
“La vida pasa en el parque renovado una y mil veces; ahora resulta más pequeño y estrecho con el ritmo que impone la mirada tranquila. El banco sigue silencioso y la terraza dormida de la cafetería, que aún no ha retirado las sábanas de la noche, continúa preparando su trajín diario, renovado y turístico, como un acto cotidiano recurrente.
Ya pocos lugareños se identifican con el lugar: es tan turístico que forma parte del Parque Temático en que se ha ido convirtiendo la ciudad, que antes vibraba con el mar y sus pescadores, donde la vida se verificaba al ritmo de las mareas y donde los aspavientos marcaban los tiempos justos y necesarios.
Hoy todo es distinto, aunque las fiestas patronales se empeñen en evocar una existencia que ya no existe. Aquí me sentaba, y me siento, con los amigos que ya no vienen o no pueden venir; sin embargo, a pesar de esta muleta tan imprescindible en los penúltimos tiempos, necesito tanto mirar que no quiero que la vida se me vaya de las manos. Otra cosa es que lo llegue a conseguir.”
Juan FERRERA GIL
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