Lo que viene a decir el historiador es que Ajodar estaba en la otra parte de la Sierra, en la Trasierra, como llamaban los castellano a esa parte de la isla.
La información histórica sobre la ubicación y descripción física de esta Fortaleza perdida de los canarios, es repetitiva, los cronistas y primeros historiadores copian introduciendo pequeñas variantes el relato de lo que allí aconteció, dicen lo mismo, y todo parece indicar que parten de una fuente común, del relato de algún testigo presencial de los hechos de armas que allí sucedieron en 1482. Pero casi todos todos parecen coincidir en situar Ajodar cerca del Bentayga a unas dos leguas de distancia, en el interior de la Caldera de Tejeda.
Los hechos de armas en esta fase epigonal de la guerra de conquista, se desarrollan, en gran gran parte, en el interior de la remota Caldera de Tejeda, donde los canarios esperaban al amparo de sus inexpugnables fortalezas, al ejército invasor, que trasladan importantes contingentes por mar desde el Fuerte de Agaete, desembarcando en algún puerto natural entre los barrancos de La Aldea y Tazarte. Una vez en tierra, el ejército tuvo necesariamente que dirigirse hacia el Barranco Grande porque era la única vía natural de acceso al interior de La Caldera. Por eso creemos que el desembarco de las tropas y pertrechos de guerra se tuvo que llevar a cabo por el puerto natural de La Aldea, que además era el mejor lugar de desembarco, las desembocaduras de los barrancos de Tazartico ni Tazarte son puertos naturales adecuados para el desembarco de hombres y pertrechos de guerra, y sobre todo con aquellas embarcaciones. Y en cualquier caso, si desembarcaron por algún punto de la costa de Tazarte o Tazartico, entonces necesariamente tuvieron que remontar esos barrancos y dirigirse hacia el Barranco Grande para poder entrar en la Caldera.
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En lineas rojas y verdes indicamos los recorridos que tendría que haber efectuado el contingente militar castellano, venido por mar desde Agaete, para dirigirse hacia el Barranco Grande, en La Aldea, única vía de acceso hacia el interior de la Caldera de Tejeda. La linea blanca indica la hipótesis más verosímil y es que el desembarco de las tropas se produjera por el puerto natural de La Aldea, para seguir seguir por el gran barranco hacia el interior de La Caldera.
La otra parte del contingente militar, el llamado Tercio Viejo, vendría por tierra guiado por los canarios leales a Fernando Guanarteme. Se desplazarían del Real de Las Palmas, a Gáldar y de ahí, ascendiendo por el Valle de Agaete, por el camino del Hornillo, Artevigua (Barranco Hondo) para acceder por Artenara al interior de la Caldera, con objeto de sitiar primero, junto con las tropas desembarcadas por La Aldea, la Fortaleza inexpugnable del Bentayga.
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Las flechas rojas se señala el recorrido de las tropas castellanas que embarcaron en Agaete, y desde La Aldea penetran en la Caldera de Tejeda por el Barranco Grande. Las flechas amarillas indican el recorrido por tierra desde Gáldar hacia el interior de la Caldera por el Valle de Agaete. Las estrellas blocas indican las fortalezas donde hubieron enfrentamientos armados, Bentayga y Ajodar.
El cerco a la Fortaleza duro 15 días, sin poder tomarla. Tras abandonar el cerco por considerar imposible tomar la fortaleza, dado que los canarios disponían de guerreros, reservas alimenticias y agua suficientes para resistir durante mucho tiempo, el general Pedro de Vera pide refuerzos y mientras llegan, realiza varias operaciones de rapiña y hostigamiento por los territorios próximos, es probable que incluso hiciera alguna incursión hacia el interior de la Caldera de Tirajana, si hemos de hacer caso al cronista de los Reyes Católicos, Diego de Valera. Una vez recibidos dichos refuerzos, y al comprobar que los canarios habían abandonado la Fortaleza del Bentayga, dejando hogueras encendidas para que pensaran que todavía seguían allí, deciden poner sitio a la otra gran fortaleza de la Caldera, Ajodar, la más enriscada de todas, donde sabían que estaba parte de la población refugiada, junto a los los líderes de la resistencia, Tazarte y Bentejuí y los guerreros de élite que custodiaban a la “Heredera de la Tierra“ Armínda, hija de Guanache Semidán, el “Guanarteme Bueno”.
