Visto lo visto, sólo puede sosegar a la derecha, su vuelta al poder
La amnistía, como ya hemos dejado plasmado en el artículo anterior, es solo la excusa; ya que, a mi modo de ver, lo que realmente trae de cabeza a la derecha, es la impotencia, por no poder acceder a regir los destinos de este país, por obra y gracia de la mayoría social formada, que ha sustentado al gobierno en la legislatura anterior y lo sustenta en la actual, con una formación política más (Junts).
Los malos augurios sobre el hundimiento, la descomposición y la ruina de España que desde la moción de censura, contra el partido que gobernaba entonces, venían pronosticando los políticos de la derecha, de la ultraderecha y los periódicos afines(que no son pocos), no se han dado, para nada; más bien ha sido todo lo contrario, en tanto que, los datos económicos, los avances sociales en toda España y la distensión en Cataluña, no han hecho más que confirmar todo lo contrario; y por esa razón, entre otras, el actual presidente, goza de buen prestigio y notoriedad, más allá de nuestro país; donde nadie, con buen juicio, comparte el diagnóstico de sus adversarios políticos de la derecha y ultraderecha española, sobre su personalidad y sus intenciones.
Creo que, en lo único que le asiste la razón a las derechas, sobre la amnistía, es en el hecho de que el presidente la impulsara, porque tenía necesidad de los votos de los partidos independentistas catalanes para renovar su cargo; y también creo, que aunque no los hubiese necesitado, lo hubiera hecho igualmente, ante la perspectiva de la celebración de decenas de juicios a políticos catalanes independentistas de segunda línea, con el único fin, de tratar de evitar, la posibilidad de resurgimiento del conflicto catalán.
Yo soy de los que piensan, que si la amnistía, nos lleva a la reconciliación con los catalanes, valdría la pena; pero lo malo sería, que no tuviera los efectos benéficos que la izquierda espera y que Puigdemont vuelva a las andadas. Pero, no obstante, cuando hablo de reconciliación, salvando para ello, entre otras cosas, los escollos judiciales que están por llegar, no quiero decir, que se vaya a resolver el problema del encaje de Cataluña en España, no; de ninguna manera, porque está muy enraizado; pero sí, sosegarse; y, sí regresar a los cauces de la institucionalidad, de los que nunca debió salirse.
Si la amnistía llegara a aprobarse y, como cabe esperar, contribuye decisivamente, a la normalización política, social e institucional de Cataluña, con el compromiso del independentismo de respetar la legalidad, y suponiendo que se diera la circunstancia, de que el presidente, se viera obligado a adelantar las elecciones, yo me atrevería a decir, que es poco probable, que la derecha, de obtener la mayoría necesaria para gobernar, optara por su derogación, porque correría, a mi juicio, el riesgo innecesario de incendiar a una Cataluña pacificada.
Me hace pensar, que en el supuesto caso, de que la amnistía, llegue a materializarse y salve el escollo del Tribunal Constitucional y de los jueces, auguro, que pasará lo mismo, que con los indultos, la ley del divorcio, la ley del aborto, la ley de la eutanasia, la ley del tabaco, etc.; en la que, si no recuerdo mal, su tramitación no fue precisamente de lo más pacífica que podía darse; sino, más bien, todo lo contrario; pero que, una vez aprobadas, el principal partido de la oposición, se limitó a acatarlas con toda naturalidad, sin atreverse, cuando se le presentó la oportunidad, a derogar aquello, que tan insoportable le resultaba en el pasado.
Tal, y como yo lo he visto, lo único que, de verdad, puede apaciguar a la derecha, es volver al poder; lo que de verdad la exalta, es no tenerlo.
Pero, en lo que a mí respecta, lo que más, echo de menos, es el papel de la oposición; y digo esto, porque me da a entender que, lo ha olvidado; en tanto que, su política, en mi opinión, se ha convertido en una práctica, inadecuada; a saber, yo entiendo, que la oposición debe buscar siempre, gobernar desde la colaboración y asumir la responsabilidad de disentir y de apoyar buscando el mayor bienestar para la población; aunque no esté en el poder; yo sé que la oposición necesita, hacerse oír, para debatir, criticar, denunciar, investigar, ilustrar a la opinión pública, mostrar cuál es su política alternativa y ejercer su derecho a convertirse en mayoría; pero también sé, que debe hacerse siempre, desde una crítica constructiva.
No olvidemos, que hay quien diga, que tan importante, es la actividad del partido en el poder, como la crítica constructiva del partido opositor; crítica, que no debe confundirse con la descalificación, el insulto, la especulación o la queja.
Para terminar, he de decir, que también, echo en falta, las propuestas concretas de esta oposición, para tratar de hacer frente a los desafíos que se presentan, al margen de la amnistía, y también, la crítica hacia si misma; porque de lo contrario, sería imposible de ver los males que juzga en los otros.
Juan Reyes González






























Mararía | Lunes, 27 de Noviembre de 2023 a las 18:08:03 horas
Todas las encuestas que se están publicando dan un avance muy notable al PP, incluida la de la catalana GESOP que clavó el resultado en 23J y hoy publica muchos periódicos. Casi un 70
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