
Cuando se acerca la noche, se va apagando la vitalidad del día, con las charlas de la mañana en torno a un café en una de las terrazas, los juegos infantiles en los parques o la merienda con churros que anima la tarde.
La actividad diaria se va diluyendo cómo un azucarillo según se acerca la noche y es entonces, cuando el cielo oscurece, cuando los colores de la Navidad toman el casco galdense.
Cuando se apagan las voces, cuando la vida descansa por unas horas, Gáldar se siente profunda, evocadora.
Cámara en mano se hace el recorrido, respirando el frescor del ambiente que alivia el sentido.
Se observa el juego de luces con deleite y la magia se siente en las calles con los cambios de colores que se asemejan a un río de vivacidad que desemboca en el sosiego.
Se embelesa la mirada fotográfica con el decorado dinámico que fluye en la sinfonía de colores entre los que no faltan amarillos, azules, verdes, malvas, rojos, que relucen pletóricos, expandiendo en la madrugada la ilusión de la Navidad.
Las luces ocultan las sombras, mientras que el agua de la fuente de la plaza se vuelve colorida en los reflejos, avivando las esperanza que la lluvia llegue para hacer correr los barrancos.
Y como si fuera un hermoso adorno navideño, se mimetiza la luna llena, mientras las luces siguen jugando sin querer que llegue el amanecer.
01 Galería fotográfica en este enlace
(/\/\ągaraļvą.z)
02 Galería fotográfica en este enlace
(Infonortedigital)
































Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.120