A la derecha de la imagen Julianita con una de sus hijas.Juliana María Suárez Vega, 'Julianita' (1915-2002) dedicó toda su vida al distinguido arte de la alfarería como medio de vida para ella y su familia. Se casó siendo joven aún con José Santiago Suárez, donde vivieron en una Cueva en Hoya Pineda. Sus tres hijas, Juana, Rafaela y Josefa, aprendieron el oficio de su madre, con la que Rafaela estuvo trabajando hasta hace unos años. Julianita fue maestra artesana de muchas generaciones de ceramistas del archipiélago canario, entre ellos Nicolás Godoy, Juanita Ramos o Juan Sosa y mantuvo un vínculo especial con el artista Antonio Padrón, a quién trasmitió sus saberes en técnicas y materiales.
Cabe resaltar, que en los años 70 del pasado siglo XX Julianita produjo gran cantidad de loza de muy buena calidad, además de desarrollar una gran labor didáctica por ferias, fiestas, colegios y en su propia cueva alfar.
La actividad locera se desarrolló históricamente en una amplia zona con diversas denominaciones: Hoya del Bardo, Hoya del Guanche, La Majadilla y Cuevas del Bujo, el ayuntamiento de Guía mediante la Fundación Néstor Álamo adquirió las cuevas alfares donde Julianita producía la loza, en el año 2010.
En el año 2000, en una de sus últimas apariciones en medios de comunicación, más concretamente en el programa más longevo de la televisión española en Canarias “Tenderete”, el cual fue grabado en Gáldar en la Plaza de Santiago en noviembre del año 2000, ya Julianita dejo entrever el devenir de este oficio artesanal, también comentó a principios de este nuevo milenio, que ya no había quien fuese a buscar el barro, de ahí que cada vez fuese más complejo realizar la loza.
La alfarería es uno de los oficios más antiguos de la humanidad y a pesar de la evolución que ha experimentado a lo largo de los siglos, aún quedan lugares en los que se mantiene la técnica de elaboración ancestral: levantar las piezas a mano y sin ayuda de torno. Canarias es, en este sentido, uno de los territorios donde ha pervivido este procedimiento antiguo. La isla de Gran Canaria mantuvo hasta fechas recientes, tres centros loceros antiguos: Lugarejos, en Artenara; La Atalaya de Santa Brígida; y el pago de Hoya Pineda. Una profesión en la que se solía dividir las tareas, tal y como lo comentaba Julianita: «mientras las mujeres cocinaban el barro, los hombres iban en busca de los materiales que necesitaban para su elaboración (barro, arena., leña, etcétera)». Un trabajo que casi nunca era remunerado con dinero sino en especies o alimentos que necesitaban para comer.































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