Reportajes

El hotel del Monumento

Conocida por ubicarse en la misma desde inicios del XX, el popular comercio de los Hernández Jiménez y por albergar esta construcción -rehabilitada y modificada en el último siglo- durante un tiempo todo lo necesario para realizar el “monumento”...

José Luis Yánez Rodríguez Viernes, 08 de Marzo de 2024 Tiempo de lectura:
LA CASA DE LOS HERNÁNDEZ EN LA DÉCADA DE 1920. Reservados todos los derechos.LA CASA DE LOS HERNÁNDEZ EN LA DÉCADA DE 1920. Reservados todos los derechos.

El año 2011, Maruca Castellano Déniz firmaba con el consistorio de Teror un acuerdo de cesión de la vivienda ubicada en la esquina de la Plaza de Teror con la calle del Pino.

 

Dicho acuerdo se basaba en dos convenios: por un lado, el ayuntamiento podía ocupar la planta baja, así como la de entrada por la calle de La Mina para su uso municipal a cambio de una renta mensual por la misma; el otro, que la propietaria mantendría el usufructo de la planta alta donde continuaría viviendo.

 

Tras los preceptivos trámites administrativos -incluido un informe histórico de la llamada Casa de los Hernández o Casa del Monumento que elaboré como cronista- se procedió a la firma del mismo.

 

[Img #15763]Maruca Castellano continuó viviendo en la edificación hasta que en el 2015 comunicó al ayuntamiento a través de su apoderado Fran de la Rosa que se trasladaba a Las Palmas de Gran Canaria y renunciaba por ello al usufructo acordado cuatro años antes; pudiendo por ello ocuparse la totalidad del inmueble.

 

Ponía una sola condición: que se conservara integro el despacho de su suegro José Hernández Jiménez -alcalde de Teror de 1929 a 1931 y de 1943 a 1957- tal como se había mantenido desde su fallecimiento con el mobiliario, fotografías, libros, documentos, pinturas y objetos personales.

 

La alcaldesa Isabel Guerra manifestó entonces su público agradecimiento tanto a Maruca como a su apoderado ya que con esta decisión entraba en el patrimonio municipal “un bien tan sumamente importante en la milla de oro de Teror, y que se suma a otros como el bar Americano…uno de los edificios más emblemáticos del Casco con vistas a las plazas del Pino y Teresa de Bolívar, y con muchas posibilidades de uso por su excelente ubicación y conservación. Queremos hacer partícipe a la ciudadanía con sus propuestas e ideas para dar un uso relevante a este inmueble”

 

[Img #15747]María del Carmen Castellano Déniz, nacida en Cuba y con raíces en el municipio de Arucas llegó a la Villa por su matrimonio con Vicente Hernández Rivero, único hijo del comerciante y político terorense José Hernández Jiménez y de su esposa Dolores Rivero Ortega, quien padecía una grave enfermedad degenerativa.

 

Maruca Castellano recibió el reconocimiento de Hija Adoptiva del municipio en diciembre de 2003, por la labor desarrollada en beneficio de la Villa y de las personas necesitadas en San Juan de Dios y otras muchas organizaciones supieron de esa labor, así como la donación al municipio del terreno ubicado junto al Convento de las Dominicas y donde dejó el Parque que a petición suya lleva el nombre de su suegro.

 

Maruca era de carácter fuerte, cercana a los necesitados y no entendía dar un paso atrás en nada. Caritativa, solidaria, culta y de una humanidad cercana y sensible; creo que por los muchos dolores emocionales que había tenido que sufrir. La última vez que hablamos me dijo que lo que más le agradecía a Dios era el haberle dado espaldas para aguantar los golpes de la vida y seguir adelante., y me recomendó que yo hiciera lo mismo.

 

Falleció en el 2020 a poco de cumplir un siglo; como para decir “llegué” a quiénes no la creían capaz.

 

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LA CASA DEL MONUMENTO

 

Conocida por ubicarse en la misma desde inicios del XX, el popular comercio de los Hernández Jiménez y por albergar esta construcción -rehabilitada y modificada en el último siglo- durante un tiempo todo lo necesario para realizar el “monumento” a raíz del nombramiento por el obispo Codina en 1853 del abuelo de la familia, Vicente Jiménez Ortega, como Mayordomo de la Cofradía de las procesiones de la Semana Santa. Ese monumento era el altar provisional que se realizaba para reservar la hostia consagrada desde el Jueves al Viernes Santo y para el que se utilizaban distintos elementos desde la platería, flores, candelabros, velas, frontales, rasos o terciopelos, con la intención de darle la mayor vistosidad que fuese posible.