“Al fin visto por los nuestros que no les podían entrar ni alli se ganaba cosa alguna, (Se refieren al Bentayga) acordaron retirarse para rehacerse de más gente, porque en aquel cerco (Fortaleza del Bentayga) les habían muerto ocho hombres y herido quince, con pocos daños suyos de los canarios; reforzados pues los nuestros y con más coraje del paso, vuelven sobre ellos, y hallándolos retirados en una fuerza que decían de Jodar”
(Arjoda en Lac.). (Crónica Ovetense. Cap.XXI ).
Mayoritariamente las crónicas refieren que tras el cerco del Bentayga se produce, poco tiempo después de recibir refuerzos, el temerario asalto a la fortaleza de Ajodar y el consiguiente desastre, con la derrota de la tropas castellanas, que se tradujo en centenares de bajas entre muertos y heridos, y la precipitada huída de Pedro de Vera hacia Agaete y Gáldar, para curar los heridos y recomponer el ejercito.
“Siguiendo las huellas adelante largas se mejoraron de sitio en otra fortaleza llamada Arjoda, es más angosta que la primera tendrá de ancho un tiro de arcabuz , los riscos muy pendientes y empinados, la subida dificultosa y sola una veredilla por andenes, en lo alto tenian una fuente bastante para cien personas que alli habria cada día, y aquí tenían a su señora la reina”
(Marín y Cubas. ,T.Cap.X).
También se se describen los mismos hechos en otra de las crónicas más originales como lo es la crónica atribuida al alfares de la conquista, Alonso Jaimes de Sotomayor (En sus tres versiones, Lacunense, Matritense y Ovetense) donde se refiere que, el ejercito castellano, después de rehacerse, tras el fallido cerco del Bentayga, va en busca de los canarios que se habían recogido en la Fortaleza de Ajodar, donde los castellanos reciben un fuertísimo revés, que las crónicas recuerdan como el “Descalabro de Ajodar”.
En parecidos términos resulta el relato del cronista capellán Gomez Escudero: “Acordóse de rehacerse de mas gente para darles asalto a la fortaleza enriscada (Bentayga) que nos habían allí muerto ya ocho hombres y heridos a muchos sin ningún fruto. Habiendo vuelto a escuadronar más gente, fuimos a los canarios con más furia que la pasada y los hallamos mejorados en el fuerte llamado Jodar( al margen se ha escrito Arjoda).
(Gómez Escudero, P. Cap.XV).
Pero otros autores señalan que una vez reforzado el ejercito con nuevos contingentes, y provistos de más avituallamiento, vuelven sobre la fortaleza del Bentayga, con la intención de tomarla, pero los canarios, tal vez ante el temor de que no pudieran resistir otro asalto por el refuerzo del ejercito, deciden abandonar la posición de noche hacia otra fortaleza más inexpugnable, llamada Ajodar:
“Envióse a buscar más gente y hecho el escuadron fuimos a acometerles con más furia que la pasada, y nos hallamos engañados porque la noche antes se habían huido todos llevando consigo a su señora, en lo alto de aquel risco empinado a modo de torre, hay una grande llanura, con una fuente a modo de charco, dejaron aquella noche una gran hoguera, ardiendo conque juzgamos no haber fraude alguno”
(Marín y Cubas, T. Cap.X)
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No obstante son mayoría las crónicas que refieren que primero se produjo el cerco del Bentayga y luego el de Ajodar, y nosotros consideramos que pudo suceder así realmente, porque ciertamente la Fortaleza del Bentayga o Bentagaire, con los roques del Bentayga y Cuevas del Rey, donde coexisten los graneros colectivos fortificados y las cuevas viviendas en gran número, parece constituir un escenario perfecto para intentar resistir un asedio y tener a salvo a la población cicvil que no podía luchar ni defenderse. De todas formas algo es seguro, y es que el ejercito castellano, en su desplazamiento hacia el Bentayga, tomando la única vía de acceso viniendo por mar, como lo es el barranco Grande, tuvieron que pasar por la base de la fortaleza de Ajodar, que no osan atacar no sabemos si por temor, o porque tenían ordenes de ir directamente a establecer el cerco del Bentayga, donde creían se encontraba la fuerza principal de los canarios.
Tal vez por la gravedad de lo sucedido en Ajodar, las crónicas de la conquista se extienden en los detalles, a fin de cuentas nunca antes, en los largos años de guerra, los castellanos había sufrido un revés de tanta gravedad. Centenares de muertos y un número indeterminado de heridos, de los que seguro muchos morirían por la gravedad de las heridas sufridas. Sin embargo este luctuoso suceso para los castellanos, pronto sería olvidado, y no se dejó constancia de donde se había producido.
