Autorretrato entre escombros, en una azotea de Portoviejo, Manabí (Ecuador), 2003
Foto: Ignacio A. Roque LugoCon el transcurrir de los años, voy entendiendo el lenguaje visual y gestual de esta fotografía que me hice a mí mismo en esa ciudad destartalada e insegura que era Portoviejo, capital de Manabí. Fui tres meses para un trabajo de Cooperación Internacional en un proyecto de educación para la salud.
Y así fue, no tanto para yo enseñarles a los campesinos a gestionar la salud en sus comunidades, sino para aprender de ellos y de la vida que allí se expresa exuberante. En muchos sentidos me di un revolcón, y, aunque con muy buenos recuerdos, también me sentí literalmente arrojado al fuego de la transformación.
Esa es otra historia que quizás algún día me atreva a contar. Volviendo a la fotografía, ahora puedo ver claramente lo que quise expresar. Me sentía preso, con los brazos atados y las alas cortadas, entre tanto derrumbe y escombros de un mundo lleno de conceptos e ideologías caducas. Fue un viaje de demolición para comenzar a reconstruirme.
Texto e imagen: Ignacio A. Roque Lugo






























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