 

Exteriormente, tiene por ello el aspecto de una edificación decimonónica con intervenciones puntuales (antepechos, balcones) probablemente de inicios del pasado siglo.

 

Interiormente, presenta algún detalle (muro, arco de cantería) claramente indicativos de la presencia de construcciones anteriores.

 

El vestigio gráfico más destacado de esta presencia es el plano que en el siglo XVIII realizara el coronel Antonio de La Rocha cuando estaba preparando la demolición de la segunda ermita del Pino y el inicio del actual templo en 1760. El plano pertenece al Archivo del Marquesado de Arucas y fue recogido en el libro “La Virgen del Pino en la historia de Gran Canaria” que Ignacio Quintana y Santiago Cazorla publicaron en 1971.

 

Hace unos años, cuando el alumnado del colegio de Miraflor realizó una extraordinaria actividad globalizando las materias de traslación de medidas, historia, matemáticas…y trazaron sobre la actual Plaza del Pino la ubicación de esa ermita, se encontraron con que la actual fachada de la casa de los Hernández interrumpía ese trazado. Los muros se metían dentro de la edificación. Ello es lógico, ya que tras el derribo de la antigua iglesia, se autorizó una nueva alineación de todas las fachadas que daban a la nueva plaza que se creaba con la construcción del templo actual.

 

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LOS HERNÁNDEZ JIMÉNEZ

 

Sin profundizar en la línea de herencia que hizo que la casa llegara a sus manos, lo cierto es que a principios del pasado siglo se inició en la misma la actividad comercial ligada a esta familia y que la definiría durante muchas décadas.

 

Los Hernández Jiménez eran los hijos del matrimonio formado por Juan Hernández Suárez y María Jesús Jiménez Sarmiento.

 

Los cuatro varones fueron Rafael, Juan, Jesús y José.

 

Su padre aparecía como agricultor propietario a fines del siglo XX; como uno de los veinte mayores contribuyentes de la Villa en 1890; vicepresidente del Sindicato Agrícola constituido en 1910; secretario del Juzgado en 1901; y otros muchos puestos de índole social y política desde el casino hasta el ayuntamiento.

 

[Img #15752]Su madre era asimismo propietaria de tierras y derechos a heredades. Ese punto hizo que ella, su hermano Vicente Jiménez Sarmiento y Manuel Yánez Melián, suegro de Rafael el mayor de los hermanos, apoderaran a fines de 1911 a Jerónimo del Río y Falcón -presidente y gestor de la empresa “Del Río y Compañía” que también embotellaba las aguas del Barranco de Las Madres, en Firgas- para conseguir del Ministerio de la Gobernación autorización para el embotellado y venta del agua agria por presentar derechos de propiedad particular sobre terrenos aledaños a la fuente y sobre la misma Fuente Agria.

 

Pocos días después de esta solicitud al ministerio, el Ayuntamiento de la Villa dejaba claro, en acta de pleno corporativo del 7 de enero de 1912, su desconcierto ante esta pretensión con las siguientes palabras: “se hace constar el sentimiento con que ha visto la Corporación la conducta de esos vecinos de pretender por ese modo subrepticio apoderarse de una fuente que siempre ha sido del vecindario representado por el Ayuntamiento; que las aguas no tienen el concepto de minero-medicinales, pero si lo tuvieran, el Ayuntamiento no cede a nadie su superior derecho a explotarlas y administrarlas”

 

Entre dimes y diretes, el tema contribuyó a acabar con el largo periodo de poder del alcalde Manuel Acosta Sarmiento –que gobernaba desde 1890 y estaba casado con Margarita Yánez Melián, hermana de Manuel Yánez- y fue una expresión más de los enfrentamientos y últimos coletazos entre los grupos políticos surgidos a fines del XIX en el pacto que la Restauración borbónica había entramado para mantenerse, y que acabaría pocos años después.

 

María Jesús Jiménez falleció en 1932 y Juan Hernández Suárez en 1939.

 

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Rafael Hernández Jiménez

 

El hijo mayor casó en 1904 con Enriqueta Yánez Arencibia, fue comerciante y cónsul de Bélgica en la isla.

