Sociedad

Vitalidad, ilusión y sacho: 103 años de Félix Molina Moreno (vídeo)

Lo que sabe ahora lo aprendió, una parte en la escuela y lo demás se lo enseñó su padre, sólo estuvo en la escuela dos años desde los 8 hasta los 10 años.

Isidro Gil - Antonio Valencia Martes, 27 de Febrero de 2024 Tiempo de lectura:
Foto de familiaFoto de familia

El pasado domingo día 25 de febrero Félix Molina Moreno vivió, celebró y disfrutó su cumpleaños soplando las velas de sus 103 años, rodeado de su familia, hijos, nietos y biznietos. Como vienen siendo habitual, primero en sus tierras en las medianías de Gáldar, en el paraje conocido como Hoya de Pineda. Allí se le suele ver con su amigo preferido “el sacho”, es su fiel compañero ya que le espanta del frío y le hace buena compañía para mantenerse activo y lleno de vivacidad, dando consejos a sus amigos y familiares sobre su experiencia vivida.

 

En la entrevista estuvo muy comedido en sus palabras, con un buen razonamiento para responder, con una buena memoria para recitar poesías y refranes.

 

Su alimentación se basa en tres comidas, desayuno, leche y gofio. El almuerzo es algo más fuerte con sus preferencias a las comidas de cuchara, pero de las carnes prefiere la de pollo al ser más sana, no merienda y la cena es la comida más floja para dormir mejor. Duerme desde las 9,00 de la noche hasta las seis de la mañana. La única medicina que toma es una pastillita cuando tiene ácido.

 

El lugar donde más frío ha pasado fue en el Lomo del Palo donde estuvo viviendo 18 meses, allí el frío es más “menú” cala más en el cuerpo.

 

Sus poesías las recita con buena entonación sin pausa y con clara memoria. Dudó un poco a la hora de nombrar a los nietos, pero luego hablando de cada hijo sí los acertó, la duda la solventó en los biznietos, pero aclaró que eran 7.

 

La vida de antes era mucho más dura que ahora, se caminaba más por necesidad para buscar la comida y el trabajo. Hacía rutas muy duras ir desde Hoya Pineda al Puerto Las Palmas.

 

Su buen recuerdo fue la escuela y la guerra, cuando él tenía 15 años, sus hermanos mayores fueron a la guerra y él no fue. Lo que sabe ahora lo aprendió, una parte en la escuela y lo demás se lo enseñó su padre, sólo estuvo en la escuela dos años desde los 8 hasta los 10 años.

 

Tiene dos momentos para dormir por la tarde 2 horitas de 4 a 6 y por la noche unas 9 horas, no toma medicamento “ni para dormir ni para no dormir”. Dice “lo malo es no poder dormir”.

 

Gracias al sacho, que le ha dado mucha vida, es la medicina para dormir mejor, uno de sus mejores amigos en la vida.

 

Acaba una entrevista recitando una leyenda sobre el árbol “Oroval”.

 

Luego continuó la celebración, en un salón privado, con toda su familia, con sus descendientes y algunos amigos en una bonita fiesta donde sopló las velas de 103 años, amenizados por un grupo folclórico comandado por Rodrigo y sus amigos tocando el “cumpleaños feliz” y otras melodías canarias que se prolongó hasta las seis de la tarde.

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