
Alberto Hernández Rivero, con este cómic, ha tirado una piedra, ¡y van dos!, para que la confluencia entre niños y mayores logre consignar un punto de encuentro, natural y claro, alejado de interpretaciones erróneas y malintencionadas.
El autor-dibujante no solo ha dado rienda suelta a su imaginación contando, en apariencia, una aventura infantil, sino que ha dado un paso más: comprende el artista que el saber escuchar es una cualidad que no debería perderse y que resulta necesario recuperar y volver a colocar en su engranaje preciso, vital y social. Estamos convencidos de que Alberto Hernández no cuenta un hecho infantil únicamente, sino que, en medio de su imaginado mundo de personajes y ensoñaciones, de clara realización y puntos de vista más que adecuados y elaborados con infinita paciencia, intenta llegar a la orilla: su planteamiento va más allá de lo que parece a simple vista; por eso este cómic necesita “de varias lecturas”: en cada una de ellas llegamos a descubrir una mirada, un detalle, un gesto, que nos dice mucho más de lo que las palabras consiguen expresar.
Es Alberto Hernández Rivero una persona que tiene una mirada especial, acaso como tantos de sus amigos caricaturistas, capaz de imaginar los hechos más sencillos y cotidianos: sabe que en ellos está la esencia del ser humano y, sobre todo, su futuro. Así que este cómic no es una mirada al pasado, que también, sino una reflexión que debe confirmar nuestros actos cotidianos y alcanzar, así, momentos placenteros que supongan un avance en el incesante caminar.
Alberto Hernández Rivero, creador solvente y sincero, cuenta lo que quiere y lo que imagina en cada viñeta: detalles y gestos que no debemos olvidar ni obviar. Siempre el pasado regresa para movernos el presente y situarnos, después, en el lugar adecuado. Y que cada uno debe descubrir. Porque si una cosa tiene claro nuestro artista es que sabe respetar al lector, al que considera, y lo trata con clara inteligencia. Sabe que quien adquiere su obra accede a un mundo especial, casi perfecto, tan distinto al actual que precisamente por eso lo ha concebido, diseñado y trazado: para demostrarse a sí m mismo que vale la pena leer y mirar este cómic, que dispone de la capacidad de enseñarnos mucho más de lo que en principio dice.
Isaco, el niño protagonista, no solo se va conformando en la prodigiosa imaginación de Alberto Hernández Rivero, sino que también llega a sus lectores, que intuyen perfectamente que la historia completa aún no se ha esbozado del todo. Es una mirada amplia la de este artista, que se detiene en pequeñas aventuras que dan vida plena y auténtica a Isaco: la configuración de un futuro desde el pasado prehispánico.
Nosotros, que desconocemos el mundo de los dibujos y sus comentarios, sí les podemos asegurar, en cambio, como uno más de los lectores no experimentados, que hemos tenido que acercarnos varias veces a sus viñetas y descubrir lo que en un primer momento se nos había pasado, más que nada por impaciencia manifiesta y falsas prisas sobrevenidas, que nos hemos percatado de toda una serie amplia de detalles que sirven para conformar una vida plena.
Desconocemos si Alberto Hernández Rivero ha consolidado un personaje y, sobre todo, una manera de ver, (¡creemos que sí!), pero, modestamente, les podemos decir que este cómic vale la pena, y eso, en estos tiempos tan llenos de faltas de ortografía, resulta muy significativo.
La historia nos deja esperando, como si su creador supiera lo que viene después y aún no ha contado. Isaco es una aventura que lleva implícita su verdadera razón de ser; por eso lo recomendamos encarecidamente: su bella factura y el relato mismo se suman perfectamente a las de este pueblo nuestro: ¿por qué no pudo ser así la Historia?
Sincera y modestamente creemos que no deberían perdérselo. Ya solo nos falta leer el primer tomo de Isaco y participar alegremente de la dosificación de la historia y de la Historia. No sé si me explico.
Enhorabuena!!
(*) Alberto Hernández Rivero, Isaco y sus aventuras,
Tibicena Publicaciones, Ayuntamiento de Santa Lucía y
Cabildo de Gran Canaria, 2023.































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