Imagen parcial del Señor montado en la burrita por las calles de ArucasUn año más, la historia se repite: cada Domingo de Ramos, en el inicio de la Semana Santa, los vecinos de La Cerera de Arucas salen a la calle no solo a transformarla con su arte efímero, donde unas alfombras hablan de presencias y ausencias, sino que, además, el lugar se convierte en el auténtico punto de encuentro en el que los vecinos-artistas se saludan y se alegran en la conversación distendida. Apenas unas palabras, sí, pero no son, ni mucho menos, esporádicas y vacías.
Son las primeras alfombras de Arucas el anuncio y la materialización de una costumbre que parece renovarse en cada edición al tiempo que dignifica la labor altruista de una vecindad que se molesta, que se levanta temprano, que diseña, prepara y tiñe la sal, y busca con ahínco las flores que caerán para que el Día de la Burrita signifique algo más y no pierda ni una pizca de brillo y belleza en su celebración.
![[Img #16272]](https://infonortedigital.com/upload/images/03_2024/8471_cer-23.jpg)
Cada año, la magia se renueva.
Y eso es un milagro cotidiano digno de consideración y respeto. Porque la vecindad y el roce impone lo suyo, y donde las casas permanecen abiertas como si invitaran a la prolongación de la calle. Podrá haber todo el adelanto tecnológico que ustedes quieran mostrar y desear; sin embargo, el trabajo comunitario y socializado es una garantía que traspasa el tiempo y coloca, a la vez, las cosas en su sitio.
Y ese sitio y esas cosas son muy importantes.
Siempre.
Galería fotográfica en este enlace
(Juan FERRERA GIL)

































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