Aunque todavía años después, algunos testigos presenciales lo recordaban, tal y como vemos en la información pública promovida por Margarita Fernandez Guanarteme sobre los méritos de Fernando Guanarteme, su padre, para hacerse con la data del Redondo de Guayedra.
Uno de esos testigos, Gonzalo de Aguilar, vecino de Galdar, que había participado en el asalto fallido a la fortaleza de Ajodar y que años después aún recordaba lo sucedido, informaba como testigo a favor de los servicios prestados por Fernando Guanarteme:
“Testigo: Gonzalo de Aguilar, conquistador de esta isla, vecino de la villa de Galdar, testigo presentado por la dicha Doña Margarita Fernández por el dicho su procurador en su nombre habiendo jurado en forma dijo lo siguiente:
De la séptima pregunta dijo que de lo que ella sabe es que siendo asi como dicho, el dicho Don Fernando guanarteme del bando de los cristianos e teniendo ha traído consigo a muchos de los canarios ansi de los fidalgos como otros por mandado del gobernador Pedro de Vera fue el ducho gobernador e con él cierta gente de pelea e otros capitanes e con ellos fue el dicho guanarteme don Fernando el cual llevó consigo hasta quinientos canarios de los suyos que los traía debajo de su mandar e hacian lo que el les mandaba e así fueron todos a La ajodar, que es detrás de la Isla para conquistar un caballero canario que decian Bentehuy e a otros muchos fidalgos canarios que eran en armas mas de noventa y ciento que estaban en guerra en aquella Fortaleza, en una montaña agria e alta que alli hay e que alli los cristianos e el dicho guanarteme tubieron batalla con los dichos canarios de guerra para querer tomar la dicha fortaleza y desbaratarlos e que estando al pie de la dicha montaña el dicho Pedro de Vera Gobernador e los otros capitanes e mucha gente que segun aquello es fuerte no bastaba para tomarlos nadie aunque viniera cuanta gente quisiera venir si no fuera por hambre aunque no hubieran mas de cincuenta hombres…..
Los diferentes relatos de los cronista refieren que Ajodar estaba situada a dos leguas del puerto de Tazartico “ El gobernador determinó, con acuerdo de don Fernando y de todo su campo, que se acometiese a aquella fuerza de Axodar por la otra banda de la sierra que cae hacia el mar. Y así se hizo, que pasando la gente a un puerto que está a dos leguas de la fuerza de Ajodar por un camino áspero, llegaron al pié de la fuerza”
(Abreu Galindo, J. Cap. XXIV).
La legua geográfica castellana del S.XV equivalía a 6.361 m. La Legua común (5.572 m) era la utilizada en la medida de distancias en cartografía, siendo esta muy similar a la conocida “Legua de hora de camino” estimada como la distancia que una persona a pie a caballo al paso, recorría en una hora, pero en terreno llano. En el caso que nos ocupa, el calculo debería ser distinto, porque el territorio que tuvieron que recorren las tropas castellanas, era muy escabroso, con fuertes pendientes, numeroso obstáculos, bosques, etc, que harían mucho más lenta la marcha del ejercito.
Quien conozca bien estos barrancos saben de lo que estamos hablando. En cualquier caso la distancia entre el punto de desembarco, Tazartico o el Puerto actual de La Aldea, hasta la fortaleza de Ajodar, lo sitúan los cronistas en dos leguas castellanas, lo que equivaldría a unos 12 o más kilómetros de distancia.
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Imagen. Ballestas del inventario iluminado. En la relación de Valladolid [1545], puede leerse que el Emperador tenía en su armería “ Tres ballestas de las de Flandes con sus craniquís para armarlas y siete ballestas con sus cureñas, las tres sin gafas, hechas en España.” El craniquíes la pieza que acompaña la ballesta marcada con un VII - eje dentado y manivela. Las gafas han de ser las piezas que acompañan a las dos ballestas inferiores. Vemos que hay una diferencia importante entre unas y otras piezas: las dos de arriba tienen estriberas. Las dos inferiores son más antiguas y puede que fueran de este tipo las utilizadas en la guerra de Gran Canaria.
El descalabro de Ajodar.