 

Prácticamente desarrolló toda su actividad mercantil en la ciudad de Las Palmas, aunque estuvo ligado a distintos temas de la Villa durante el primer tercio del XX. Sus hijos Rafael y Enrique participaron en la plantación que con motivo del primer Día del Árbol se realizara en la Villa en 1911 a instancias de Francisco González Díaz y como tal aparecen con sus respectivas azadas en la foto conmemorativa del evento.

 

En 1910 presentó en la exposición Internacional de Bruselas, una muestra del agua de la Fuente Agria, que obtuvo un reconocimiento a sus valores ya ponderados desde fines del XVIII por Viera y Clavijo. Rafael Hernández intentó comercializar por sí mismo el agua y recuperar desde 1909 la Casa de Baños fundada por el médico Víctor Grau Bassas unos años antes, pero fue marginado por Real Orden de diciembre de 1913.

 

En su actividad mercantil representó varias compañías como “The Hesperidean Line”, una línea de vapores entre Londres, Amberes y las islas Canarias; o la “Societé Franco Canaria” constituida en Barcelona en 1905. Asimismo, ocupó al igual que hiciera su padre en Teror diversos cargos en sociedades recreativas y culturales como el Círculo Mercantil.

 

A partir de la segunda década del pasado siglo comenzó a moverse entre Francia y Bélgica, hacia donde había partido el 22 de marzo de 1913 y de donde regresó el 11 de septiembre del siguiente año, con el inicio de la Primera Guerra Mundial por medio.

 

Desde 1919, Rafael Hernández no paró entre Bélgica, Madrid, París, Marsella y el norte de África. En 1921, el Gobierno belga otorgaba la medalla de la reina de Bélgica Isabel Gabriela de Baviera, a su esposa Enriqueta; que se concedía para recompensar en forma honorífica los servicios prestados durante la guerra a súbditos de aquella nación, aunque se otorgó también a personas de otra nacionalidad.

 

Rafael Hernández Jiménez falleció en Tánger el 2 de mayo de 1943.

 

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Juan J. Hernández Jiménez

 

Fue el primero de los hermanos que montó tienda en la casa de la Plaza de Teror.

 

Casó con Dolores Jiménez Marrero y fueron sus hijos María del Pino, María Dolores, Vicente y Juan Francisco.

 

Con su extraordinaria presencia en la sociedad terorense de la época consiguió representaciones, mercancías y contactos mercantiles que hicieron de los “Almacenes Hernández”, una de las tiendas con más entidad no sólo en la Villa sino en toda la comarca norte de la isla.

 

Ello trajo consigo que se convirtiera además en lugar de reunión y convivencia, en el que tanto se podían celebrar reuniones del Heredamiento de aguas de la Villa de Teror en su sección de Los Llanos como exponer las cuentas de ingresos, gastos y justificantes de las fiestas votivas del Agua.

 

En aquellas primeras décadas de la tienda, Juan Hernández vivió con su familia en el piso alto de la casa. Allí fallecería en plena adolescencia, el 20 de diciembre de 1929 su hija María Francisca, cuando su tío José Hernández ocupaba por primera veza la alcaldía del municipio.

 

Y el 29 de julio de 1922, sobre la tienda, en la casa que pronto se convertirá en hotel nació una de las personalidades culturales y sociales más activas del Teror de los últimos años: Vicente Hernández Jiménez, que en 1994 fue nombrado Cronista Oficial de la Villa de Teror, mi antecesor en el cargo

 

En Teror fue creciendo su amor hacia la historia de Gran Canaria y de Teror más concretamente; y pese a que sus avatares universitarios terminaron por licenciarlo en leyes, no fue el desempeño de la abogacía algo que le atrajera mucho ni tampoco el mundo de la política tan cercano a su vida, y sí su verdadera pasión como él la nombrara: el constante escudriñar entre papeles, legajos, conversaciones y viejas postales para interpretar los aconteceres de la villa y sus habitantes.

 

Juan Hernández Jiménez falleció el 11 de noviembre de 1945.

