¿Quién se acuerda de María Rosa Alonso?

Josefa Molina

[Img #10531]Hace unos días tuve oportunidad de ver el documental, en formato entrevista, ‘Conversaciones con María Rosa Alonso’ en el marco de una actividad que bajo el título ‘La habitación propia de…’ está impulsada por la concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Gáldar.

 

En esta ocasión, la idea era adentrar al público un poco en la vida y obra de la filóloga, natural de Tacoronte, a través del visionado de esta película, editada en el año 2007 y realizada por Victoria Galván González, actual directora de la Casa-Museo Pérez Galdós, que nos adentra en el personaje a través del recorrido en primera persona de sus recuerdos, familia, vivencias, trayectoria profesional y la visión de la vida y la muerte desde la sapiencia de una mujer cercana al siglo de edad.

 

El trabajo, que fue ejecutado por encargo de la Biblioteca de la Universidad de La Laguna con el fin de servir de material para celebrar el Día del Libro 2007, nos presenta a una intelectual formada, ideológicamente de izquierda, con muchísimo carácter y de una lucidez maravillosa, a pesar de la edad con la que contaba en el momento de esta entrevista: 98 años.

 

Por cierto, que fue a la primera persona a la que se le reconoció con el Premio Canarias de Literatura estando en vida además de ser la primera mujer que obtuvo este premio. Corría entonces el año 1987 y hasta hoy sólo se ha reconocido con este mismo galardón a otras dos escritoras canarias: Cecilia Domínguez Luis en el año 2015 y Elsa López, en el año 2022. Hay que recordar que este premio se concede desde 1984 con el fin de reconocer a las personas cuya labor haya sido relevante en favor de la cultura y la literatura canaria, un premio que se entrega cada año en el Día de Canarias.

 

Anoten el dato: sólo tres mujeres frente a los dieciocho hombres a los que se les ha reconocido con el Premio Canarias de Literatura desde su constitución. ¿Es por falta de calidad o es producto de la misoginia cultural que tan profundamente ciega a las personas responsables de proponer estos reconocimientos? Yo ya tengo la respuesta. ¿Y ustedes?

 

Lo que me interesa de la iniciativa de la concejalía de Igualdad, liderada por la técnica que lleva el club de lectura -¡cómo no, integrado sólo por mujeres!- Lourdes Ruiz Mateos, es que ha permitido profundizar en la figura de esta intelectual tinerfeña que, me temo, sigue siendo una gran desconocida para la mayoría de la ciudadanía canaria.

 

María Rosa Alonso Rodríguez nació en Tacoronte, Tenerife, en diciembre de 1909. Mujer ‘mediana’, porque era de clase media pero no mediocre, como ella misma afirma en el vídeo, fue una profesora, filóloga y ensayista nacida en el seno de una familia agricultora, que se codeó con las grandes figuras de la intelectualidad de su época.

 

Tuvo como profesores José Ortega y Gasset y Américo Castro, entre otros. Se doctoró en la universidad Central de Madrid en 1948 con una tesis titulada El Poema de Viana, Estudio histórico-literario de un poema épico del siglo XVII, dirigida primero por Dámaso Alonso y luego por Joaquín de Entrambasaguas. Desarrolló una amplia labor como investigadora publicando numerosos artículos.

 

La filiación republicana de su familia -su hermano, Elfidio Alonso, fue diputado durante la Segunda República- le causó diversos problemas al ser apartada por el régimen franquista. Esta situación la empujó a emigrar, ‘cuando pude’ afirma en el vídeo, a Venezuela, donde asumió en 1958, la cátedra de Filología Española de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Los Andes (Mérida, Venezuela), así como la organización y redacción de la revista de la Facultad, Humanidades.

 

Pero antes, en 1947, había obtenido por oposición, una plaza como profesora adjunta de Literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Laguna. Ya por aquel entonces, colaboraba con el diario El Día (Santa Cruz de Tenerife); y con las revistas Arbor, Arte y Letras, Cuadernos de Literatura, Poesía española, Índice e Ínsula (Madrid). En 1951, publica la novela Otra vez…, su única creación literaria, que recibió buenos comentarios por otros intelectuales y escritores de la época como Domingo Pérez Minik, Emeterio Gutiérrez Albelo o Luis Doreste Silva.

 

Tras la muerte de Franco en 1975, empiezan a ponerse en valor sus méritos y recibe distintos homenajes y reconocimientos que incluye nombres de calles, de colegios, de institutos y bibliotecas. Además, es nombrada Doctora Honoris Causa de la Universidad de La Laguna y recibe en 1987 el Premio Canarias de Literatura. María Rosa Alonso falleció un 28 de mayo del año 2011. Tenía 101 años.

 

Pues bien, con todo este currículum y esta trayectoria intelectual ¿no es curioso que el primer premio Canarias de Literatura que se otorga a una mujer haya sido en ex aequo, es decir, compartido con otra persona, en este caso, con el historiador Juan de Marichal? Sin quitar méritos a Marichal, que, sin duda, los tendrá y muchos, ¿es que no se podía haber otorgado este reconocimiento en su integridad de María Rosa Alonso?

