Vuelven otra vez los comportamientos incívicos de los dueños de perros, que los sacan a pasear y dejan como regalos sus caquitas. Las dejan hasta en las mismas puertas de viviendas y siguen paseando como si la cosa no fuera con ellos. Al final, son los que no querían el regalo los que tienen que sacar mangueras para limpiar el acceso a sus viviendas, mientras que los dueños incívicos se van de rositas, un día sí y otro también.






























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