“Tardaron poco en volver sobre los canarios y halláronlos en la fuerza de Aiodar y dan en ellos el gobernador Pedro de Vera, por un cabo, y Miguel de Moxica por otro, y los canarios iban de huída la sierra arriba y los nuestros siguiéndolos por unos malos pasos, esforzándose los canarios a volver sobre los nuestros, echándoles encima muchos riscos y galgas en tanta manera, que los mataban y hacían pedazos sin poder ir a ellos de hacer más mal ni poder apartarse de ellos. Y allí el buen don Fernando, poniéndoseles delante, con altas voces, les rogaba que cesasen de hacer mas mal, pero como bían la suya, no querían, y rogábanle que se desviase, que aquel día los habían de matar a todos los que les tomaban sus tierras. Y el de don Fernando , muy constante, continuando sus ruegos, teníanle respeto muchos de los canarios,. Dejaron de echar las y ansí escaparan , de aquel peligro y allí murieron Miguel de Moxica y muchos vizcaínos y castellanos . Y luego el gobernador Pedro de Vera y Alonso Jaimes encargaron al buen don Fernando que hiciese enterrar a los muertos y fueron sepultados el Miguel de Moxica y los demás, y los maltratados de los riscos se retrugeron con mucho trabajo a el pueblo de Galdar a los curar, y alojáronlos en unas casas grandes que al canto del lugar estaban , a la parte donde el sol se pone , y en otra casa cerca decían misa y la intitularon de la advocación del señor Santiago, donde fueron enterrados y depositado copia de aquellos maltratados. mientras allí estuvieron los nuestros detenidos por causa de los maltratados hicieron allí junto una torresilla, arrimada a una casa grande de los antiguos.
(Lacunense.“De la muerte de Miguel de Moxica y de otros muchos en Ajodar (Cap.XXI).
Del relato del cronista destacamos una información sorprendente, cuando dice “ Y en otra casa cerca decían misa y la intitularon de la advocación del señor Santiago, donde fueron enterrados y depositado copia de aquellos maltratados..” Es decir que entierran en una casa canaria de Gáldar, que habilitaron como iglesia, una réplica de los muertos en Ajodar, una copia de cada uno de los fallecidos en el asalto a la fortaleza, probablemente figurillas de pequeño tamaño, realizadas en barro, madera o cera, cientos de réplicas que representaban a cada uno de ellos, que se enterraban en el suelo de tierra de aquella casa canaria convertida en iglesia, y por tanto cristianizada, a diferencia del lugar donde fueron enterrados los muertos de Ajodar, en tierra no cristiana.
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Y lo hicieron así para evitar lo que se llamaba entonces la “mala muerte”. Porque los caídos en la emboscada de Ajodar, fueron enterrados en el mismo lugar del desastre, en algún punto de aquella montaña escarpada, cerca de donde cayeron, por encargo expreso que le hace Pedro de Vera a Frenando Guanarteme, antes de huir hacia la playa de La Aldea, para embarcar con el resto del ejercito, y los heridos o maltratados de Ajodar, costeando en dirección al fuerte de Agaete y de allí a pie hasta Gáldar.
Todo esto viene al caso porque en algún lugar de la montaña de Ajodar deben estar enterrados los restos de los centenares de ballesteros que sucumbieron en el asalto. Fueron enterrados además por los canarios, al recibir la orden expresa que Pedro de Vera le dio a Fernando Guanarteme para que lo hicieran, obligados, pero sin rituales cristianos, aunque Fernando Guanarteme, ya estaba bautizado, pero no imaginamos al converso guanarteme en un acto de sincretismo religioso, dando la extremaunción a aquellos cuerpos inertes.
Suponemos que los canarios que se ocuparon de agrupar los restos humanos y darle sepultura, utilizarían las mismas formas de enterramiento que practicaban entre ellos. Es decir buscaron cuevas o abrigos que acondicionaron para depositar parte de los cuerpos, y probable también construirían túmulos improvisados, excavando fosas en el suelo, en algún lugar visible, para depositar amontonado la gran mayoría de los muertos, que luego cubrirían con tierra y piedras, dado que no disponían de mucho tiempo, ante la situación de tensión entre los dos contingentes de guerreros canarios, es decir entre los que participaron en la emboscada y posterior matanza y los leales a Fernando Guanarteme, el converso, que estaban ahora al servicios del ejercito invasor.
Encontrar estos depósitos funerarios, en base a sondeos arqueológicos, en lugares ya definidos, sería la prueba decisiva que demostraría que Ajodar es ese hipotético lugar.
Julio Cuenca Sanabria
































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