
Con prólogo de Joaquín Artiles; portada y guardas de Plácido Fleitas; viñetas de Antonio de la Nuez y edición de la imprenta Alzola salía a la luz pública hace 75 años el primer libro del periodista Ignacio Quintana Marrero, que nació en Teror el 25 de mayo de 1909, hijo de Francisco Quintana y de su segunda mujer, Felisa Marrero.
La acendrada espiritualidad familiar y el ambiente que rodearon su andadura vital los primeros años, lo condujeron, como a otros muchos jóvenes de los campos canarios, a las aulas del Seminario, pero “retornó al siglo” y a la Villa al cabo de algún tiempo, tal como escribiera Joaquín Artiles en el prólogo al Breviario Lírico “enfermo de poesía y, tal vez, enfermo también de amor”
De la enfermedad física, sanó. La enfermedad del alma; el afecto sensible, profundo, hacia la poesía, la familia, el trabajo le duró toda la vida.
Del afecto hacia su tierra natal y la Virgen del Pino nacieron infinidad de actuaciones que conllevaron desde el aumento y mejora de las Fiestas del Pino; pregonero en 1948 y en 1964; gestiones para la construcción del Instituto y el arreglo de la carretera de San José del Álamo; el Himno Popular de 1955, sus libros y poemas, etc.
De la querencia profunda hacia la literatura, sus muchas obras: Arpa de las Islas, La Virgen del Pino en la Historia de Gran Canaria,…
Y del intenso amor hacia su esposa Margarita Carlo Quevedo y sus hijos, surgió una familia que ha prolongado su herencia de valores, respeto, trabajo y afecto hasta más de un siglo después de su nacimiento.
Por algo, el libro con el que aprendí a leer poesía lo dedicó a “Gloria, Ignacio Xavier, Margarita Dolores, María del Pino, Francisco José. Los cinco mejores versos de mi lírica mejor”
Una expresión tan hermosa que sólo podía surgir de un corazón, a la vez sensible y fuerte, como fue el de Ignacio Quintana Marrero.
Tengo el Breviario, lo he degustado y paladeado muchas veces; y tengo y el volumen mecanografiado que le antecedió y donde el poeta recopiló todos sus poemas de 1932 a 1945.
Pino Quintana, su hija y mi amiga, me confirmó hace años que su madre era quien los escribía a máquina y que las correcciones previas a su publicación son de la mano de ella quien, con toda seguridad, corregía mientras se los leía a su marido.
PRIMER PREGONERO DEL PINO
En la tarde del 5 de septiembre de 1948, a través de Radio Las Palmas, Ignacio Quintana pronunciaba el primer pregón anunciador de las Fiestas del Pino, EN CUYO ENCARGO VOLVERÍA A REPETIR HACE SESENTA AÑOS
La Delegación Provincial de Educación Popular en colaboración con el Iltre. Ayuntamiento de la Villa de Teror habían decidido iniciar esta costumbre “en su deseo de dar mayor realce y difusión a la tradicional solemnidad de Nuestra Señora del Pino, Patrona de la Diócesis de Canarias, festividad enraizada en lo más íntimo del alma popular”
PREGÓN 1964 (FRAGMENTO)
“Cantan las gargantas de la noche de los fuegos del Pino. Y de la torre amarilla a la Cruz Verde hay tal corriente de simpatía que si presos de este pensamiento pasamos por allí, nos quemamos de puro fervor antiguo.
Ya el camino que conduce a Teror se va haciendo chico porque chica se va haciendo la distancia.
Los pueblos peregrinos se van asomando a las montañas que ellos zigzaguean como pájaros. Desde lo alto de los caminos miran hacia el valle donde está dormido el pueblo de la Virgen; y ven como una lumbrarada magnífica que abrillanta la noche. Como si una almenara del monte de los pastores volara al valle para hacer su nido.
Y los ojos de los romeros, asombrados, se paran para ver el milagro de fuego que ha parido el pueblo y el poeta porque es romero, hace estallar a su garganta
¿Qué es aquello que relumbra
en la plaza de Teror?
Nuestra Señora del Pino
que relumbra más que el Sol”
EL HIMNO DE LA PATRONA
El himno llamado “Popular”, fue compuesto en 1955 para celebrar el cincuentenario de la Coronación Canónica de la Virgen.
Ignacio Quintana escribió su letra y el director de la Banda del Regimiento Militar de Infantería de Las Palmas José Moya Guillén puso la música.
Aunque de posterior implantación al de 1914, también ha conseguido calar muy hondo, y se interpreta muchas veces intercalado con el anterior:
“Reina sonriente, madre del amor,
eres, oh dulce, oh pía, oh clemente,
de la canaria gente
la torre del fervor.
Tú eres la esperanza del pueblo canario,
firme sobre el árbol de eterno verdor…
Eres Tú la que vio de un santuario
de dragos y pinos nacer a Teror”
En la exposición que sobre la vida y obra se realizó en Teror con motivo del centenario de su nacimiento, se descubrió una anotación autógrafa con el primer texto que escribió para el estribillo y que el obispo Pildain no le obligó, pero sí le insinuó modificar.
