El monstruo de colores y Portugal

(Incongruencias del sistema educativo)
Mi hijo acaba de cumplir 3 años. Es de los más pequeñitos de su clase y acaba de aprender a reconocer y “dibujar” su inicial (la va buscando minuciosamente en cada palabra que ve y se enorgullece inmensamente cuando la detecta). Pues parece ser que no es un gran logro para su edad, puesto que en su cole le han mandado como tarea (sí, ya empiezan con deberes) elegir un país y hacer un mural en torno a eso (eh??). Bueno, realmente no se lo han mandado a mi hijo, me lo han mandado a mí, porque mi hijo no sabe lo que significa país, ni isla, ni pueblo, ni tiene concepto espacial, ni su cerebro tiene el desarrollo suficiente como para entender que existen otros lugares que no sean su casa, la casa de sus abuelos, el súper, el cole y el parque. Para él no hay más.
Me pregunto si desde el cole consideran que los niños tienen altas capacidades (que las tienen, pero no a ese nivel), o si creen que los padres/madres deben aprender sobre otras culturas, o si simplemente, no están teniendo en cuenta la edad, el desarrollo y las necesidades de los niños.
Total que mi hijo (yo) eligió Portugal. Le enseñé en el mapa donde estaba. Le dije “mira cariño, nosotros vivimos aquí (señalé Gran Canaria) y esto es Portugal (señalando Portugal)” y mi hijo, dentro de su lógica espacial y desarrollo neuronal me dijo “no mamá, nosotros vivimos en casa, no ahí”. Pura lógica.
Creo que se han saltado un par de pasos, pero bueno, en el cole se está trabajando la vuelta al mundo y si hay que aprender de Portugal, pues se aprende. Total que yo pensé “por lo menos vamos a hacer un mural en el que él pueda colaborar y entender mínimamente lo que allí reflejamos”, porque olvidé decir que después debía exponerlo en clase (mi hijo, q acaba de aprender a sacar 3 dedos para mostrarte la edad que tiene). Pues eso intenté. Quise que ayudara a elegir una imagen que representara a Portugal, pero la elegí yo, le imprimí un tranvía típico para que lo pintara y le puse un fado en el youtube. Le dije “cariño, cuando te toque explicar tu mural dices que en Portugal hay tranvías y se canta fado. Punto”. Mi hijo no entendió absolutamente nada, yo tampoco entendía por qué le tenía que estar hablando de fados y para qué le servía. En fin, nuestro mural era de lo más sencillo y cutre, y aun así, estaba claro que era imposible que lo hubiera hecho un niño de 3 años (por lo menos no un niño con un desarrollo cognitivo acorde a su edad).
Nunca supe lo que pasó, nos devolvieron semanas más tarde los murales y unas fotos con los niños (cada uno con “su trabajo”). Mi sorpresa fue cuando vi los trabajos de sus compañeros: fotomontajes, explicaciones más que detalladas de la cultura, banderas, idioma, gastronomía…. ¿en serio eso lo hizo un niño de 3 años? Creo que superaba el nivel de un niño de 10.
Pienso en mi hijo (tímido hasta la médula) enfrente de sus compañeros, con un cartel que no tiene ni idea lo que es y su maestra preguntándole sobre lo que supuestamente él mismo hizo. ¿cómo se habrá sentido? Yo me he enfrentado muchas veces a hablar o exponer en público, y sé, que cuando no manejas el tema, lo que sientes es miedo, inseguridad, frustración y hasta vergüenza. Lo mismo que habrá sentido mi hijo, aún sin saber todavía identificar sus emociones y ponerles nombre.
Soy defensora absoluta de que en los centros educativos no se debe sólo enseñar contenidos teóricos, sino que los centros son espacios para aprender, desarrollar y poner en práctica las habilidades y competencias sociales y emocionales que nos guiarán a lo largo de nuestra vida. Es el escenario donde las ponemos en práctica con nuestros iguales. Parece ser que la Consejería de Educación también está por la labor y por eso, ha entregado a cada centro educativo, un pack completo de materiales para trabajar las emociones (el cuento del monstruo de colores, peluches, los botes de la calma…) ¡qué maravilla! ¡qué gran idea! Por fin se tiene en cuenta el desarrollo emocional de los más pequeños. El único inconveniente es que hay docentes (por suerte no serán todos) que les leen el cuento del monstruo de las emociones, le preguntan al niño cómo se siente, etc, pero si llora por lo que sea, le dice…”no llores, q no fue nada”; si sintió frustración o vergüenza,le dice…”desde luego…pareces un bebé” y les ponen en situaciones como la que describí anteriormente en la que no favorecen para nada lo que ellos mismos proclaman por otro lado.
En fin…que por un lado estamos en pañales en cuanto al desarrollo y acompañamiento emocional de los peques en los centro educativos, pero por otro, creemos que están preparados para conocer o entender determinada teoría a todas luces muy compleja para su edad.
Incongruencias del sistema educativo que quiere, pero no sabe cómo.






























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