Efemérides

Cincuenta años de las primeras fiestas de San José del Álamo

Un lugar donde decenas de familias estaban adquiriendo solares para comenzar a vivir o tener su residencia de fin de semana.

José Luis Yánez Rodríguez 1 Domingo, 26 de Mayo de 2024 Tiempo de lectura:
ANTIGUA FOTO PERIODÍSTICA DEL LUGARANTIGUA FOTO PERIODÍSTICA DEL LUGAR

Hace medio siglo, el domingo 26 de mayo de 1974, se celebraron las primeras fiestas en San José del Álamo.

 

Era por entonces, como uno de tantos barrios que surgían en las cercanías de la capital grancanaria, un lugar donde decenas de familias estaban adquiriendo solares para comenzar a vivir o tener su residencia de fin de semana.

 

La inauguración de la carretera de Tamaraceite a Teror en 1898 había significado la prosperidad de la villa en muchos aspectos; pero también había dejado esta extensa zona desde El Toscón hasta Los Llanos de Arévalo en un abandono que duró muchas décadas. Cuando en octubre de 1936 con motivo del inicio de la guerra civil, la Virgen del Pino bajó a Las Palmas después de más de un siglo sin hacerlo y su discurrir se realizó por la carretera; el secular camino que atravesaba estos parajes -el Camino de San Lorenzo-recibió el puntillazo final a una casi absoluta desolación que venía desde la última de las bajadas de la imagen a inicios del XIX. La desaparición del municipio de San Lorenzo hace 85 años en 1939, y el reparto de esta extensa zona entre Las Palmas y Teror, significó para la carretera de la que ya se comenzaba a hablar un nuevo punto de inicio.

 

[Img #18255]Tras muchos años de planificaciones no realizadas; el Cabildo Insular incluía el 30 de abril de 1969, el arreglo total de la carretera desde San José del Álamo hasta Teror con una dotación bastante crecida para entonces de ocho millones de pesetas; iniciando con ello la posibilidad de urbanización y poblamiento de toda la zona. Muchas voces de intelectuales comenzaron a defender entonces la recuperación de parte del Camino de San Lorenzo en esa carretera que diera vida a lo que ya se veía como un área de expansión urbana del municipio capitalino sobre territorio de Las Palmas de Gran Canaria (ya así denominado desde 1940) como también asimismo sobre tierras terorenses.

 

El periodista y escritor Ignacio Quintana Marrero afirmaba que era “francamente una pena que este camino no esté en las debidas condiciones para el tránsito…no sólo es una vía que acorta la distancia -Teror-Los Palmas o viceversa- sino que se ofrece como continuo mirador de las bellezas de la isla. Es innegable que el camino de San José del Álamo es ruta histórica; por él venía a Las Palmas la milagrosa imagen de la Virgen del Pino. Allí, en la antigua ermita de San José del Álamo, tenía un breve asidero. Las actas del Cabildo Catedral y las reseñas de nuestros viejos cronistas señalan el tránsito de la Virgen por el lugar que hoy miramos con emocionado respeto evocando episodios ilustres y entrañables. ¿No son estos motivos con suficiente fuerza para acabar definitivamente, dejándolo en normal circulación, un camino tan importante para la vida de aquellos vecinos, para el turismo y para los que viajan a Teror?. En el mapa de caminos vecinales que va trazando el Cabildo Insular, con buen tino y mejor finalidad social y económica, ha de figurar el de San José del Álamo”.

 

Los apoyos comenzaron a generalizarse a partir de 1970 y en prensa aparecían frecuentemente, artículos y escritos argumentando razones escolares, sociales, históricas, paisajísticas y hasta de ser presuntamente vía más corta para llegar a Teror.

