Casas. Juan FERRERA GILLas casas de esta parte de la ciudad parecen casi encendidas en la mañana que se despierta con pachorra recurrente e isleña.
Aún la ciudad no se ha puesto del todo en marcha y ese abigarramiento de viviendas, convertidas en un rococó urbano propio y auténtico, habla de pasiones en las noches negras y de alegrías sobrevenidas con el nuevo amanecer. Parece que aún no se han puesto las calles y ya todo se pone en movimiento, aunque no se aprecie en la imagen. Pero se adivina.
Ya se sabe que imaginar cuesta poco y esas casas que parecen subir a la Montaña de Arucas son capaces de proyectar vida propia y única dentro de la normalidad más común, donde la brillantez y la autenticidad encuentran su acomodo.
Juan FERRERA GIL






























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