“Me quedé en shock, no me moví para nada, se me durmieron las manos y me quedé helada”. Es el relato de la denunciante de una agresión sexual cometida presuntamente por un seudomasajista del sureste de Gran Canaria y que tiene otras dos denuncias más por el mismo motivo. Más y más de denuncias de mujeres agredidas, pero lo que pasa es que sus testimonios se diluyen en la burocracia y al final ellas son las malas siendo las víctimas.






























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