
El flexo reflejado en la pared de madera viene a indicar que la mañana es luminosa y, al penetrar el sol por la ventana, sin pedir permiso, como Pedro por su casa, nos abre todo un mundo de sensaciones tranquilas, emociones cotidianas y silencios sonoros que inciden, como siempre, en el bienestar familiar.
Es ese flexo algo más que un artilugio con el que atrapar la luz en la noche, donde los dibujos y los apuntes parecen sustanciarse en una lucha constante por avanzar. Y de eso se trata: intentar llegar a la meta narrativa donde la historia sale a la luz.
Sí, a la luz del día que se adivina en la imagen.
Juan FERRERA GIL
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