
En la noche del 7 de marzo de 2024, en el Casino de Gáldar, se desarrolló esta ponencia a cargo de Domingo Oliva Tacoronte que le ofrecemos íntegramente.
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Preámbulo
No vamos a abundar aquí en los valores, tanto naturales como culturales de Amagro, bastante han sido aireados por los organismos oficiales para su declaración como Monumento Natural Protegido, así como, posteriormente, en diferentes evaluaciones del estado del mismo.
Es el cinismo de quienes tienen como forma de actuación general la declaración de espacios protegidos, o de bienes de interés cultural, y la promulgación de normas que en teoría los amparan, para después, no más se crucen intereses económicos de empresas de alguna entidad, o intereses políticos personales, de grupo o de allegados, desamparar unos y desoír o retorcer otras, poniendo todo el aparato legal de la administración al servicio de esos intereses, en perjuicio del patrimonio y quienes se atrevan, desde posiciones individuales o de formaciones altruistas, a defenderlo.
Sabemos que Amagro cuenta con materiales geológicos desde los más antiguos de la isla, de unos 15 m. a., a los más recientes, conos de tefra, playas levantadas, dunas fósiles, todos de enorme importancia.
Que, en su flora, de variedad inusitada en zona de tan baja pluviometría, se cuenta con especies de escasa distribución en la isla, y dos exclusivas en el mundo: la salviablanca de Amagro y el Argyrolobium armindae.
Tampoco hay que insistir en los valores faunísticos (insectos, reptiles y aves), ni en la presencia de yacimientos arqueológicos y etnográficos. Ya los señalan ellos en sus estudios y declaraciones, en sus publicaciones y fotografías.
Quiero hablar hoy, aquí, de una forma y con una finalidad eminentemente práctica, del estado actual y de su proyección futura.
Amagro que, por su cercanía a los núcleos poblacionales comarcanos, por la estrecha relación mantenida con sus habitantes a lo largo de los siglos y por ser en gran medida de propiedad municipal, debía ser un aula viva de la naturaleza donde aplicar métodos efectivos de recuperación del territorio, y donde poder conocer las formas de vida de nuestros antepasados, remotos y cercanos, por el contrario se ha convertido en un ejemplo de todo lo contrario, una muestra representativa, por lo habitual, de lo que sucede en todo el territorio insular, y especial, dada la concentración en un espacio tan corto de tantos ataques y sinrazones, a la vez que es lugar que llena la boca de todos, dirigentes y dirigidos, con palabras de afecto y orgullo: Amagro, montañas emblemáticas del norte de Gran Canaria, Amagro, nuestras montañas sagradas.
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El territorio
2.a. Las pedreras
Son las fonolitas, los materiales casi más antiguos, aquellos que mantuvieron la cabeza sobre las aguas marinas cuando Amagro fue un islote, las que cada día se transforman en oro molío en las pedreras de El Corralete y de los Charcos de San Francisco, esta totalmente dentro del Monumento Natural Desprotegido, y aquella, que hasta desfigura la silueta que durante siglos ha sido el telón de fondo de la ciudad, intencionadamente dejada fuera del mismo.
Sabemos de la necesidad de materiales en la sociedad que vivimos, el problema es el lugar y la envergadura. Recientemente se ha aprobado la ampliación de la pedrera de Juan Santana, pero esos nuevos 30000 metros también son finitos. ¿Habrá que dejar plana la corona del macizo?
Se ha descubierto en sus inmediaciones, en la zona de ampliación, y por tanto debió haberlos en lo ya destruido, la presencia del caracol pintado de Gran Canaria, especie protegida, cuestión que no se tuvo en cuenta para el informe de impacto ambiental. ¿Se revisará? ¿O la protección no debe efectuarse si tropieza con los intereses empresariales? Esta misma empresa comenzó su extracción en El Cerrillal, y fue escondida en su emplazamiento actual a partir de la intervención del Ayuntamiento de Agaete, que señaló cómo dañaba el paisaje, de cara al incipiente turismo. Aquella es la zona donde después se descubrió la endémica salviablanca de Amagro, que tanto nos enorgullece.
2.b. La costa
De Bocabarranco a El Juncal, el límite marítimo histórico y geográfico de Amagro. Someramente.
Las construcciones costeras no tienen un pase, pero su aspecto, como el de las fincas de invernaderos o las naves de El Cerrillal, mejoraría enormemente si se las rodeara de un cinturón perimetral de vegetación.