 

Algo inexplicable más si tenemos en cuenta que Alonso fue distinguida con la Medalla de Bronce por el Ministerio de Educación de Venezuela y con la medalla de Oro de Tenerife. Fue miembro de Honor de la Asociación de la Prensa de Santa Cruz de Tenerife y formaba parte de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, donde fue la primera socia femenina de pleno derecho.

 

Por cierto que, en una visita guiada que realicé hace unas semanas por la ciudad de La Laguna organizada por el Ayuntamiento de la ciudad Patrimonio Mundial Cultural por la Unesco, en la que se ponía especial énfasis en los personajes femeninos de la ciudad, nos comentaban que María Rosa había ocupado el puesto de Secretaria fundadora del Instituto de Estudios Canarios. Curioso, ¿no? Que se dé el puesto de ‘secretaria’, sin menospreciar el mismo desde luego pero, insisto, que se le conceda este puesto a la única mujer de la junta fundadora del citado Instituto... Me pregunto: ¿es que una mujer de su nivel intelectual y conocimiento en filología no podía optar a otro puesto dentro de esta institución? El de presidenta, ¿por ejemplo?

 

Dónde se sitúan a las mujeres en las juntas directivas constituye un mensaje en sí mismo, una narrativa que no podemos obviar ya que es una forma de decir al resto del mundo -y a ellas mismas- que están ahí a modo de cuota, a veces como simples floreros, otras como meras notarias… Estoy segura que el papel de Alonso como secretaria, dado su nivel intelectual y carácter, irían mucho más allá dentro de la citada institución. ¿O tal vez no? Una pena no poder preguntárselo.

 

En el año 2010, fue la protagonista del Día de las Letras Canarias, siendo al segunda mujer a la que se le dedicaba esta conmemoración, detrás de Mercedes Pinto, en 2009. Les han seguido cuatro más: Pino Ojeda en 2018, Josefina de la Torre en 2020, Natalia Sosa Ayala en 2021 y Dolores Campos-Herrero en 2022. Es decir, sólo 6 mujeres frente a 13 hombres en los 18 años de instituido este Día, que les recuerdo, tiene como objeto reconocer y recuperar la voz de las escritoras y escritores canarios. Más escritores que escritoras, claro está. ¿Es que las escritoras de las Islas no cuentan con la calidad necesaria para ser reconocidas a través de este Día? ¡Por supuesto que cuentan! A la historia literaria del Archipiélago me remito. Claro que hay que querer verlo.

 

En definitiva, visto los datos que les expongo, sólo me queda admitir que sí, que las cosas han cambiado, que el empuje y persistencia del movimiento feminista ha traído consigo un poco de justicia y reconocimiento para tantas y tantas mujeres cuya labor, esfuerzo y empeño han hecho de esta sociedad una sociedad más ecuánime y justa, pero eso mismos datos nos ofrecen otra lectura, la lectura que nos dice que es evidente que nos queda mucho camino por recorrer. No hay que bajar la guardia. Nos va la vida en ello. A veces, de forma literal.

 

Ahora bien, con todo lo expuesto, vuelvo a mi pregunta inicial: ¿quién se acuerda de María Rosa Alonso? ¿Quién lee sus trabajos de investigación? ¿Sus ensayos? ¿Quién realiza una tesis doctoral sobre su obra? ¿Quién ha leído su única novela?

 

Estoy segura de que muy pocas personas. Y más segura estoy aún de que esas pocas personas son mujeres, otras, empeñadas en recordar para no olvidar. Mujeres que dedican su tiempo y esfuerzo a recuperar y presentar a las niñas y jóvenes de hoy a mujeres valiosas y valientes de ayer para que obtengan de ella el mensaje de que también pueden, de que son únicas, de que tienen mucho que aportar para engrandecer nuestra sociedad. Mujeres volcadas en dar voz, en poner rostro a tantas y tantas referentes femeninas en todos los ámbitos. En construir nuestra genealogía femenina y feminista.

 

Desde aquí quiero agradecer a todas esas mujeres, clubes de lecturas, centros de enseñanza, bibliotecas, ensayistas, escritoras, editoras e instituciones varias, el esfuerzo que realizan en pos de la igualdad, un esfuerzo que, por otro lado, se debe de llevar a cabo durante todo el año, no sólo durante el mes de marzo para quedar bien. Porque las mujeres somos personas activas en derechos y deberes todo el año, no sólo en marzo. Conviene tenerlo en cuenta.

 

Gracias a todas esas mujeres de ayer que son referentes de mi hoy, de nuestro hoy. Gracias a nuestras madres ideológicas por enseñarnos a ponernos las gafas moradas con orgullo y precisión.

 

Desde aquí les envío mi corazón teñido de malva latiendo por mis venas.

 

Josefa Molina

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