Aquí están, en esta foto histórica, los dos principales protagonistas de la Asonada perpetrada en los cuarteles de NC, para hacerse con el control del suculento aparato del partido. Estos dos personajes, presidente y vicepresidente segundo del Cabildo de Gran Canaria, llevan tiempo preparando el golpe, porque saben que NC ha perdido toda la credibilidad, en su bastión principal, Gran Canaria, la Isla Maltratada. Y sorprende tanto cinismo, porque ellos son los principales actores de este destrozo, de este caos en el que se encuentra sumida la Isla Sacrificada, la Ecoisla, como ellos la llaman. Nunca antes se había visto algo igual. Si todos los perversos planes que estos tienen previsto para la la isla, se llevaba cabo, todo se habrá perdido. El presidente Morales, contempla ceder el cetro insular a Teodoro, porque "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie" como expresó Giuseppe di Lampedusa, en su obra el Gatopardo.
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Morales sabe que no repite, se irá al Senado a seguir viviendo de la política, como viene haciendo desde hace 40 años. Pero Teodoro aspira al reino insular, éste, que intenta emular al Guanarteme converso, quiere su parte de la tarta que es Gran Canaria. Quiere arrasar el norte de la isla, con trenes, urbanizaciones turísticas, el macro muelle de Agaete, más centrales hidroeléctricas, más parques eólicos y fotovoltaicos, más autopistas, más ecocidios, ahora por el norte y Oeste de la Isla. Pero además Teodoro es también un abusador, que utiliza su poder para ejercer maltrato político y represión contra los que cuestionan y critican públicamente sus decisiones y planes. Es en definitiva el mismo perro con distinto collar.
No lo permitamos.
Plataforma Salvar Chira-Soria Barranco de Arguineguín
Federico Brisón | Jueves, 13 de Junio de 2024 a las 16:28:11 horas
Aunque estoy prácticamente de acuerdo con casi todo lo que dice del escrito, no lo estoy en absoluto con las formas. Ustedes, que llevan meses exigiendo a Israel el cese de la violencia en Palestina, recurren de pronto al lenguaje marcial sin ningún rubor, con eso de los "Ruidos de sables en los cuarteles de Nueva Canarias" y "estos dos personajes (...) llevan tiempo preparando el golpe". Es patente que no abordan la situación con mesura y objetividad, pues entre la simbología castrense y los epítetos de resonancias guanches, el estilo se vuelve farragoso y caótico, no apto para mentes pensantes. El texto denota un evidente dirigismo ideológico, que el redactor activa con burdas dosis de victimismo, patético y castrante, lamentablemente muy frecuente en las exaltaciones de los grupúsculos independentistas y soberanistas que se denuedan por arrimarse a cualquier movimiento ciudadano que huela a masas. En el contexto de la crítica política, afirmaciones como la "Isla Maltratada" o "sacrificada" induce al lector a asumir la idea de que ellos son los malos, los maltratadores, y los ciudadanos, los pobres maltratados. Esta visión infantilista de la actividad política no puede sino mantenernos a todos en el poso grumoso de la cuestión política, en lugar de reflotarnos como civilización a su aireada superficie, donde las cosas se ven con claridad prístina y sin lastres de neurosis personales no resueltas. Para presentar una crítica política sólidamente fundamentada, habría que centrarse en los argumentos, y no en las descalificaciones y epítetos de resonancias guanches y antiimperialistas. El tono del texto es vulgar y estridente y el vocabulario y expresiones tienden a la exageración y a la demagogia. En definitiva, mucho ruido para tan pocas nueces.
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