Manuel Domínguez. Foto: Juan FERRERA GILAcabo de recibir el enésimo vídeo de Manuel Domínguez, cineasta aruquense que ha filmado la historia más reciente de la ciudad en los últimos cincuenta años, entre otras actividades cinematográficas, dedicado a La Plaza de Arucas: su significado, historia y evolución.
“Nos vemos en la Plaza” es algo más que una simple expresión de imágenes variadas: es, acaso, la característica de un pueblo que ha vivido y luchado y que, además, ha sabido reírse de sí mismo: lo que demuestra su sana evolución, dentro de su buena salud, y su tranquilo conocimiento de una realidad que ha ido cambiando con el paso del tiempo. Como debe ser.
Es Manuel Domínguez una persona apacible, sosegada y educada que hizo de la misma Educación su proyecto de vida laboral y, desde su recurrente pasión por el cine, nos ha ido regalando diversas estampas de la ciudad en otros tantos momentos. Está claro que cada uno es de su época y eso no hay quien lo niegue; sin embargo, su buen hacer ha ido adaptándose a las nuevas tecnologías y, gracias a su constancia y empeño, podemos ver, y apreciar, la vida interior de una ciudad y de un tiempo que se ha desvanecido como un azucarillo en el café. Todavía no sé por qué Manolo Domínguez no ha sido elegido para otros menesteres en el municipio: si alguien se lo merece es él: testigo fiel de toda una época de la ciudad que atesora paisaje y paisanaje que, debidamente mezclados, presentan una amplia estampa de las vivencias de un tiempo que ya pasó y que cada mañana parece renovarse.
Sigue fiel a su cámara Manuel Domínguez, donde va tomando imágenes a la vez que solicita permiso para dejar constancia de que la posteridad, eternamente presente, es una manera de vivir y sentir, y que siempre llega: el pasado regresa recurrentemente. Es de trato agradable y que, además, sabe escuchar. Y eso, en los tiempos tan líquidos que corren, es una garantía de que su persona no solo es valiosa, que también, sino que, al regalarnos unas imágenes que creíamos perdidas, nos ofrece lo que mejor sabe hacer: reconstruir el pasado al tiempo que las personas que conocimos un día regresan para indicarnos que la vida es un regalo. Y de regalos Manuel Domínguez sabe un rato largo. Conocedor de la idiosincrasia de su gente, dosifica, de manera inteligente, su presencia, de tal manera que sus imágenes van dando vueltas y vueltas en este mundo virtual en el que nos encontramos. Aunque no dispongamos de redes sociales, el teléfono móvil cumple la función de proyectar y editar unos vídeos que se han convertido en auténticos relatos históricos de determinadas presencias y actividades que un día significaron. Y significaron mucho.
Así que dentro de poco otro vídeo se nos hará efectivo en la pequeña pantalla y nos dejará Manuel Domínguez con la mirada perdida en los celajes y en la línea del horizonte, delimitada por el Lomo Jurgón y la Montaña de Riquiánez, que, además, nos ralentizará y nos hará comprender el valor de unas imágenes eternas que regresan recurrentemente a nuestra novelera mirada. Y todo ello sin buscarlas, que es lo mejor: nunca los vídeos resultan enviados por su autor, siempre lo hace una tercera persona.
Por último, la generosidad extrema de Manuel Domínguez Caballero, característica real de la casa, de su casa, no solo es algo inherente a su persona, sino que también consigue detenernos y pararnos en este mundo tan inmediato y voraz.
Ojalá que nunca las mañas pierda!!
Juan FERRERA GIL
































Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.3