 

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José Hernández Jiménez

 

El tercero de los hermanos comerciantes fue José, del que Néstor Álamo afirmó que sabía irradiar sobre Teror y su comarca, su propio sentido de la tierra, sentido que tan entrañadamente poseía y manejaba, al igual que “sus inencontrables cualidades de señoril diplomacia, de prudencia sin deterioro y aquel tacto, aquel saber estar y sentir dentro de las más equilibradas o comprometidas actuaciones. Y el culto a la amistad más entera; al humano respeto, y Teror; repito e insisto, y he de repetir siempre. Teror y su familia, o su familia y Teror que en él ambos amores se concitaban en ferviente ejercicio. Etapas sostenidas de rectoría municipal le hicieron conocer, acaso en insuperable forma, los pasadizos externos y la infraestructura del vivir oficial y privado de la Villa de sus devociones plenas; de la “Villa del Pino”. No llegó a admitir jamás que pudiera vivir fuera de ella, del eco de sus campanas, de la vigilante ascensión de los cipreses de Scala-Coeli o de la paramenta neoclásica del Císter en su altura. No llegó jamás a entender o imaginar que él pudiera hallarse fuera de aquella unidad que la Plaza de la Virgen centraba, con el Pino en el fondo. Estaré aquí hasta el final; no quiero espantar moscas en la Plazuela. Era su razón. La razón de su vivir: Teror. Teror y sus gentes…”

 

Casado con Dolores Rivero Ortega, hija de Antonio Rivero -alcalde de la Villa de 1911 a 1914- y hermana del farmacéutico José Rivero; inició desde temprano su andadura como abogado dedicado a la política.

 

Ocupó la alcaldía en dos ocasiones. La primera de ella desde octubre de 1928 a enero de 1930, y de marzo del mismo año hasta el inicio de la República. La segunda, en la que consolidó su imagen como el eterno alcalde de Teror desde 1943 a 1957.

 

Anteriormente a ello además presidió el Casino de la Villa, formó parte de comisiones encaminadas a conseguir el avance del pueblo en infinidad de temas como la culminación de la carretera de Valleseco.

 

En su labor como alcalde fue un extraordinario anfitrión, incansable en buscar caminos para llevar adelante obras encaminadas al bienestar de los habitantes de la Villa y trabajador activo en alcanzar el máximo de honores y vistosidad para el Pino y sus fiestas: desde la representación de la Casa Real a la Romería, donde intervino en permanente colaboración con la Diócesis, en especial con el párroco Antonio Socorro Lantigua.

 

José Hernández Jiménez falleció el 8 de julio de 1977.

 

Jesús Hernández Jiménez

 

Jesús Hernández quedó soltero y vivió al igual que su familia, dedicado al comercio; actividad que desarrolló en íntima relación con su hermano José de tal manera que suplía a éste cuando las tareas políticas hacían que la actividad de la tienda quedara totalmente en sus manos, a la vez que dirigía una sucursal del negocio que la familia instaló en el municipio de San Mateo.

 

Así, y baste como ejemplo, cuando la Compañía Trasmediterránea aumentó en 1954 el flete de la madera -uno de los principales artículos que el almacén de los Hernández comercializaba- fue Jesús Hernández el encargado de poner en conocimiento de los compradores mediante cartelería y anuncios en prensa que esta circunstancia encarecería el futuro precio de la misma.

 

Jesús Hernández Jiménez falleció el 23 de agosto de 1968.

 

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LA TIENDA

 

Tal como escribiera en su momento con justificador orgullo, el cronista Vicente Hernández, en el comercio familiar “se vendía de todo lo vendible.. tejidos, hilaturas, comestibles, sardinas, pan y hasta copas, excepto suela para los zapatos que se expedía en la de don Juan Rivero García. Casi todas las casas de Teror construidas desde 1914 hasta la Guerra Civil se fabricaron con hierro, cemento y madera de los Hernández. Un par de zapatos valía dieciséis pesetas, media docena de calcetines cinco pesetas, una libra de azúcar treinta céntimos, una botella de anís, tres pesetas, una vara de franela una peseta y cincuenta céntimos… recuerdo haberle oído comentar a mi padre, que había tenido una gran venta en cierta ocasión, porque después de que un viajante se había desplazado por todo el norte, y después de seis o siete días tirado por allí, había unas 10000 pesetas”

 

En un maravilloso batiburrillo de completo bazar, allí encontrabas sellos de correos, efectos timbrados, telas, tachas, papel y libros para las escuelas, etc. Se cobraban las construcciones rústicas y urbanas y se recibía el parte diario de los precios de la azada de agua de la Heredad de Arucas.

 

[Img #15757]La tienda ejercía la corresponsalía de bancos y tuvo el primer teléfono de la Villa de Teror.

