
En la crianza de los hijos, la disciplina es una parte crucial para guiar el comportamiento de los niños y ayudarles a crecer como individuos responsables y equilibrados.
Hay un mar de consejos y enfoques en un mundo donde la crianza de los hijos puede ser un desafío constante.
La disciplina positiva emerge como una alternativa que busca construir relaciones respetuosas y fomentar el crecimiento emocional de los niños. Pero, ¿qué es exactamente la disciplina positiva y cómo se diferencia de otros métodos disciplinarios?
La disciplina positiva es mucho más que una serie de reglas y consecuencias. Es un enfoque basado en el respeto mutuo, la comunicación efectiva y el entendimiento del desarrollo infantil. Fundamentada en la obra de destacados psicólogos como Alfred Adler y Rudolf Dreikurs, la disciplina positiva reconoce las necesidades emocionales de los niños y busca enseñarles habilidades para la vida en lugar de simplemente castigar comportamientos no deseados. Es un enfoque basado en la conexión emocional y el respeto mutuo entre padres e hijos.
Principios Fundamentales:
- Firmeza y amabilidad: La disciplina positiva no implica ser permisivo. Más bien, se trata de establecer límites claros y consistentes con amabilidad y empatía.
- Enfoque preventivo: Se centra en la prevención de problemas de comportamiento mediante el fortalecimiento de la conexión emocional y la anticipación de las necesidades de los niños.
- Enseñanza en vez de castigo: En lugar de castigar, se busca enseñar habilidades de resolución de problemas, manejo de emociones y toma de decisiones responsables. Los padres actúan como modelos a seguir, mostrando comportamientos deseables y resolviendo conflictos de manera constructiva.
- Respeto mutuo: la disciplina positiva reconoce la dignidad y el valor tanto de padres como de hijos, promoviendo un ambiente de respeto y colaboración en la familia.
- Solución de problemas colaborativa: Se alienta a los padres a involucrar a los niños en la resolución de problemas, fomentando su autonomía y habilidades para la resolución de conflictos. Esto les enseña a asumir la responsabilidad de sus acciones y a encontrar soluciones de manera colaborativa.
Lo que creemos que es la disciplina positiva pero NO es:
- Permisividad desmedida: La disciplina positiva no implica dejar que los niños hagan lo que quieran sin consecuencias. Aunque se centra en el respeto mutuo, establece límites claros y expectativas razonables.
- Evitar el conflicto a toda costa: Aunque se valora la comunicación respetuosa, la disciplina positiva no intenta evitar el conflicto, en lugar de eso, se enseña a los niños a manejarlo de manera constructiva.
- Castigo y recompensa: A diferencia de los enfoques basados en el castigo y la recompensa, la disciplina positiva se centra en enseñar a los niños el razonamiento moral y la autorregulación. No se basa en la manipulación a través de premios y castigos externos.
Poner en práctica la Disciplina positiva en casa, en nuestro día a día, tiene múltiples beneficios.
Mejora el vínculo familiar, a través de la comunicación abierta, el respeto y la empatía; Desarrolla habilidades sociales (enseñando a los niños a resolver problemas de manera constructiva y a manejar sus emociones. La Disciplina positiva les brinda herramientas para la vida); Fomenta la autoestima y la autoconfianza (al recibir un trato respetuoso y amoroso, los niños desarrollan una imagen positiva de sí mismos y confían en sus capacidades); Promueve la responsabilidad (al involucrarlos en la toma de decisiones los ayuda a desarrollar un sentido de responsabilidad personal)
En resumen, la disciplina positiva es un enfoque de crianza basado en el respeto mutuo, la comunicación efectiva y la enseñanza de habilidades para la vida. A través de la conexión emocional, la enseñanza de habilidades y la resolución colaborativa de problemas, los padres pueden guiar a sus hijos hacia un desarrollo integral y una relación sólida basada en el amor y la comprensión.
“La disciplina positiva es más que enseñar a nuestros hijos a comportarse; es enseñarles a ser seres humanos compasivos y resilientes. Es sembrar semillas para un mundo más empático y amoroso”
Harídian Suárez.
Educadora de Disciplina positiva para las familias






























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