 

Decían que el lugar era “uno de los más pintorescos de la isla, con caseríos típicos canarios, maravillosas panorámicas y clima excepcional y agradable en grado sumo… merece las máximas atenciones por diversidad de motivos, entre los que cuentan el factor humano -las gentes que allí viven también precisan de las mejoras que en materia de comunicaciones vienen gozando las diversas y variadas localidades del interior por una parte, y por otra, el contar la villa con otro enlace que haría la ida y el regreso a Teror más sugestivo, más rápido si se desea, y menos lleno de inconvenientes para la circulación al contarse con dos vías de calidad y más seguras, en cuanto la de San José del Álamo sea abierta al tráfico y la otra sea remozada definitiva y debidamente”

 

[Img #18251]En 1972 llegaba al lugar central del paraje, donde se ubicaban las ruinas de la antigua ermita y a su alrededor las “gentes sanas que han luchado sin denuedo y pese a los inconvenientes del transcurrir de los años porque el barrio o localidad saliera adelante y quienes habitan allí no emigraran a otros lugares… ya que estaban casi aislados”

 

De lo que ocurrió en aquel momento y dada la carencia de fuentes documentales municipales o incluso de hemeroteca quedan los valiosos datos que pueden aportar algunas de aquellas “gentes sanas” que afortunadamente aún viven. Como el buen amigo Sergio Naranjo Hernández que me aporta aquellas primeras vivencias de cuando aquel lugar donde vivían comenzó a crecer, pero también a cambiar. “El asfaltado de la carretera de San José -entonces, lo de “del Álamo” no estaba tan en uso rutinario- eso vino a darse a partir de 1974, cuando el nombre del pequeño caserío alrededor de la ermita se convirtió en una extensión de terreno que se extiende impropiamente desde el Lomo del Medio hasta el Cruce de Lo Blanco”

 

La cruz que allí estaba deteriorada y en muy mal estado quiso sustituirse por otra; decisión impulsada Carmelo García, a quien “conocíamos como “Carmelito el perrero” porque había comprado un solar y lo había preparado para cuidar allí perros galgos, que traía en su furgón «Commer», hasta que aquel negocio de las carreras de aquellos perros fracasó. Carmelito fue un entusiasta de la historia del barrio, fue quien nos ilustró acerca de las ruinas que conocíamos como “el solar de la iglesia”, un lugar lleno de hierbajos donde Lorencito -Lorenzo Naranjo- amarraba las cabras, hasta que una noche unos perros le mataron a una. En aquel solar había unos restos amarillentos de unos dos metros de altura al fondo, al poniente, donde había estado el altar, de una pared de piedra y barro. Y la «casa de Nicolasita», vieja, pero aún se daba en alquiler y recuerdo que fue primera estancia de nuevos matrimonios hasta que adecentaban sus casas, fabricadas poco a poco. Aquella casa y toda la finca de alrededor fue comprada por el matrimonio formado por Manuel Naranjo, de Las Labradoras, y Mariana Domínguez, de Arbejales, que trasladaron allí su residencia en La Capellanía, desde 1931 hasta la muerte de la matriarca, en los años sesenta. La venta por solares de aquella finca fue lo que dio lugar, más el añadido de otros solares, a la actual urbanización en San José del Álamo, toda en la parte de la “raya” de Teror”

 

Se colocó la cruz bendecida por don Santiago Pérez Olivares, párroco de La Milagrosa, que fue también quien dijo las primeras misas aquel año y al siguiente.

 

[Img #18256]Por entonces, el camino se convertía por decisión del Cabildo Insular, en una carretera de ocho metros de ancho y piso de afirmado, al que posteriormente se le dotaría de una definitiva capa de alquitrán, con un previo acuerdo entre los ayuntamientos de Las Palmas y el de Teror, por el que se estimó y acordó que el de la capital cedería las tuberías de conducción del agua y el de la villa quedaba obligado a instalar el tendido y prestar el servicio de abastecimiento a la nueva localidad.

 

Del proceso posterior de cumplimiento de acuerdos algo he escrito y más escribiré.

 

Hace más de medio siglo, la indefinición de aquellos últimos años de gobierno centralizado y el inicio de la autonomía trajo volubles decisiones que dejaron “la pista de San José” como un polvajeriento sendero o lodazal impracticable hasta muchos años después. Esta indefinición del uso de aquellas tierras trajo consigo lo lógico: urbanizaciones incontroladas, falta de los servicios mínimos, lucha vecinal permanente por conseguir logros de bienestar o el hecho que sigue siendo peculiar aún hoy en día; el traslado a aquellos páramos de una importante industria de Gran Canaria por entonces; la fábrica de galletas y bizcochos Tamarán.

