Dignificar el género negro

Josefa Molina

[Img #10531]El pasado 17 de mayo se ponía en Salamanca punto y final a una de las citas con la literatura que más emoción y enriquecimiento académico me ha reportado a nivel personal en los últimos tiempos. Me estoy refiriendo al Congreso de Novela y Cine Negro que este pasado mes de mayo dijo adiós de forma definitiva con la celebración de su vigésima cita en la bella ciudad castellana.

 

El citado congreso nació en 2005 de mano de dos alumnos de la Facultad de Filología de la Universidad salamantina. Dos personas con enormes inquietudes literarias y una pasión desenfrenada hacia el cine y las novelas noir que no dudaron en hacer todo lo posible para introducir el género negro, criminal y policial en un ámbito, por aquel entonces, tan sumamente alejado de ser objeto de estudio y análisis universitario.

 

Aquellos alumnos, Alex Martín Escribá y Javier Sánchez Zapatero, pusieron en marcha el primer Congreso enfrentándose a la incomprensión del profesorado de su propia facultad y a la incógnita de si la iniciativa contaría con los apoyos necesarios para hacerlo realidad, tanto dentro como fuera del ámbito universitario.

 

Después de tocar todas las puertas que pudieron y de ver cómo algunas de ellas se les abrían para apoyarles en la iniciativa, celebraron la primera edición de un Congreso que nació bajo la premisa y con el objetivo de llevar la investigación de la literatura noir a las facultades de filología. La primera edición logró con tan buena acogida que necesitaron buscar espacios más amplios para su dar cumplimiento adecuado a su celebración.

 

Viente años después rubrican la palabra ‘fin’ al actual formato del Congreso y lanzan el guante al profesorado de otras universidades, tanto españolas como europeas y latinoamericanas, para que reciban el testigo y continúen con el Congreso, ya con otro pulso y otros objetivos.

 

He tenido la fortuna de haber asistido a esta última edición y ser testigo del llanto que provoca la despedida a lo que se ama con tanta pasión. Estos dos alumnos, en la actualidad profesores universitarios, pusieron en marcha un proyecto desde el amor a un género de ficción literaria que siempre se ha considerado como un subgénero y sin embargo, se trata de un tipo de literatura que no solo está en pleno apogeo sino que es el ámbito de creación literaria de ficción que más lectoras y lectores viene concentrando en nuestro país.

 

Tengo que destacar en este último Congreso, como en los anteriores, la literatura negra de autoría canaria también estuvo presente. En esta última ocasión, de mano de tres docentes universitarios. Por un lado, de la profesora de la Universidad de Las Palmas, Belén González Morales, quien presentó ante el público un exhaustivo análisis sobre la obra Un tío con una bolsa en la cabeza, de nuestro querido Alexis Ravelo, a partir de una charla que tituló ‘La memoria de la corrupción en Un tío con una bolsa en la cabeza, de Alexis Ravelo’, y por otro, de mano del profesor de la Universidad de La Laguna y vinculado al Festival Tenerife Noir, Javier Rivero Grandoso, quien analizó a los precursores del género criminal en Canarias con un acercamiento a las obras Los días del paraíso, de Luis León Barreto, y Siroco, de Vicente Battista y así como de la mano Alberto García-Aguilar, también de la Universidad de La Laguna, quien abordó en su intervención los comienzos de la narrativa policiaca en Canarias con un análisis sobre la obra El crimen de la calle del Castillo (1928), de Felipe P. Ravina.

 

En España se celebran anualmente alrededor a una treintena de festivales de género noir. Por nombrar algunos destacaré la Semana Negra de Gijón, el más veterano y reconocido, surgido en 1988 del empeño del escritor hispano-mexicano Paco Ignacio Taibo II, actual director del Fondo de Cultura Económica de México; Barcelona BCN Negra, que surgió en 2005 de mano del librero Paco Camarasa, fundador de la librería Negra y Criminal de la ciudad condal; el festival Getafe Negro, creado en 2008 por iniciativa del escritor Lorenzo Silva; o Valencia VLC Negra, que se puso en marcha en 2013. A los que hay que sumar otros muchos como Castellón Negro, Granada Noir, Aragón Negro o Cartagena Negra, todos ellos con recorridos más o menos largos en el tiempo pero, y esto es lo que hay que destacar, con una importante afluencia de público lector.

 

En Canarias, no nos quedamos atrás y desde el año 2016 contamos con el festival Tenerife Noir y desde el año 2020, con el Festival de género negro y policíaco LPA Confidencial, a los que hay que sumar el festival Aridane Criminal, en la isla de La Palma, impulsado con el tristemente fallecido Alexis Ravelo, probablemente uno de los autores canarios dentro del género más reconocidos dentro y fuera de las Islas, y, de más reciente creación, al Observatorio Negro Criminal Ciudad de Arucas, cuya primera edición se celebró el pasado año.

 

Con todo lo expuesto, lo que quiero manifestar es que el género negro cuenta con un pulso vital fuerte y expansivo que acumula en su haber una buena cantidad de lectores. De hecho, según datos de mayo del pasado año, la novela policíaca, el thriller y la novela noir facturaron en torno a unos 70 millones de euros de los más de 500 millones totales de las ganancias que generó la literatura ficción.

 

De eso hablamos: de literatura. Porque el género negro, policial, criminal o novela de intriga, ha evolucionado hasta convertirse en un corpus literario muy digno y no de segunda categoría, como históricamente se le ha considerado dentro del ámbito de la creación literaria y su estudio y tratamiento a nivel académico. Sino como lo que es: como literatura. Sin más.

 

Hay pues que dignificar el género negro dentro del ámbito de la investigación universitaria. Un aspecto del que se habló, y mucho, en el último Congreso de Novela y Cine Negro de Salamanca. Dignidad que sin duda han logrado otorgarle los dos impulsores del Congreso junto a los miles de lectoras y lectores del noir y los cientos de académicos y estudiosos del género, un género que, probablemente como ningún otro, logra tomar el pulso a la realidad social de cada época y servir de herramienta para el análisis crítico de cada momento histórico de la sociedad contemporánea, especialmente desde los años 40 del siglo pasado hasta la actualidad.

 

Decimos adiós al Congreso de Novela y Cine Negro de la Universidad de Salamanca pero nos quedan los numerosos volúmenes en los que se recogen los ensayos, ponencias e intervenciones de los cientos de investigadores, docentes y escritores que se han participado a lo largo de los últimos veinte años de celebración de este encuentro.

 

Con todo, lo que más me ha quedado claro de mi asistencia a esta última cita es que el negro no es un género al que despreciar. Sino que se trata de literatura de la buena, de la que no solo te entretiene sino que te obliga a reflexionar y mirar la realidad que nos rodea con otros ojos. Acercarse a ella es siempre un acierto.

 

Dignificar el noir. Por supuesto. Que así sea.

 

Josefa Molina

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