Es preciso que votemos más y mejor al Parlamento Europeo

Juan Reyes González

[Img #5587]Desde siempre he oído comentarios acerca de que “la participación electoral en Europa”, es pobre; y creo que, tienen parte de razón, los que así piensan; en tanto que, en las pasadas elecciones de 2019, solo votaron la mitad de los electores, y en las anteriores a éstas (2014), menos aún de la mitad; aunque también hay que decir, que el comportamiento electoral, no suele ser homogéneo en todos los países que componen la Unión Europea, como lo demuestran los datos de las últimas elecciones, de los países, que se citan a continuación:

 

En Bélgica, la participación fue del 88,47 %; aunque, he de decir, que, en este país, el voto es obligatorio; por otra parte, Rumanía registró una participación de un 51,20%; y sin embargo en Eslovenia, Eslovaquia, Portugal, Letonia, Chequia, Croacia y Bulgaria, la participación fue del 20% al 30%; en Italia, después de derogar el voto obligatorio, se pasó del 81% al 54,50%; mientras que, en Dinamarca, fue del 66,08%; y en Francia del 50%; en Alemania del 61,38% y en Irlanda del 49,70%.

 

En fin, visto lo visto, a mí personalmente, me parece, que para entender aún mejor la democracia europea, habría que analizar detenidamente las cifras de participación; porque así, de esta manera, se podría llegar a la conclusión de que, lo que más impulsa la acción política, es la proximidad; y también, que la identidad nacional ocupa un lugar prioritario, entre la población de la UE; y, en que, la participación electoral a nivel europeo ha disminuido en gran medida desde el año 1979 hasta la actualidad; eso sí; motivado, en parte, por el comienzo de la incorporación de los países de Europa del Este a la UE a partir del año 2004, en tanto que, estos países, suelen tener una participación electoral más baja, que sus homólogos occidentales. Y también, a que algunos países occidentales, han incurrido en esta misma tendencia.

 

Y, es que se precisa que votemos más, porque no cabe duda, de que una participación electoral escasa puede plantear un problema democrático; por razón, de que el resultado representaría solamente a una parte minoritaria de la población; y porque, ejercer el voto es un elemento esencial de una democracia sana; por lo que hemos de velar, porque el mayor número posible de personas elija a sus representantes depositando su voto en las urnas.

 

Por lo que se refiere a la segunda premisa que comprende el titular de este escrito, “votar mejor”, viene a cuento, porque, son muchas las amenazas que se ciernen hoy día sobre el futuro de la Unión. Se amenaza, a mi juicio, lo que es su esencia en lo concerniente a la solidaridad y a la paz, por el gentío extremista, que se nutre del miedo y de la distorsión deliberada de la realidad con el fin de influir negativamente en la opinión pública. Por esta razón, hay que responder contundentemente ante las amenazas, pues lo que peligra, son los cimientos sobre los que se construyó la UE; en tanto que, ahora mismo, se está cuestionando: la solidaridad entre territorios, destacar la importancia de lo común y el respeto a la pluralidad; precisamente, la aceptación de la pluralidad está, a día de hoy, muy amenazada, en un entorno proteccionista y reaccionario, lo que supone, un grave riesgo para la continuidad de la U.E.

 

Por eso, hay que “votar mejor “en estas elecciones europeas; porque el “votar mejor”, es vital para la propia esencia del proyecto común, para el futuro de la integración europea y para nuestro estado del bienestar.

 

Hay que “votar mejor”, porque nos afecta en nuestra vida cotidiana, lo hemos percibido cuando la pandemia, cuando tuvimos que luchar contra un enemigo que no daba la cara, y que no había manera de neutralizarlo; y allí estuvo la U.E., realizando una extraordinaria inversión para investigar, entre todos, vacunas y tratamientos; de igual manera, priorizó la ayuda a emprendedores y empleados para evitar cierres y despidos durante el confinamiento; así como, la macro inversión, que hizo en favor de la recuperación económica, planificando una salida a la crisis, con la reconversión económica sostenible y competitiva.

 

Asimismo, no debemos olvidar, porque nos afectó muy directamente, que, gracias a la llamada “excepción ibérica”, promovida por nuestro gobierno y, por ende, extendida al resto de los Estados de U.E., se acordó una reforma del mercado eléctrico para frenar la inestabilidad de los precios, evitar la pobreza energética de los hogares y promover un cambio en la producción hacia energías limpias y renovables.

 

Y, esto, no es todo; formar parte de la Comunidad Europea, nos ha ofrecido y nos ofrece, garantías de protección y progreso social, donde prima lo social, como salvaguarda, frente a las desigualdades y la protección sobre las tiranías autocráticas, cada vez más numerosas en el mundo; y, además, nos sirve de escudo frente aquellos que desprecian la democracia y el estado de derecho.

 

Para concluir, decir, que de todo lo expuesto a lo largo de este escrito, se desprende en líneas generales, que hay que votar más, porque queremos que el resultado nos represente masivamente; siendo para ello, esencial, la participación; y que hay que votar mejor, porque es fundamental, para el proyecto común, para el futuro de la integración europea, y por último, para el estado de nuestro bienestar.

 

Juan Reyes González

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