 

Además eran mayoristas y desde la península, Inglaterra o Alemania, venían a verlos delegados de grandes empresas de todo tipo; por lo que llegaron a ser representantes del vermouth Cinzano; del cemento Cronfestu; de la gasolina Plume de la Vacuum Oil Company of Canary Islands; de la picadura de tabaco “La Flor Isleña” con sus magníficos álbumes coleccionables como el que reunía a todos los futbolistas de los equipos grancanarios de la década de los veinte o del famoso tabaco tinerfeño “La Mascota” de Diego Moreno, gracias al que por su buena relación con los dirigentes grancanarios llegaría años después al Tesoro de la Virgen del Pino la famosa estilográfica de oro de la escribiremos más adelante.

 

Dolores Rivero Ortega, viuda de José Hernández, le sobrevivió tan solo un año hasta el 18 de octubre de 1978.

 

La propiedad quedó entonces en manos de su hijo Vicente y su esposa Maruca. Se procedió a un a limpieza y vaciado del antiguo comercio y se arrendó a fines de 1980 a José del Pino Pérez Ramírez que ocuparía la alcaldía del municipio en 1989 y que destinó el local a instalar en el mismo una tienda dedicada al deporte; última actividad comercial de la tienda de los Hernández.

 

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Al igual que los otros comercios que definían la sociedad terorense, fue también durante toda su existencia una extraordinaria escuela de futuros empresarios del sector mercantil.

 

En la tienda de los Hernández estuvieron empleados Santiago Naranjo o Juan Navarro, que montarían después otros comercios en la Villa. Es relevante el caso, por la importancia que en los últimos años ha tenido la Casa Alvarado y el Centro de Interpretación en ella instalado, de la Mercería Teror.

 

María del Pino Pérez Arencibia la instaló en 1944 y la regentaba conjuntamente su marido Miguel Peña Rivero, antiguo empleado de la tienda de los Hernández.

 

Tal como destaca la Carta Etnográfica de Gran Canaria; cuando la mercería se instaló en 1944 se conocía como paquetería y se localizaba en un primer momento en la calle de la Cal donde estuvo ubicada unos 12 años, para luego trasladarse a la Casa Alvarado tras retirarse el matrimonio de ancianos que llevaba la tienda de frutas y verduras allí ubicada. Constaba de una estancia principal de atención al público y una trastienda a modo de almacén y taller. La estancia principal poseía un mostrador de madera y cristal y estanterías de madera, mientras que en la trastienda se situaban las estanterías de madera para almacenaje de productos.
 

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EL PINO, LA CRUZ Y EL GARAJE DE VICENTE LEÓN

 

El entorno de los Hernández estaba formado por el pino descendiente del de la aparición, ubicado en la llamada huerta de Acosta con el garaje de los León y donde en la actualidad se sitúa el Parque Teresa de Bolívar; el Casino; los bares cercanos y la Cruz Verde.

 

Esta última estaba situada donde antiguamente se encontraba el Sagrario y la imagen de la Virgen del Pino de la segunda ermita construida en 1600 y demolida en 1760 para dar paso al tercer y actual templo de Nuestra Señora del Pino.

 

La columna de cantería rematada por una cruz metálica diseñada por Víctor Grau Bassas a fines del XIX y rodeada por un jardín y unos asientos que había sustituido a la primera realizada con madera del Pino de la Virgen, definieron toda la zona delantera del edificio hasta su traslado con las obras de pavimentación de la Plaza hace cincuenta años. Fue ésta una decisión injustificada y totalmente errónea.

 

A la derecha del edificio estaba la tapia de la huerta propiedad de Luisa y Elvira del Castillo y el portón del garaje de Vicente León Rodríguez, que con su familia habitaba en la casa colindante.

 

Secretario de Administración Local, Vicente León ocuparía dicho cargo sucesivamente en los ayuntamientos de Valleseco -su pueblo natal-, Teror y Telde. Tal como lo describiera su nieto y alcalde de Las Palmas de Gran Canaria José Vicente León, era hombre de campo, que les “enseñó a amar a la tierra de sus mayores, a sus gentes, y sus costumbres. Señaló nortes en nuestras vidas, enseñándonos a valorar como principios rectores de nuestro comportamiento la humildad y el amor a las cosas sencillas, principios que en nuestra familia procuramos transmitir de generación en generación”

 

Vicente León Rodríguez falleció el 28 de abril de 1957.

 

[Img #15759]

 

El garaje visible en muchas fotografías antiguas pasó a ser también durante un tiempo almacén de la tienda de los Hernández.