Vertederos de escombros y obras a medias. Sin comentario.
El circuito de motos de El Sobradillo. Se rellena, se allana, se entullen barrancos. Se presentan alegaciones por parte de Turcón, se desoyen y se continúa. Eso sí, con las mismas vallas de separación cochambrosas, tapizadas de lonas deshilachadas. Otra visión paradisiaca de la costa norte.
Las dunas fósiles entre El Farallón y Paso Nuevo, ya difícilmente distinguibles por el reiterado tránsito de vehículos pesados, sin finalidad aparente.
Por cierto, las instalaciones ganaderas cercanas, y otras, iniciativas encomiables como todas las relacionadas con el sector primario, meritarían unos arreglos que mejorarían su estética y su ponderación comercial. De nuevo aquí se requiere de la mano izquierda y la colaboración activa de las instituciones.
2.c. Las pistas
A partir de los Llanos de Montaña Pelada se abrieron, a finales de los años 60, pistas de tierra para vehículos, sin que se hiciera un estudio de las escorrentías y cómo darles solución. El resultado son enormes socavones en las mismas y barranqueras en las laderas cuando se desbordan. Cuando se vuelven impracticables y son precisas para un nuevo fin, en muchos casos no se arreglan, se duplican.
Más modernamente se han abierto otras, y caminos, senderos y trochas para quads, motos, bicicletas, carreras pedestres y hasta de senderismo. Se ha cortado o aplastado la vegetación y revuelto el terreno. Por otra parte, las piedras más grandes sirven como letreros en los que flechas de a metro señalan direcciones.
Se precisa vigilancia y control, no prohibición, por parte de las administraciones. Pero ¿hay Normas de Uso y Gestión del Monumento, tras décadas de su declaración?
Es más, se ha abierto en los últimos meses una pista a través de la Hoya Lapa, a vista de todos.
2.d. Las barranqueras
Las barranqueras, a veces de 3 metros de profundidad, no son ocasionadas exclusivamente por estas intervenciones modernas. En las laderas medias de la Piedra del Agua son numerosas, de enorme gravedad y solución dificultosa.
Su origen se encuentra en las plantaciones realizadas en el siglo XVIII. Las suertes iban de espigón a espigón, por líneas ascendentes. Los muros para retener la tierra, hechos con la piedra procedente de la limpieza del terreno, iban también en ese sentido, y cuando cerraban alguna barranquerilla preexistente creaban un natero. Al abandonarse los cultivos y romperse los muros, los restos de estos dirigen todas las aguas al cauce central.
Independientemente del origen, este problema no se solucionará sin eliminar la causa de la concentración y, si no fuera posible la evacuación de las aguas mediante canalización, habría que establecer nateros con materiales cercanos (en algunos se necesitan grandes piedras) o, más acertadamente, con troncos de árboles acostados. O una combinación de ambos.
2.e. Los basureros
Tres fueron los basureros, municipales o comarcales, establecidos en diferentes zonas de Amagro: en torno a la Casa del Alcalde, en la loma al este de la pedrera de Juan Santana y en Botija. La basura se reciclaba dándole fuego periódicamente. Humo y hedores iban, comúnmente hacia Agaete y con tiempo de sur hacia Gáldar. Las moscas, siempre compartidas.
Se cerraron y se recuperaron, enterrando la basura, allanando, hincando cuanta piedra grande apareciera y cercando algún camino, de forma que la mano humana sigue muy presente.
Después de una limpieza exhaustiva, especialmente en torno a la Casa del Alcalde y las Cuevas de Japón, el establecimiento de una cubierta vegetal, sometida a riego se antoja la única solución.
Cabe decir lo mismo del también recién devuelto a su estado original Llano de Montaña Pelada, en su tiempo vertedero municipal de escombros, que sin embargo se proyecta como huerto solar.
2.f. Los barrancos de la zona baja
Los barrancos perimetrales, de nuevo históricos y geográficos, son, partiendo de Bocabarranco, el de Gáldar hasta la desembocadura del de San Isidro, este arriba hasta su conjunción con el de Campitos, este hasta su unión con el de los Charcos del Soldado, y este hasta las inmediaciones de la ermita de San Isidro el Viejo. El barranco que nace junto a esta y discurre, en unión de otros, hacia el oeste, hasta llegar a la playa de El Juncal.
