Iglesia. Juan FERRERA GIL
La escalera que conduce a la sacristía de la iglesia de Arucas no es una escalera cualquiera; además de su comodidad ofrece un punto de vista tan personal y único que se resiste a ser fotografiada: siempre aparece diluida, como acompañando a otras personas y eventos: pasa tan desapercibida que pensamos que si ése no era exactamente el deseo de los labrantes que contribuyeron a su eterna presencia.
Ya dijimos antes que no es una escalera cualquiera, aunque lo parezca: son sus escalones tan cómodos que parecen elevarse al cielo: subimos sin apenas percibirlo, como quien recorre un espacio llano y ligero. Y cuando descendemos es tal la suavidad que tampoco nos damos cuenta: debe ser el momento, aunque yo diría que esta escalera es mucho más de lo que representa.
Juan FERRERA GIL































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