 

No obstante, poco a poco, la cosa continuó. Dos años después de la instalación de la cruz -en la raya de Las Palmas de Gran Canaria-; el lugar comenzaba una andadura compartida por entonces, tal como he dicho, por otros muchos en toda Canarias: constituir nuevos poblamientos urbanos en parajes rurales y consolidados por un deseo común que fuera la base que unificara la heterogeneidad, las diferencias sociales, culturales y hasta económicas que iban llegando.

 

Y se decidió con acierto que ese deseo común y aglutinador fuera la celebración de las fiestas en honor al santo titular de la ermita que no era por entonces más que un montón de ruinas y escombros.

 

Ya en 1925, el vecino de Teror Manuel Yánez Melián, como propietario del solar ocupado por las ruinas quiso reedificarla; pero no pudiendo llevarse adelante optó por donar el mismo a la parroquia de Nuestra Señora del Pino.

 

[Img #18257]

 

Con esa misma intención, el vecindario de San José del Álamo -tal como recogiera con todo detalle el corresponsal Antonio Ojeda Rodríguez- justamente a los 297 años de haberse construido la primitiva ermita y sobre el mismo lugar que ocupara, los vecinos querían colocar aquella misma tarde la primera piedra de lo que sería su nueva ermita.. Se conservaba un trozo de pared de la primitiva ermita, en una casa aledaña la pila del agua bendita y en la Casa de Colón, la lápida conmemorativa de su construcción que decía “Siendo el Capitán y Sargento Mayor D. Juan Coello de Portugal, Caballero de la Orden de Santiago, Corregidor y Capitán de guerra de esta Isla por su Majestad mandó hacer esta ermita para hospicio de Ntra. Sra. del Pino, de limosna que se juntó de los devotos de ella, siendo Cura el Lcdo. Juan Rodríguez, y Alcalde Juan Francisco Suárez, año de 1677” y que había sido retirada y trasladada por el cronista y compositor Néstor Álamo. La casa de apeo que se mandó construir junto a la ermita a finales del siglo XVIII también se conservaba.

 

Al final, el programa varió por distintas razones; pero lo que si ocurrió hace hoy cincuenta años el domingo 26 de mayo de 1974, fue la celebración con procesión incluida, de lo que puede considerarse como la primera fiesta del nuevo barrio de San José, organizada por una comisión presidida por Carmelo García.

 

[Img #18254]Encuentro de fútbol, juegos infantiles, verbena y por primera vez después de más siglo y medio de completo abandono del histórico una misa que en representación del Obispado de Canarias, fue oficiada por el organista de la Santa Iglesia Catedral Heraclio Quintana; saliendo a continuación en procesión la recuperada imagen de San José acompañada por la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora del Pilar de Guanarteme.

 

Una ocasión perfecta para consolidar la estructura social del barrio, su orgullo como comunidad social y sus reivindicaciones fundamentadas en la historia y en ser desde el siglo XVII al XIX paso y parada de Nuestra Señora del Pino en sus Bajadas a la Catedral.

 

Al año siguiente se colocaría la primera piedra en el mismo solar de la antigua ermita, ampliado con una donación de terrenos por parte de doña Nicolasa Naranjo Domínguez.

 

Unos días antes, se celebraba también la I Subida Cronometrada de motos San José del Álamo porque los habitantes del incipiente barrio querían demostrar que estaban viviendo allí y exigían los mismos derechos que cualquier otro lugar.

 

[Img #18252]

 

La lápida fue redescubierta el año 2010 en unas obras realizadas en unas dependencias del Centro Atlántico de Arte de Moderno (CAAM) y así lo reflejó entonces un escrito, el investigador Manuel Ramírez Sánchez

 

La historia a partir de 1974 queda pendiente y está aún muy viva y pendiente de muchas cuestiones por hacer.

 

Como el traslado de la lápida -recuerdo y memoria del antiguo poblamiento- o el que aprovechando esta efeméride en la primera Bajada de Nuestra Señora del Pino a la ciudad que se realice; se haga por San José del Álamo. Yo lo propuse al señor obispo y a los representantes de cabildo, ayuntamiento y parroquia el pasado 22 de abril en las Jornadas de Patrimonio celebradas en la Basílica de Nuestra Señora del Pino.

 

Cuestión de historia, tradición, honor, y el debido respeto a un vecindario que recuperaría con ello la raíz más esencial del lugar donde vive.

 

José Luis Yánez Rodríguez

Cronista Oficial de Teror

(1)
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.121

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.