 

Junto al mismo, esquinero entre la vivienda y la huerta, se encontraba un pino gigantesco que la tradición consideraba nacido de una semilla del otro en el que apareció la Virgen. el Pino, hasta la tarde del sábado 3 de enero al domingo 4 de enero de 1970, en que cayó sobre la isla un terrible temporal que asoló Gran Canaria por completo.

 

En la Villa de Teror, entre otros muchos destrozos, tiró la Cruz Verde, destrozó el Belén situado bajo el Laurel de Indias y arrancó de cuajo el centenario pino que, en parte, cayó sobre la casa de la familia Hernández.

 

Una semilla desprendida del mismo germinó en una grieta de la azotea de la casa de la familia Álvarez y allí crecióó un pequeño arbolillo que las hermanas Álvarez Suárez cuidaron hasta que cedieron al Ayuntamiento para que, ubicado en la plaza Teresa de Bolívar de donde ya había desaparecido su progenitor, recordara con su presencia esa línea de genética vegetal que nos une con uno de los símbolos y valores más preciados del pasado de la Villa Mariana de Teror.

 

[Img #15764]

 

EL HOTEL

 

Tras la cesión del 2015, comenzó a hablarse del futuro destino del inmueble. Desde albergue juvenil a museo se afirmaron muchos posibles usos hasta que a inicios del año 2020, el alcalde Gonzalo Rosario manifestaba que se había iniciado el procedimiento para que la casa se convirtiera en un hotel emblemático; encargando a la firma Chesa y Mena Arquitectos -que habían realizado tiempo antes el proyecto del Hotel Emblemático Agáldar- puesto en marcha el pasado año, para “evaluar el potencial del proyecto”

 

El alcalde de Teror consideraba que el municipio adolecía de falta de plazas alojativas y que las características, situación e incluso historia del edificio, supone una magnífica oportunidad no solo para darle un uso a la altura de su importancia, sino también para la creación de empleo y la proyección turística de la villa, y aseguraba “que no se trata de proyectar un gran establecimiento, sino un entorno acogedor con unas doce habitaciones a las que sumaría un restaurante, cafetería, y zonas de ocio, esto en un edificio en buen estado de conservación que da a tres calles, la de la propia plaza y las de La Mina y El Pino, y que cuenta desde su azotea con unas vistas espectaculares donde podría quedar ubicada una terraza con solarium y jacuzzi. Eso sí, se respetará la que es la única condición exigida por Maruca Castellano para ceder el edificio, que es la de conservar “el despacho del que fuera su suegro, el alcalde de Teror entre 1929 y 1931 y de 1943 a 1957, José Hernández Jiménez, y que aún luce en una de las habitaciones de la vivienda con su mobiliario de la época, fotografías, libros, documentos, pinturas y objetos personales”

 

[Img #15762]

 

Las dimensiones de la casona facilitarían todos estos servicios, ya que el edificio ofrecía una superficie de suelo de 247 metros cuadrados, que multiplicada a sus tres plantas ofrecían 452 metros cuadrados construidos, con dos patios y un garaje.

 

Quedaba el pasar por la preceptiva aprobación en el pleno municipal, redactar los estudios de viabilidad y los costes de la reconversión, que en una primera estimación suponían una inversión estimada entre 1,3 a 1,5 millones de euros. El alcalde destacó que se trataba de una “financiación sostenible, que se puede sufragar con dinero municipal porque el Ayuntamiento puede afrontarlo, pero que, no obstante, también se buscará un apoyo externo…además esta propuesta podría animar al capital privado a invertir en otras magníficas casas que tiene el centro de Teror para ampliar la oferta…ya que la localidad fue durante el siglo pasado un destino alojativo de gran importancia, llegando a contar con varios hoteles, algunos muy conocidos en la isla, como el Hotel El Pino, o el Hotel Royal. Si se cumplen los plazos, para el año que viene podrían comenzar las obras de rehabilitación y quedar en funcionamiento para el siguiente y así disponer de un valor más para que nuestros visitantes puedan disfrutar de nuestra arquitectura, de nuestro entorno natural, su paisaje y la rica historia de esta villa”.

 

[Img #15760]En agosto del año siguiente, con un total de 2,8 millones de euros, Turismo de Gran Canaria daba un primer impulso al proyecto de hotel emblemático en Teror, a la renovación del paseo marítimo de Salinetas y a la mejora de la accesibilidad de las playas de Las Nieves y de Tasarte, junto a otras nueve iniciativas.