El cauce de estos barrancos, en gran medida es artificialmente irregular, con tuberías de cloaca por tramos no soterradas, con muchas arquetas rotas, de forma que dejan escapar hedores, ratas, cucas y toallitas que tapizan notables extensiones. La maleza de cerrillos salvajes, galanes y cañas en algunas zonas impiden el tránsito a pie. Muchos muros y cercas de las fincas medio caídos.
Proponemos un corredor verde desde Bocabarranco hasta el Puente de los Tres Ojos, o hasta Becerril, o hasta Guía, ampliable a los que discurren desde el sur, y el de Anzo.
Basta con apisonar el ancho de una pista para que se pueda caminar por ella con comodidad, plantar para sombra a los dos lados y establecer manchas de vegetación donde la anchura del cauce lo permitiera. Las aguas, convenientemente depuradas, se encuentran al lado.
Los muros pueden igualmente vestirse a base de enredaderas.
3. La vegetación
3.a. Las repoblaciones del Icona
En 1970 y 1971 se acometen estas primeras repoblaciones que han conseguido unos resultados relativos dada la escasa pluviometría, pero frustrantes por las expectativas creadas y los métodos empleados.
El sistema de plantación en terrazas tiene como finalidad facilitar el enraizamiento de lo plantado y la retención de las aguas de lluvia. Pero conlleva la destrucción de la flora preexistente, nativa, protegida y protectora, a la vez que propicia, y de qué manera, una vez las aguas desbordan los camellones, una erosión muchísimo mayor que la acaecida de forma natural en siglos.
Por otra parte, las especies introducidas eran foráneas.
3.b. Las repoblaciones posteriores y actuales
El acierto de estas, llevadas a cabo por centros de enseñanza, particulares y grupos ecologistas, ha sido utilizar especies nativas. El error, dejarlas a su suerte, sin efectuar ningún riego o hacerlo durante poco tiempo.
La perseverancia en este desatino, ahora ya solamente por parte de alguna institución y empresas comerciales, solo genera arbolitos secos y luminosas fotos para el álbum del blanqueo.
Aunque sepamos que Amagro difícilmente logrará un bosque termófilo seco de alguna envergadura, la consideración de parque periurbano, al menos por zonas, con un sistema de riego a base de aguas convenientemente depuradas, no resulta descabellado.
Al menos habría que considerar el emplazamiento de los tres basureros, los Llanos de Montaña Pelada, la Hoya de Los Mojones, El Gamonal y un corredor paralelo a la última acera de la zona industrial de la Piedra del Agua.
3.c. La vegetación foránea
En este sentido, las principales especies son: el cerrillo salvaje y la tunera india, especialmente en las zonas de mayor densidad, como la Montaña Alta o junto a la Cueva Negra (zona alta de El Cerrillal).
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La fauna
Qué duda cabe de que toda mejora en el territorio y en la vegetación redunda indefectiblemente en la calidad de la fauna. Aparte de medidas genéricas, como el control de pesticidas y herbicidas que tanto dañan, por ejemplo, a los insectos y la cadena trófica como a los alcaravanes, proponemos, sin mucho convencimiento, es verdad, dos actuaciones.
La creación de un gran comedero para rapaces en Tamadaba y otro, mucho más modesto, en Amagro. ¿Para cuándo la reintroducción del guirre?
La creación de cursos semipermanentes de aguas convenientemente depuradas en los barrancos principales, que cuentan con un curso bastante impermeable: el de Los Mojones, La Sabina, El Roque y La Anconada.
Mención aparte merece la situación de la culebra de California. No creemos acertado la premisa de que la culebra ha venido para quedarse, de que es imposible su erradicación, de que solo se debe aspirar a su control.
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El patrimonio cultural
5.a. Los yacimientos arqueológicos
De nuevo el cinismo. La Cueva Pintada, capilla sixtina del arte aborigen. ¿Y la cueva de La Furnia, los Mugaretes, El Corralete y su entorno, ¿las Cuevas de Las Cruces?
5.b. El patrimonio etnográfico
Vestigios de la vida agrícola pasada (madres, maretas), del pasado ganadero (el corral de Juan Diepa, el de Hoya Lapa, El Corralete de los primeros tiempos), las piconeras, los hornos de cal (del Lomo Blanco, de Piletas, de Botija o del Barranco de La Puerca), todos dejados a la acción del tiempo y los elementos.
Limpieza, consolidación, delimitación. Quizás reconstrucción, total o parcial, de algunos. Construcción a imitación de los tradicionales donde efectuar y enseñar las formas del pasado.