“Reina de frente, madre de perfil,
eres, oh dulce, oh pía, oh clemente,
de la canaria gente
la torre de marfil”
MI PRIMER LIBRO DE POESÍA
Comencé a estudiar en la escuela de El Palmar en septiembre de 1966, con 6 años de edad y más limpio de saberes académicos que una tabla.
Hasta entonces había vivido feliz, aprendiendo cosas de campo y tradición que aún hoy me sirven para mis escritos.
Tres meses después sabía leer y escribir como un doctor en filosofía. Tamaña proeza debía premiarse de alguna manera, y en una visita solemne de las que acostumbraba a hacer la inspectora María Paz Sáenz, después de hablar en voz baja con mi maestro me ordenó subir a una mesa y pronunció unas palabras que debieron ser grandilocuentes pero que recuerdo aterradoras, y puso en mis manos infantiles un libro, el primer libro que excepción hecha de “Parvulitos” era realmente mío.
El libro era “Alma Serena” de Ignacio Quintana y durante meses fue mi diversión preferida repetir una y otra vez aquellos versos que tan musicalmente sonaban y que, con emoción contenida, leía a todo el que quisiera escucharme. Puedo decir, con orgullo, que aprendí a leer con aquel libro que aún conservo, y que brotó del buen hacer y de la sensibilidad de un sabio terorense.
EL ”BREVIARIO LÍRICO” (1949) (OPINIONES). IGNACIO QUINTANA, POETA HUMANO
GABRIEL DE ARMAS
Un libro de versos es algo que se presenta siempre en tono sugestivo y preferente. Sobre todo, para aquellos que, bien o mal, alguna vez en nuestra vida, hemos versificado. Sugestivamente, por tanto, llega a nuestras manos, con alarde de perfección editorial, pulcro, limpio, sonoro, con gravedad de sinfonía, ampliamente orquestal, porque todo él es música, este “Breviario Lírico”… donde el alma del poeta, epinicio de entusiasmo, se vierte mesuradamente en los eternos moldes. Y se convierte, a su vez; en forma que da vida y contextura a su ser poético. Porque Ignacio es un versificador a lo clásico, aunque su estilo diáfano cristalice en lo moderno.
AL MARGEN DEL LIBRO BREVIARIO LÍRICO
JORDE
Ignacio Quintana versifica contemporáneos, aunque sin perder su acento personal, su voz lirica.
Trátase de un poeta optimista que a veces pretende pasar por pesimista y fácilmente se descubre el disfraz que carita románticamente cosas, también románticas, de la vida y la naturaleza.
Rodea el libro una atmósfera eclesiástica, una oda a los salmos bíblicos. Son frutos originales de la inspiración del poeta canario.
Canta a la noche:
“El alma., muda y estática, en las noches de misterio”
Canta al ciprés, por cuyo árbol tiene predilección:
“Mensajero de la paz, la esperanza y el consuelo”
Canta el dolor, aunque parece que todavía no ha sentido profundamente su espíritu, lo que llama la “fuerte cadena de la opresión dolorosa”.
El Salmo del viento es un hermoso poema:
“Cada árbol transporta su lírica ofrenda”
Canta a la mañana, al agua, al lucero:
“Mañanita de invierno, clara como el agua fresca"
COMENTARIO AL BREVIARIO LÍRICO
LUIS BENÍTEZ INGLOTT
“Torres de Dios” llamó Rubén Darío a los poetas, y ahora Ignacio Quintana, con su “Breviario Lírico”, se alza también a los cielos significándose en el ex-libris con la torre gótica de Teror y bajo el lema "Ignis qui manet": el fuego que queda.
¿Y de cuando queda este fuego? ¿De qué hoguera, de qué incendio conserva el poeta esas brasas? Indudablemente se trata de su ardorosidad de mozo, cuando fortalecido con su fe, “ardía «u corazón tranquilo” (viene bien aquí la cita del hermoso verso de Verhaeren) en las inquietudes religiosas y sacerdotales.
Pero cantando, como Ignacio Quintana dice, “la flor, la estrella, el amor, la luz”, y además la noche, y el viento, y la fuente, y el océano y el árbol y el fuego, el espíritu se le llenó de melodías cósmicas, y fue sobre todo un hombre de carne y alma que se entregaba apasionadamente a la naturaleza con todas sus cuerdas sensibles vibrando al par de la armonía del mundo.
Allá quedaron, reservados para el descanso de las amarguras y para combatir el agotamiento producido por la vida, el silencio y la paz del templo, la serenidad y el recogimiento en esos instantes en que el órgano de la Iglesia acompaña las antífonas y por las altas vidrieras de colores entran los rayos del sol. Quedó allá el sosiego de la Basílica de Teror, y en él guardó celosamente Ignacio Quintana ese rescoldo de su tranquilo corazón.