 

El consejero de Turismo y presidente del Patronato de Turismo, Carlos Álamo, explicaba que “las inversiones perseguían varios objetivos ya que la pandemia ha azotado a toda la economía grancanaria pero indudablemente el mayor impacto ha sido en el sector turístico, que es el sector más importante de nuestra isla, y esto ha tenido un efecto de arrastre sobre el resto de los sectores económicos” y destinaba 842520 euros al Ayuntamiento de Teror para el Hotel Emblemático.

 

A mediados del pasado año, se anunciaba el inicio de la obra que, según nota de prensa, contaría con ocho habitaciones -una de ellas una suite de casi 54 metros cuadrados y siete dobles, restaurante y un solarium con chill-out en la cubierta. La inversión rondaría el millón de euros.

 

El 11 de julio de 2023 se publicaba anuncio de licitación en la Plataforma de Contratación del Sector Público, fijando plazo de presentación de oferta hasta el 31 de julio del mismo año. El 21 de julio de 2023 se presentaba por parte de la representación legal de la asociación de empresarios constructores y promotores de la provincia de Las Palmas, recurso de reposición contra el anuncio de licitación y el pliego de cláusulas administrativas particulares, solicitando la revisión de la clasificación empresarial requerida y la revisión de errores en la descripción del plazo de ejecución, así como en el criterio de adjudicación referido a “Libro del Edificio”. Mediante resolución nº 2023/0970 de 25 de julio de 2023 se acordaba suspender el procedimiento de contratación y por otra resolución nº 2023/1039 de 3 de agosto de 2023 se acordaba estimar el recurso, procediendo a la rectificación del pliego de cláusulas administrativas particulares y al levantamiento de la medida de suspensión del procedimiento de contratación. Nuevamente, el 3 de agosto de 2023 se publicaba anuncio de licitación en la Plataforma de Contratación del Sector Público, resultando que el 24 de agosto de 2023 presentaba su oferta la empresa TALLER DE CONSTRUCCION TMR, SA; que finalmente inició la obra en enero de este año.

 

[Img #15761]En la misma nota de prensa se anunciaba que “al tratarse de una rehabilitación de un edificio protegido, se mantendrán al máximo los materiales originales en fachadas, carpinterías y pavimentos, utilizando tarimas de madera en suelos, reutilizando al máximo las existentes, enfoscado y pintura lisa en paredes o trasdosados y falsos techos de paneles prefabricados de yeso y puertas interiores de madera barnizada, según el proyecto. Para la carpintería exterior se contempla la sustitución de las puertas y ventanas existentes, reproduciendo el mismo diseño en madera pintada blanco. A su vez, en la fachada se mantienen los elementos de cantería, que están en buen estado, así como las barandillas de hierro forjado en balcón y antepechos de ventanas…El hotel tendrá una zona de administración con recepción y cuarto de maletas; otras áreas comunes como el salón-comedor, bar-restaurante, sala de reuniones, una zona privada de huéspedes de ocho habitaciones dobles, con baño, de las cuales una es una suite y otra está adaptada para personas de movilidad reducida, y un solárium en la cubierta. Las zonas de servicio incluyen aseos, cocina, bar, oficios de planta, vestuarios y almacenes. La única condición puesta por la antigua dueña es que se conserve el despacho de su suegro, el exalcalde de Teror, José Hernández, que se mantiene en una de las habitaciones de la casa, con mobiliario de la época, fotografías, libros, documentos, pinturas y objetos personales. Estas pertenencias se reubicarán junto a la recepción, que contará con una zona de lectura y servicios como el acceso al wifi”

 

Ha sido casa en donde no se ha parado en casi siglo y medio de hacer ampliaciones, rehabilitaciones y obras de diversa índole. Espero que la intervención actual mantenga los elementos más importantes de su esencia patrimonial, con un profundo respeto al lugar donde se encuentra y a la historia que en la misma se ha desarrollado.

 

Las personas que curiosas se acercan a la obra comentan mucho y variado -cosa obligada en todas las obras- y dicen entre otras cosas que deben estar trabajando “de ajuste” porque vienen hasta los fines de semana.

 

Otro detalle más para añadir al hilo narrativo que enhebra el interés<ante y peculiar devenir secular de la Casa del Monumento.

 

José Luis Yánez Rodríguez

Cronista Oficial de Teror

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