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Amagro, tierra de sueños, y pesadillas
Por ser tierras no sometidas a reparto, primero de realengo, luego comunales y, al final, propias del ayuntamiento, han sido consideradas por la población de la comarca de Gáldar como algo a disposición de todos y ajeno a la propiedad exclusiva de ninguno. Por ello los pobres cifraron en ellas sus esperanzas de mejora, leña mala, pastos escasos, cereales de supervivencia, aguas irregulares y esporádicas, cal.
Abandonados estos usos, los sueños en torno a Amagro fueron de otra índole. Mientras algunos soñaban con la libertad de los bosques y la felicidad de las cuevas, otros realizaban o proyectaban la negra sombra de los suyos.
El cura de San Isidro, con su coro, colocó una virgen al pie de la montaña del Roque, cuyo entorno se intenta dignificar plantando ficus y tuneras mansas.
El cura hermano del cura de San Isidro, con el alcalde de la época y el intelectual que lo inspiraba, y su coro, colocaron una cruz en la Montaña Alta, nada menos que sobre el caserón preexistente.
Hace unas décadas, nadie duda que también con la mejor de las intenciones, se acometió la mejora del entorno de la Cruz de Grimón, La belleza de su simplicidad se rodeó de innecesarios caminos de cemento crudo, altarcitos y columnas revestidas de restos de ferretería.
El proyecto de centro de recuperación de aves autóctonas, presentado por dos naturalistas en los años 80, sirvió como base y disculpa para el establecimiento de un criadero comercial de reptiles foráneos, del que se tiene constancia haberse escapado serpientes e iguanas de considerable tamaño, llegadas hasta los tomateros de El Cardonal y los riscos del Alto de Los Mojones, pero que nadie relaciona con la proliferación de la culebra de California.
Se efectuó, en 1962, la apertura de una cueva para una ermita en la Hoya de Los Mojones, y se proyectó el levantamiento de una estatua a Fernando Guanarteme en la Degollada del Gamonal, sobre la ladera de la Piedra del Agua. El monumento, que llegó a empezar Juan Linares, nacido en San Isidro y amante de Amagro, debía medir 30 metros, un cristo redentor de los antiguos canarios, con su pista de acceso, sus aparcamientos, mirador y restaurante. Y la cosa fue acompañada, aplaudida, fomentada e inspirada por ciertos intelectuales locales e insulares.
Cierto que era otra época. También se pretendió un mirador, restaurante, aparcamiento, al estilo de los de la Montaña de Arucas, en la de Gáldar, tras la apertura, sorpresiva por parte del Ayuntamiento de Guía y consentida por el de Gáldar, de la carretera desde La Atalaya. Proyecto aplaudido por la intelectualidad guíense en la figura de Pedro González, que llegó a llamar a la concordia entre las ciudades hermanas en torno a un proyecto que no podía traer sino bienes.
Así pues, todos proyectamos sobre Amagro, pero con fines bien diferentes. De momento, quienes mejor los han llevado a efecto son los que se enriquecen a manos llenas, destruyéndolo desde las entrañas.
Todas las actuaciones que proponemos, muchas de ellas, son perfectamente factibles, solo hay que tener visión de futuro, no entregarse al puro interés pecuniario inmediato, ni dejarse llevar por la comprensible presión. La premisa ineludible es que la presencia humana debe ser nula o ínfima.
Por mirar a la institución pública más cercana, que no es la única con competencias y responsabilidades. Una concejalía, una persona con sensibilidad estética y medioambiental y también para sugerir actuaciones conjuntas entre el ayuntamiento y el ciudadano, más que para imponer, y apoyado con los recursos precisos, no significaría dispendio alguno para una institución ahora solvente en lo económico.
Mientras, las pedreras permanecen y crecen, todos los demás desmanes hacen que Amagro agonice, esperando por nosotros, a cuyos antepasados tanto dieron sus tierras pobres.
Y para el futuro inmediato está proyectado que lomas y laderas se cubran de paneles solares y se salpiquen de aerogeneradores que evacuarán, mediante torretas, a través de suelo protegido, la energía que produzcan, y la riqueza. Proyectado está que las piscifactorías cerquen la costa, en este caso las ganancias se irán volando.
De momento, los soñadores sueñan, y los ricos se enriquecen.
Vergüenza da acabar con el grito de nuestros antepasados, ahora solo grito de muerte de estas montañas, que en otro tiempo fueron nuestras:
¡Atis Amagro!
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