NI FILIAS NI FOBIAS
JOAQUÍN ARTILES
Cada vez que aparece un libro como éste de Ignacio Quintana, con sindéresis j fon pálpito cordial, con cerebro y con corazón, y vibrante de ritmos y de metáforas, los lectores respiran a pulmón lleno y piensan con razón ¡Todavía hay poetas!
LEYENDO EL BREVIARIO LÍRICO'
MARÍA PAZ SÁENZ TEJERA DE LA CONCHA
Como la pintura es la categoría de la luz, por consecuencia sus versos son luminosos. Son, además, emotivos. Y cuando un verso, una pincelada, una melodía -como ha dicho Ortega y Gasset- dejan caer de súbito sobre nuestra fantasía toda su carga de emociones, nos proporcionan un placer estético. Por ello su poesía es grata.
En su Salmo al pueblo rima y colorea:
“Policromas estampas de belenes roqueñas
son los barrios dormidos en la paz del lugar
El Rincón, Las Rosadas,
El Álamo y Las Peñas
y sobre todos ellos Osorios y El Palmar"
DISCRETEO SOBRE LA POESÍA Y NUESTROS LIBROS DE POETAS
LUIS DORESTE SILVA
Viejos y nuevos libros. Nuestros libros de poesías. Y ¿de grandes poetas? Confirmadamente. A cada cosa, como a cada cual, hemos de llamarlo por su nombre. Y con desprecio a cualquiera imputación de petulancia, si ello es menester. Existe una vieja escuela y una nueva escuela de poetas canarios. Por una poesía que se hace insobornable. Rica, y en auge la pléyade lírica; en un sentimiento de unidad y de libertad, a la vez…El Breviario Lírico de Ignacio Quintana es expresión de nuestra grande y mejor poesía. Con dicción y lírica personal. Libro de horas, de ensoñación litúrgica por su forma y fondo. Donde la poesía se unge del amor a Dios, al lar, a la familia, a la patria, en un prolongado salmo de fe, de alegría y esperanza.
BREVIARIO LÍRICO
MARÍA ROSA ALONSO
Para los que sólo sabíamos de la continua y eficiente labor -a veces heroica- de Ignacio Quintana, de sus dotes de ágil periodista, dudamos, al emitir la opinión, de si estos versos de su Breviario lírico son el violín de Ingres del periodista, o si en el periodismo de Quintana el poeta vierte su esencial ser poético.
Con el formalismo litúrgico de un exacto Libro de horas fluye el rezo lírico desde maitines a completas. Impresiona la sinceridad de Quintana, que prefiere la integridad de su sentimiento en la página, antes que la adecuación a la hora poética formal de los días en que él escribe. Si exceptuamos el primer Juan Ramón y menos alguna etapa de Alberti y Lorca, la poesía de Quintana no es la poesía de su generación. De corte modernista, concretamente rubeniano a veces, Quintana ha escogido en esta escuela su expresión poética, de la que no están ausentes los clásicos latinos. Poesía jugosa, emocionada, en la que la esperanza y una ferviente fe religiosa llena la mayoría de las estrofas, algunas de las cuales llevan la herida negativa de una desilusión, de una angustia o de un dolor, que la vida jamás niega a los hombres.
Confieso que, sobre la composición larga, reforzada en ocasiones con la voz culta dentro de la costumbre de la escuela modernista: hetiquez, reciumbre, turíbulo, solertes, escintilante, eucologio, himnodia, etc., que restan al verso lírica frescura, prefiero la composición de verso corto, en el que logra el poeta primores de esta clase:
“Horas llenas de azul y plata
en que el alma no sabe siquiera
si es un beso de Dios la mañana
o es una quimera”
O de ésta:
“Mi alma es agua en remanso
en cuyas blancas espaldas
cabalga el cuerpo difunto
de una rosa deshojada”
En el grato paisaje de su Teror nativo ha nacido este lírico libro de las horas poéticas de Quintana. De mi paso por aquel trozo de la Gran Canaria recuerdo con admiración cómo el paisaje vegetal y el aire de la isla dejaban su señorío de paisaje mineral para construir el marco adecuado, armónico, perfecto, a la exquisita basílica, delicada hornacina toda ella, bombonera de arte preciosista y rococó, que envuelve y acuna las excelencias finas de su alta dueña nuestra Señora la Virgen del Pino.
El aire en Teror es incienso para su Virgen; la piedra se esconde bajo la maleza; el siena deja su paso al verde; el pino es altar y liturgia. A la sombra de estos primores se han construido sonetos tan hermosos como el Himno de la hora sexta, o los del Salmo de la paz; así los titulados En la paz de los senderos, Fuente de Grimón o Los dos conventos:
“Teror es un cenobio en cuyos muros
-cilicios de silencio- labra el alma
moradas de virtudes,
dulce calma de un sanatorio espiritual”
Traspasado de dolor, todavía conmueve el soneto a la pequeña Margarita, la hijita muerta al año escaso:
“Los cielos hondos de sus ojos
bebe en su cara azul-nieve mi deseo
y oigo constantemente el balbuceo
de un lenguaje de ensueño, fino y breve”
José Luis Yánez Rodríguez
Cronista Oficial de Teror
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